El viaje a la infancia de Douglas Stuart: "Toda mi vida seré un niño de mamá, aunque mi madre muriera hace 30 años"
- El autor escocés ha ganado recientemente el Premio Booker con la novela 'Historia de Shuggie Bain'
- La homofobia, la violencia contra las mujeres y la crisis económica son el telón de fondo de esta historia conmovedora
Hablamos con Douglas Stuart, ganador del Premio Booker el más prestigioso en lengua inglesa, por 'Historia de Shuggie Bain' inspirada en sus recuerdos de infancia en Glasgow en los años 80.
La novela cuenta la historia de Agnes, madre de tres hijos, que lucha contra la adicción, la frustración y la soledad apoyándose en su hijo pequeño, Shuggie.
A principios de los ochenta Glasgow agoniza, acorralado por las políticas de Thatcher que empujan a las familias al desempleo y el desaliento. Agnes Bain es una mujer sin suerte cuyo marido la abandona con 3 hijos, poco a poco se va hundiendo en la bebida.
Sus hijos hacen lo posible para salvarla, pero acabarán rindiéndose. Todos menos Shuggie, el pequeño, que a base de amor intenta mantener a flote a su madre. "Historia de Shuggie Bain" es el debut literario de Douglas Stuart, nacido en Glasgow dónde vivió hasta la adolescencia se mudó a Nueva York para trabajar como diseñador de moda.
En 2020 publicó su primera novela, traducida a más de 30 lenguas y recién publicada en España por la editorial Sextopiso. Hemos hablado con él en Madrid.
P: Le llevó 10 años escribir esta novela. ¿Cómo fue el proceso de recordar su infancia y a la vez transformar esa memoria en una novela de ficción?
Shuggie Bain es ficción. Aunque el libro está ambientado en Glasgow yo vivía en Nueva York mientras lo escribía. Eso me dio creo clarividencia y perspectiva mientras sentía una enorme nostalgia por mi país. Nueva York es una ciudad muy exigente, mi trabajo diario me tenía muy ocupado y también es verdad que en todo ese periodo no quería decir adiós a mis personajes, se habían convertido en parte de mí.
Yo soy un escritor hecho a mí mismo, no he estudiado literatura, ni tenía amigos escritores, al principio no le contaba a nadie que estaba escribiendo, tenía el síndrome del impostor. En lugar de eso escribí, una frase, un capítulo, una escena y así poco a poco fui viendo construirse la novela.
P: ¿Cuánto hay de usted en Shuggie Bain?
Es un libro de ficción se nota al leerlo porque hay muchas voces, muchos personajes que quieren contarte cosas sobre Shuggie y su madre Agnes y sobre el Glasgow de los ochenta. Pero busqué en muchas experiencias de mi propia infancia para crear la trama.
Fui un chico que creció con ayuda económica de los programas gubernamentales porque Margaret Tatcher desmanteló no solo Glasgow, sino a mi propia familia y sus oportunidades. Soy el hijo pequeño de una madre soltera adicta desde que tengo uso de memoria hasta que la perdí muy pronto cuando era un adolescente. Además, era gay y hablamos de un tiempo en el que en la clase trabajadora la masculinidad era muy estrecha así que cuando escribo de amor, de pérdida o de pobreza o de aislamiento, hablo de ello desde dentro.,
P: Se confiesa como un niño de mamá qué le aportó ella que hoy aún pervive en usted.
Toda mi vida seré el niño de mamá, aunque tengo 45 años y mi madre murió hace 30 años ella me dio una empatía que espero se vea en la escritura.
Cuando eres el hijo de alguien que sufre una adición como niño te das cuenta de que no eres la persona más importante en la habitación, hay alguien cuyas necesidades son más importantes que las tuyas. Te vuelves muy intuitivo y la relación se invierte, tú eres el guardián del adulto, Así fue mi infancia tenía que cuidar de mi madre y protegerla, y eso me dio compasión, y empatía, y trato de que se note en mi forma de escribir. No asigno la culpa a un personaje ni quiero crear malvados. Para mí los seres humanos son neutrales, solo reaccionan ante buenos o malos tiempos.
