Merkel, la científica que se convirtió en canciller, se retira sin desvelar su futuro
- Tras la formación de la próxima coalición de gobierno, la canciller Angela Merkel dejará el poder tras 16 años
- Documentos TV traza un perfil de la canciller alemana y de su trayectoria política
Angela Dorothea Kasner nació el 17 de julio de 1954 en Hamburgo, en la República Federal, pero vivió hasta los 35 años bajo un régimen comunista porque su padre, un pastor protestante, decidió trasladarse a la extinta RDA cuando ella era un bebé de apenas unas semanas. Vivió en Templin, en Brandemburgo, una pequeña ciudad de algo más de 16.000 habitantes. Es uno de esos lugares idílicos de lagos, ríos, canales, viejos edificios, bosques. La futura canciller creció viendo y disfrutando de la naturaleza.
El equipo de Documentos TV se trasladó hasta Templin porque, como dice Rainer Eppelmann, pastor protestante y antiguo político germanooriental, hay que "haber estado en Templin y saber cómo creció Angela Merkel" para conocerla. Su alcalde, Detlef Tabbert, del partido Die Linke, en la oposición a la CDU de Merkel, no oculta su admiración por la ciudadana más conocida de Templin y asegura que "tiene muchos rasgos de los que caracterizan a la gente de esta región. Es un poco cautelosa, tal vez algo fría al principio y reservada, siempre permanece atenta, esperando el momento justo y tiene minuciosidad prusiana". Eppelmann también nos desvela que en el complejo de la iglesia luterana en el que vivía la familia Kasner residían y trabajaban personas con discapacidad. El crecer con personas necesitadas de ayuda, sin duda, influyó en la canciller, al igual que la educación cristiana que recibió de sus padres.
“Su verdadera aspiración era ser profesora“
Angela Merkel estudió Física en Leipzig porque, según comenta uno de sus biógrafos, Stefan Kornelius, como hija de pastor protestante, "no podía ejercer ninguna profesión que pudiera tener un impacto en la sociedad, aunque su verdadera aspiración era ser profesora". Allí conoció a su primer marido del que conserva el apellido Merkel. El actual es un investigador de Química Cuántica, Joachim Sauer, del que una vez dijo que conocerle era una de las experiencias más bonitas de su vida.
La caída del Muro cambia su vida
La canciller trabajaba en la Academia de Ciencias, en Berlín, cuando cayó el Muro, el 9 de noviembre de 1989. La científica, que nunca estuvo entre "los activistas de los derechos civiles o disidentes" de la RDA, como recuerda el periodista Philip Plickert, muy crítico con Merkel, inicia entonces una carrera política que la conducirá a la cancillería alemana. De ser una desconocida a la que Helmut Kohl llamaba "mein Mädchen" (mi chica) y a la que todos subestimaron, ha terminado siendo la política alemana más popular y la mujer más poderosa del mundo.
“Mi idea es que quiero ser la canciller de todos los alemanes“
El documental "Canciller Merkel" repasa en diferentes actos su trayectoria personal y política, como si de una ópera, que tanto gusta a Merkel y su marido, se tratara. Desde sus raíces en Templin y en la RDA y la caída del muro que cambió su vida hasta el fin de la era Merkel, pasando por su papel como líder mundial o las múltiples crisis que le ha tocado gestionar desde que, el 22 de noviembre de 2005, se convirtió en la primera mujer canciller de Alemania.
Ganó cuatro elecciones generales consecutivas y después tuvo que formar, con más o menos dificultades, coaliciones de gobierno, tres con los socialdemócratas y una con los liberales. Siempre ha sido la canciller indiscutible y ya desde el principio dijo: "Mi idea es que quiero ser la canciller de todos los alemanes". Quienes la conocen aseguran que sin ambición de poder no podría haber llegado adonde ha llegado, pero "nunca he tenido la impresión de que busque el poder por el poder, sino, por supuesto, para conseguir algo para el país, para impulsar una causa", apostilla la politóloga Helga Lukoschat.
“Siempre ha dado la sensación a la gente, incluso en las grandes crisis, de que intenta ahorrarles problemas en su vida cotidiana“
Merkel ya dijo que el lema que ha dirigido toda su vida es: "La fuerza está en la calma". Y así ha enfrentado las diferentes crisis que han acompañado sus 16 años al frente de la cancillería, dando seguridad y estabilidad, bienes muy preciados para la población alemana. "Siempre ha dado la sensación a la gente, incluso en las grandes crisis, de que intenta ahorrarles problemas en su vida cotidiana. Y eso le ha valido la alta popularidad", asegura el sociólogo Manfred Güllner, director del instituto de demoscopia Forsa.
“La vida de Merkel es puro feminismo“
Los niños y jóvenes alemanes no han conocido más que a esta mujer al frente del gobierno. "He escuchado a los niños pequeños de mis amigos y conocidos preguntar: Mamá ¿puede un hombre llegar a ser canciller federal?", dice, riendo, Helga Lukoschat. Para la escritora Anne Wizorek, "desde el punto de vista feminista, debería haber hecho mucho más", aunque Alice Schwarzer, icono de la lucha feminista en Alemania, afirma que "la vida de Merkel es puro feminismo".
