Fueron a la guerra por el 11-S y ahora se preguntan si mereció la pena
- Los veteranos estadounidenses que combatieron en Afganistán han vivido la retirada con una mezcla de emociones
- Entrevistamos a Matthew Hoh, un marine que sacudió los cimientos del Pentágono al dimitir en protesta por la guerra
- Los mejores documentales sobre el 11-S, en RTVE Play
A muchos el 11-S les pilló recién cumplidos los 18 años, o con poco más de 20. Decidieron alistarse al ejército para defender su país de aquel monstruo que acababa de instalarse en el imaginario colectivo: el peligro de morir un día cualquiera, en suelo estadounidense, a manos de terroristas extranjeros que hablaban de 'guerra santa'. Estados Unidos llamó a la suya 'guerra contra el terror'. Muchos jóvenes de aquella generación acabaron combatiendo en Afganistán y en Irak.
Ahora, después de 20 años de guerra en Afganistán, esos veteranos han visto con una mezcla de emociones cómo, en cuanto las tropas estadounidenses se han replegado, los talibanes han vuelto a tomar el país. Algunos sienten alivio, porque ya no morirán más compañeros. Otros sienten dolor por los colaboradores afganos que se han quedado atrás y están en peligro. La mayoría sienten enfado y frustración.
Todos se hacen la misma pregunta: ¿Mereció la pena? Matthew Hoh contesta sin dudarlo: "No, claro que no. Claro que no. Por Dios, todo el sufrimiento de la gente... de los afganos... de los que fueron a luchar... Solo les salió rentable a los fabricantes de armas".
Irak fue un "infierno"
El 11 de septiembre de 2001 él tenía 20 años. Ya era marine. Estaba en un curso de formación, entrenándose para ser instructor de explosivos. "La clase que estábamos dando esa mañana era sobre cómo destruir un edificio. Menuda casualidad".
Con 23 años estaba en Irak, primero como civil, en un proyecto de reconstrucción, luego en misión de combate, al mando de una unidad de marines. "Es difícil describirlo sin que suene a cliché o sin que te acusen de exagerar, pero era un infierno absoluto. Los iraquíes te dirían 'mira, Sadam era terrible, pero al menos con él no me preocupaba de que a mis hijos los matase un coche bomba'. Y veías eso: gente destripada, veías un niño, de unos doce años, con las tripas colgando, y esa violencia la llevamos nosotros allí".
“Hoh: "Nuestra presencia en Afganistán ha hecho crecer la insurgencia" “
En 2009, Matthew estaba en Afganistán, esta vez con un puesto civil, como representante de Estados Unidos en una provincia. Entonces escribió una carta que sacudió los cimientos del Pentágono: su carta de dimisión. Renunciaba a su cargo en protesta por la guerra. Había llegado a la conclusión de que las dos guerras, Irak y Afganistán, eran iguales, que el único objetivo de Estados Unidos era la victoria militar y que eso no iba a ayudar a la gente.
"Nuestra presencia ha hecho crecer la inestabilidad y la insurgencia en la región", decía en la carta. "He observado que la mayoría de los insurgentes no luchan para defender la bandera blanca de los talibanes, sino que pelean contra las tropas extranjeras y los impuestos del gobierno de Kabul", "un gobierno impopular y corrupto".
Matthew cuenta que su carta la leyeron Barack Obama y la secretaria de estado, Hillary Clinton. Acabó en la portada del Washington Post. Dice que muchos opinaban como él, pero no lo decían en público, "y eso todavía me molesta a día de hoy".
Culpa, vergüenza, remordimiento y estrés postraumático
Ahora la casa de Matthew está llena de recuerdos de guerra y deseos de paz. Libros sobre Afganistán e Irak, pegatinas y chapas de asociaciones pacifistas... En una estantería, nos señala uno de los objetos que más emociones despiertan en él: un collar. Se lo regaló un adolescente iraquí, un chico de 15 años que lo trataba como a su hermano mayor. Matthew le enseñó a conducir. Hace años que no sabe nada de él y se tortura pensando si estará vivo.
En la misma estantería, un folleto del homenaje a uno de sus marines, John, que acaba de morir de sobredosis. Matthew no sabe si fue un accidente o un suicidio. En estos años ha visto muchos funerales. Y él mismo se vio al borde de la muerte. Cuando volvió de Irak la primera vez tenía estrés postraumático. "Ya sabes... No te puedes sentar de espaldas a la puerta. Es difícil establecer contacto visual con la gente. Siempre buscas el peligro. Si estás conduciendo y hay algo a un lado de la carretera te pones tenso porque crees que va a explotar. Un camión hace un ruido y crees que es un disparo. Te estremeces o intentas protegerte"
La segunda vez fue cuando todo se vino abajo para él, por "el sentimiento de culpa, de vergüenza, de remordimiento", por pensar que las mujeres iraquíes con las que hablaba podían estar muertas o violadas, por saber que los civiles no tenían donde esconderse de la violencia. "Es como cuando Lady Mcbeth no consigue limpiarse la sangre de sus manos, así nos sentimos los veteranos, no podemos volver y arreglar las cosas. Lo hecho, hecho está".
“Hoh: "Esta guerra podía haber terminado mucho antes"“
A Matthew le costó decir adiós a la guerra. Tenía pensamientos suicidas y se refugió en el alcohol. Al final decidió que si tenía que morir, mejor en el frente. Fue entonces cuando acabó en Afganistán. A los pocos meses, ya sobrio, se dio cuenta de que no podía seguir ahí. Envió su carta y empezó un tortuoso camino para recuperarse. Como él, miles de soldados han sufrido estrés postraumático y otras secuelas.
Sólo en Afganistán, en dos décadas, Estados Unidos desplegó 775.000 militares. Más de 2.400 murieron en combate. En el cementerio de Arlington, en la sección 60, destinada a los muertos de las últimas guerras, se quedaban sin sitio para enterrarlos. Ahora, al pasear entre las tumbas, se respira una extraña calma. De vez en cuando llega una persona con una silla plegable, una bebida, unas flores, y se sienta delante de una lápida, con la mirada perdida, a dejar pasar las horas.
Estos días Matthew piensa en una cosa: en que cuando estaba en Afganistán en 2009 "los talibanes se nos acercaron, a mis compañeros y a mí, y sus mediadores querían negociar. Esta guerra podía haber terminado mucho antes".
El 11-S, en RTVE Play
En RTVE Play encontrarás la colección especial '11-S: el atentado que cambió el mundo', una recopilación de los mejores documentales sobre el suceso que incluye cuatro estrenos en la plataforma: 11-S: El día que cambió el mundo, una narración exhaustiva de los acontecimientos que tuvieron lugar ese día; la serie documental de cuatro episodios Afganistán. La tierra herida, un análisis de seis décadas de historia afgana a través de los ojos de quienes estuvieron allí; La CIA contra Bin Laden, otra serie documental de dos episodios en los que la agencia de inteligencia estadounidense revela los secretos mejor guardados sobre la caza y captura de Bin Laden; y El negocio del terrorismo, un documental que expone los vínculos entre la inteligencia occidental y el ISI de Pakistán en la guerra contra el terrorismo islamista.
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