Radiografía de la isla de La Palma: un día a día condicionado por la naturaleza desde siempre
- En la economía, destacan los cultivos de plátano y un modelo turístico que continúa definiéndose
- Sin dejar de lado su idiosincrasia y biodiversidad, los palmeros y palmeras nos ayudan a retratar la isla
- Sigue la erupción del volcán de La Palma en directo
“Desde siempre, la cultura popular ha entendido La Palma como algo muy inestable, frágil. Había una creencia de que la isla iba a derrumbarse”. El investigador y cronista palmero Manuel Poggio describe esta “isla pequeña” como “una montaña en el mar”, amenazada históricamente por erupciones volcánicas, incendios, lluvias intensas y aluviones.
“En torno a la Virgen de las Nieves, la patrona de la isla, surgió una leyenda que contaba que tenía detrás una inscripción que decía: La Palma no será quemada, hundida y anegada”. La talla de la virgen nunca tuvo escrito ese lema, nos desvela, pero el relato condensa la resistencia de esta escarpada isla. Hemos tratado de retratarla, antes de la erupción, de la mano de sus vecinos y vecinas: de la economía a la biodiversidad. En nuestras conversaciones, no han dejado de recordar a sus “amigos y hermanos” afectados por la catástrofe.
El reinado del plátano
La Palma queda, con su forma de colmillo, en la parte occidental del archipiélago canario. Es una de las denominadas Islas Verdes, junto a El Hierro y La Gomera. En torno a La Caldera de Taburiente habita tanta vida endémica -en forma de laurisilvas, insectos y reptiles-, como gente vive en los catorce municipios en los que se divide, desde el centro de la tierra hasta el mar.
“Por su superficie y altura, La Palma es quizás uno de los territorios con más desnivel de todo el mundo”, ilustra Poggio, doctor en filología hispánica y miembro de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, en una conversación con RTVE.es. “El relieve y la abundancia de agua en ciertos lugares ha derivado en que La Palma fuera una isla autosuficiente y exportadora de producción primaria”. Según el experto, era así ya en el siglo XVI con la caña de azúcar y lo es ahora con los cultivos de plataneras.
Las cifras no dan lugar a dudas: un tercio de los plátanos que salen de Canarias proceden de La Palma, donde el plátano representa el 43 % de la superficie cultivada. Es el 84 % de la producción agrícola de la isla, de la que dependen 15.000 empleos.
“La apuesta por el plátano ha tenido que ver con varios condicionantes: existe demanda, es un cultivo adecuado para las islas por su clima y ha estado también apoyado por los marcos de ayudas”, expone Manolo Redondo, técnico de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), que destaca la importancia de diversificar los cultivos con el aguacate, otro tipo de tropicales y una huerta que impulse el consumo local.
Actualmente, el aguacate ya compite por sí mismo en importancia con otras amplias categorías como los tubérculos (con las famosas papas canarias) y las hortalizas. Los aguacateros representa el 13 % del suelo cultivado en la isla, según los datos del año pasado.
“Está habiendo muchas plantaciones de aguacate, yo creo que incluso por encima de nuestras posibilidades”, valora Pablo Batista, de Ben Magec-Ecologistas en Acción Canarias, preocupado por la disponibilidad de agua de la isla. Desde la organización, relatan el paso desde una agricultura de autoabastecimiento hace apenas 50 años a los monocultivos de plátano y aguacate de la actualidad, que encuentran un mercado “más seguro” en todo el mundo.
Porque para Ben Magec, su agricultura es un valor estratégico. “Pero no en cuanto a capacidad de exportar, sino de tener economía local, producciones locales, kilómetro 0… Tenemos capacidad y posibilidad de estar cultivando mucho más y estar consumiendo más producto local”, destaca Batista.
En cuanto a la ganadería, menos cuantiosa, el desarrollo en los últimos años ha venido de la mano de producciones caprinas para el queso de cabra palmero, que cuenta con su propia Denominación de Origen. “Es una producción de mucha calidad, muy premiada, y un elemento diferencial de la isla”, afirma Redondo.
Un modelo turístico en definición
El turismo en la Palma comenzó a despegar a finales de los 80, con la llegada de los primeros vuelos internacionales a su aeropuerto, construido en 1970. “Antes había, vía Madrid u otras islas, pero en muy poquita cantidad”, expone Óscar León, presidente de la Asociación para el Desarrollo Turístico La Palma (ASDETUR).