P: Es cierto que muestra compasión por personajes que parecerían el colmo de la maldad, pero en cierta medida como escritor justifica sus acciones.
Tenía muy claro el punto de vista de Shuggie, cuando eres un niño traumatizado piensas que todo te pasa a ti, pero al escribir y buscar que los personajes estuvieran vivos, tenía que ponerme en su lugar, y para mí eso fue una lección de empatía. Tenía que pensar porque una madre que tiene 3 hermosos hijos se puede convertir en alcohólica, porque los hombres tratan a las mujeres con esa violencia. Con el tiempo me di cuenta de que el daño a veces no tiene raíces, está allí y crece, herir a alguien hace que esa persona hiera a otra.
P: La homofonía que aparece en la novela, el acoso, ponerle nombre a algo así, ¿ayuda a que la gente se dé cuenta de que estas situaciones no han terminado?
Agnes es el corazón del libro, pero su hijo Shuggie es el que permanece a su lado durante más tiempo, Shuggie tiene que hacer frente a sus propios problemas, es un joven afeminado, sensible, que está un poco confuso.
Los hombres que hay a su alrededor le ven como torcido, como algo que está mal, tiene 7 años y su comunidad le aparta, quería mostrar ese lado de la homofonía. A veces cuando vives en un sitio pequeño con una masculinidad muy marcada, cuando los hombres tienen que ser de una manera concreta sucede que hay un muchacho que no es como el resto y la comunidad alrededor no sabe qué hacer con él y eso puede convertir a ese chico en alguien muy solitario.
Quería un personaje que no tiene deseo sexual ni sabe nada sobre su género, es como somos todos de niños, esa bola de energía y la gente sin embargo ve algo mal en él. Algunos le odian, y por eso se pasa el libro intentando corregirse, piensa que si camina como un hombre se convertirá en un chico normal, que si entiende el fútbol también lo será.
Es como Pinocho, intentando ser otro niño, Somos quienes somos no lo podemos cambiar, pero esa es la desesperación de Shuggie intentando conseguir amor. Glasgow era homofóbico en los 80 el mundo entero lo era, y quería mostrar que hasta los que le aman quieren que cambie porque piensan que de mayor no será ni feliz ni estará seguro, esa es una de las partes más tristes de la historia.
P: La violencia contra las mujeres aparece de forma explícita en la novela, pasa de padres a hijos.
Muestro la violencia y lo desagradable sin juicio moral porque creo que no es mi deber juzgar. A veces la violencia y la dureza está ahí para contrastar con la luz y el brillo de otros personajes Era una época en la que los hombres pasaban rachas muy malas, había un paro del 26 por ciento y ninguna ayuda del gobierno conservador.
Cuando los hombres lo pasan mal son las mujeres y los niños los que sufren. A menudo sufren en privado, en casa, y no pueden pedir ayuda. Shuggie está en una tradición de mirar hacia las clases desfavorecidas en la literatura y en el cine como la de Kean Loach y otros directores, pero ellos, hablaban desde el punto de vista de hombres heterosexuales.
Yo, como hijo de una madre soltera y además homosexual estaba muy aislado del mundo de los hombres, a mí me rodeaban las mujeres y siempre supe que ellas eran las fuertes en la ciudad y en aquel tiempo, eran las que hacían todo lo que podían para mantener juntas a las familias y dar esperanza a sus hijos. Quería hablar de esa fuerza sin recompensa que nos mantenía a todos.
Stuart ya tiene lista su nueva novela, que publicará en abril, una historia de amor entre un chico protestante y un católico. Le ha costado dice convertirse en escritor, pero espera tener la fuerza para seguir en el negocio y no convertirse en autor de un único éxito