Khalil Haqqani, el ministro talibán encargado de los refugiados que se encuentra en busca y captura por EE.UU.
- Washington considera a la red Haqqani la culpable de los peores atentados suicidas en Kabul
- La comunidad internacional ya ha denunciado que los insurgentes no respetan los derechos humanos
La comunidad internacional observa atentamente los movimientos de los líderes talibanes en el gobierno, con especial preocupación por algunas figuras radicales que forman parte del ejecutivo y están dentro de la red Haqqani. Entre ellos está Khalil Haqqani, líder del movimiento insurgente y proclamado ministro de los Refugiados.
Estados Unidos lleva años buscándolo. Y ahora, sin estadounidenses en Afganistán, Khalil Haqqani por fin se siente seguro. O tal vez no, a tenor del ejército armado hasta los dientes que lo acompaña, y del fusil que porta camino de la oración.
Haqqani es el nuevo ministro talibán para los Refugiados. Para Washington, es mucho más. El Departamento del Tesoro ofrece, desde 2011, cinco millones de dólares por información que lleve a su captura. Haqqani está en la lista de terroristas de Estados Unidos, y de la ONU.
Mientras el líder reza en la mezquita, su círculo de seguridad espera. Son los temidos comandos Badrí 313, lo más selecto de las fuerzas especiales talibanas. No se despegan del nuevo ministro. Khalil es uno de los miembros de la poderosa red Haqqani, uno de los grupos más brutales y violentos asociados a los talibanes. Estados Unidos acusa a esta red de los peores atentados suicidas cometidos en Kabul y otras ciudades.
El contacto que nos trajo hasta aquí nos advierte de que a Haqqani se le debe saludar, pero bajo ningún concepto, formular preguntas.
A Haqqani lo espera un enorme grupo de líderes tribales. Todos pastunes, como los talibanes. Con media vida haciendo la guerra, cuesta creer que en esta reunión en el Ministerio para los Refugiados, se vaya a hablar de refugiados.
La comunidad internacional ya ha denunciado que los talibanes no respetan los derechos humanos y esto ralentiza el envío de ayuda humanitaria que tanto necesita Afganistán que se enfrenta a una importante crisis sanitaria. El dilema es cómo hacer llegar la ayuda sin que el dinero pase por las manos de los talibanes. Varios países como China y Rusia ya han mostrado su interés en la región.