Una líder mundial
En diciembre del 2005, acude a su primer Consejo Europeo. "Era impensable en ese momento imaginar que esa mujer iba a tener un papel tan determinante en la construcción europea y en lo que es ahora la Unión Europea".
“Cuando ella habla, se apagan los 'iphones' y todos los líderes prestan total atención“
Fue la primera impresión que causó en Cristina Gallach, alta funcionaria de la UE y ex secretaria Estado del MAEC. La también ex secretaria general adjunta de la ONU reconoce que ahora "se la escucha como a nadie. Cuando ella habla, se apagan los iphones y todos los líderes prestan total atención. Es una mujer tenaz".
Tuvo que hacer frente a la crisis financiera mundial y después a la del euro. La imposición de duras recetas de austeridad y reformas provocó el desencuentro con sus socios más débiles y a punto estuvo de acabar con Grecia fuera del euro. "Primó el interés alemán, el interés económico alemán, a los intereses del conjunto de la Unión", afirma Cristina Gallach.
“Si ahora tenemos que disculparnos por mostrar una cara amable en situaciones de emergencia, entonces este no es mi país“
Pero la canciller también reconoce que "muchos de los grandes problemas de la humanidad no pueden ser resueltos por un solo país, ni siquiera por un gran país como Alemania" y que para eso se necesita a la Unión Europea.
Después vino la crisis de los refugiados y su política de puertas abiertas en 2015. Se vio una Merkel desconocida para muchos, alabada por unos y criticada por otros. La canciller dejó su postura clara con dos frases que dieron la vuelta al mundo: "Lo lograremos" y "Tengo que decir con toda franqueza: Si ahora tenemos que disculparnos por mostrar una cara amable en situaciones de emergencia, entonces este no es mi país".
Algunos de sus socios europeos le echaron en cara haber actuado sin consultarles previamente, pero, como dice Erich Vad, su exasesor en seguridad y defensa, "no había otra alternativa que aceptar a los refugiados", aunque apostilla, "habría que haber tomado medidas para contrarrestarlo mucho antes".
A nivel interno, sus críticos la acusan de haber contribuido a la polarización y al aumento de la populista y ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
Ha tenido que lidiar con líderes mundiales misóginos y autoritarios, como el turco Erdogan, el ruso Putin o el estadounidense Trump. "Merkel siempre lo ha dejado claro: Ese tipo de machismo es un poco ridículo, no me impresiona", dice Helga Lukoschat. Putin le jugó una mala pasada, cuando dejó a su perro suelto durante una rueda de prensa conjunta, a sabiendas de que Merkel tiene miedo a los canes desde que uno le mordió hace años.
Con Barack Obama las relaciones fueron muy buenas. El presidente norteamericano incluso le pasó el testigo de la defensa de los valores occidentales cuando Trump ganó las elecciones. Pero Merkel tuvo que llamarle a capítulo cuando se supo que los servicios secretos de Estados Unidos escuchaban sus conversaciones telefónicas. "El espionaje entre amigos no es aceptable", sentenció.
Final de una era
Pragmática, camaleónica, austera, reflexiva, estoica, racional, negociadora incansable, gestora de crisis, enigmática. Son algunos de los calificativos con los que se ha descrito a esta política singular que, el 29 de octubre de 2018, anunciaba su retirada de la vida política que hará efectiva cuando se forme gobierno, que será de nuevo de coalición, tras las elecciones del próximo 26 de septiembre. "Es la primera canciller que prácticamente ha determinado su propio final. Y lo hace con mucha coherencia, como todo lo que ha hecho", dice Manfred Güllner.
“La fuerza está en la calma“
Pero, como buena canciller de la crisis, en la recta final la acompaña la de la pandemia de coronavirus. A nivel europeo, rompe con uno de los tabúes alemanes y acepta la mutualización de la deuda en la Unión. "Angela sabía exactamente que, si queríamos salir juntos de esta crisis, teníamos que fortalecer a todos. Y eso requería subvenciones. Y es típico de Angela Merkel no estar obsesionada con un dogma, sino que quiere alcanzar el objetivo", explica Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea que formó parte durante 14 años de los gobiernos de Merkel.
En este último verano ha tenido que hacer frente a las terribles inundaciones en el oeste del país. Y el conflicto de Afganistán la ha perseguido hasta el final con la llegada al poder de los talibanes. "No hemos tenido éxito. En este sentido, hay que decir que estos esfuerzos han fracasado y que hay que aprender las lecciones", reconoció sin ambages.
“Si se presentara de nuevo, volvería a ser elegida“
Mucho se ha hablado y se hablará sobre el legado de esta mujer que ha marcado la política alemana y europea durante los últimos 16 años. Para unos pasará a la historia como una gran canciller, para otros como una canciller que deja muchas cosas sin hacer y que ha carecido de visiones. Pero, asegura Manfred Güllner, "si se presentara de nuevo, volvería a ser elegida".
Existe también mucha curiosidad por saber qué va a hacer ahora. "Dormiré un poco y pasearé por la naturaleza y pensaré qué es exactamente lo que quiero hacer", dice sin desvelar nada más.