Seis millones de vacunas en la nevera: el reto de evitar que caduquen
- Sanidad retrasa el pedido a Pfizer ante el excedente de vacunas en la recta final del proceso de inmunización
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Con más del 75% de la población con pauta completa de la vacuna contra el coronavirus, el ritmo de inoculación de viales se ha frenado de forma notable en las últimas semanas, lo que ha dado paso a un nuevo problema: las dosis se acumulan en los centros de almacenaje con el riesgo de que caduquen.
España llegó a administrar más de cuatro millones de dosis la primera semana de julio, casi cuatro veces más que la pasada semana, en buena parte porque cada vez hay menos personas a las que vacunar: el 85% de la población mayor de 12 años tiene ya la pauta completa y el 88,8% al menos una dosis y por debajo de esa franja no se prevé por el momento la inmunización.
Las comunidades autónomas tienen unos seis millones de vacunas sin inocular y al menos dos de ellas, Cataluña y Comunidad Valenciana, han reconocido que se les han caducado dosis que se habían descongelado en función de las previsiones y no se administraron por falta de brazos.
"Las vacunas, una vez descongeladas, no se pueden volver a congelar", asegura a TVE Carmen Cámara, secretaria de la Sociedad Española de Inmunología.
Sin embargo, la cuestión que preocupa fundamentalmente es si también caducan los viales que aún no han sido descongelados. "Todos los medicamentos caducan", afirma Cámara. La particularidad en el caso de las vacunas contra el coronavirus es que "al ser aprobadas por el procedimiento de emergencia, no se hicieron estudios previos y salieron con una durabiliad tipo de seis meses, pero sin comprobación de si podían aguantar más", añade la inmunóloga.
Frenazo a los nuevos pedidos
Por tanto, son necesarios estudios que determinen si los viales de ARN mensajero que inocula España -Pfizer y Moderna- pueden aguantar más de los seis meses inicialmente previstos conservados a temperaturas extremas de hasta -80ºC, que es como se encuentran en los centros de almacenaje distribuidos por las diferentes comunidades autónomas.
Cataluña, por ejemplo, tiene en torno a un millón de dosis esperando en sus neveras y esta semana pasada ya no ha pedido más al Ministerio de Sanidad. La Comunidad Valenciana también acumula unas 600.000 dosis sin administrar y, para evitar desperdiciarlas, este fin de semana las ofertará en los alrededores de los estadios del Elche y el Valencia CF antes de los partidos. También Andalucía ha devuelto viales de AstraZeneca y Janssen al Gobierno central.
Por ese motivo, Sanidad ha instado a Pfizer a retrasar la llegada del siguiente pedido de viales y en muchas ciudades comienzan a desmontarse los grandes centros de vacunación, como el estadio Wanda Metropolitano de Madrid, o se preparan para trabajar con menor intensidad.
La actividad se trasladará ahora a las residencias de la tercera edad, donde ya se está administrando la tercera dosis, según aprobó el pasado miércoles la Comisión de Salud Pública, quien también acordó que puedan completar su inmunización pacientes con patologías de alto riesgo: personas en hemodiálisis, en tratamiento por cáncer y mayores de 40 años con síndrome de Down.
La aplicación de la tercera dosis ha abierto un debate, sobre todo en el aspecto ético, ya que algunas voces creen que no procede en tanto los países con menos recursos económicos no hayan podido avanzar lo suficiente en sus procesos de vacunación.
Sin embargo, expertos estadounidenses han respaldado la aplicación de la dosis de refuerzo, aunque solo para los mayores de 65 años, y un estudio del Ministerio de Sanidad de Israel ha concluido que el tercer pinchazo hace que los niveles de inmunidad sean hasta diez veces más altos.