Así, en las últimas décadas, el sector del turismo ha sido objeto de debate por las tensiones entre la protección de los espacios naturales y la construcción. Para ASDETUR, una “maraña” de legislaciones han causado el “estancamiento” del número de camas en la isla y ha espantado la inversión, aunque reconocen un impulso notable con la llegada de las viviendas y apartamentos turísticos. Actualmente, cuentan con cinco grandes hoteles.
Desde las organizaciones ecologistas también se critica la regulación turística, aunque por distintas razones: denuncian que permite construir apartamentos turísticos en suelo rústico. “Qué necesidad hay de que turismo y agricultura compitan por el mejor suelo de agricultura de Canarias”, pregunta Pablo Bastista, de Ben Magec, que lamenta que se especule con espacios que deberían estar protegidos y que se haya apostado por un turismo de dispersión. El modelo concentrado “al fin y al cabo es más sostenible, porque no necesita tantos recursos de suelo, infraestructuras”, asegura, y excluye al turismo rural del problema.
“Creemos que el turismo puede ser un motor más potente, no quitarle el protagonismo a nadie. Podemos sostener la agricultura y la ganadería”, zanja el presidente de ASDETUR, subrayando la necesidad de crear empleo para los jóvenes palmeros. “Somos 80.000 habitantes, pero unos cuantos miles viven fuera. Son nuestros hijos que están en la universidad, en Madrid u otras islas, pero que cuentan como habitantes”, afirma. Mientras, la vida canaria atrae a todo tipo de población internacional, entre la que destaca la comunidad alemana.
“Tenemos uno de los mejores cielos y uno de los mayores observatorios del hemisferio norte, en el Roque de los Muchachos”, presume finalmente Óscar León sobre el puntero centro científico, donde se encuentra el mayor telescopio óptico e infrarrojo del mundo.
Un “paraíso botánico”
“Las islas Canarias pueden ser consideradas como un extraordinario paraíso botánico”, afirma Laura Concepción Francisco, técnica de la Reserva Mundial de la Biosfera de La Palma, donde existen en torno a 4858 especies terrestres de flora y fauna, de las cuales 1056 son endémicas de Canarias, y de estas 244 son exclusivas de la isla. Por ello, más del 35 % del territorio cuenta con algún tipo de protección de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos y cerca del 52 % está bajo la red europea Natura 2000.
Las razones que explican está biodiversidad afortunada están ligadas “fundamentalmente a su origen volcánico, antigüedad, aislamiento y a su notable diversidad mesoclimática”, elabora la bióloga. También su posición estratégica, permite el paso de cetáceos y una gran variedad de especies marinas.
“Reyes: "Se encuentran en aguas canarias casi 30 de las 80 especies de cetáceos"“
Se encuentran en las aguas de las islas Canarias casi 30 de las 80 especies de cetáceos que se han descrito hasta el momento, afirma por su parte Eugenio Reyes, divulgador medioambiental y portavoz de Ben Magec-Ecologistas en Acción. Ambos reconocen que el conocimiento biológico de la isla progresa de forma constante y que todavía quedan muchas incógnitas, no solo sobre la clasificación de las especies, sino también de su evolución.
“El pino canario es el único del mundo que resiste a los incendios, se quema y retoña otra vez. Es una evolución por los entornos volcánicos. Hay semillas de plantas, como el balo, que solo germinan si se la come un lagarto endémico, cuyos jugos gástricos disuelven la cascarilla y hacen que el agua pueda entrar y germinar. También después de una erupción volcánica en aguas termales”, continúa.
Pero todas estas especies se encuentran bajo una presión “enorme” por la sobreexplotación de recursos, el desarrollo agrario y urbanístico, y el cambio climático, asegura la bióloga Laura Concepción Francisco. "Desde la llegada de los aborígenes hace 2.500 años, el asentamiento humano ha supuesto el primer impacto sobre una naturaleza que había evolucionado al margen del hombre durante al menos 20 millones de años. No obstante, el proceso se aceleró a partir de la conquista hace cinco siglos”. Desde la Reserva de la Biosfera trabajan para protegerlo.
Gentes que “cantan” al hablar y danzan con el diablo
Igual que la insularidad han permitido la evolución de aves, reptiles y matorrales únicos, ha marcado la cultura e idiosincrasia de la gente de La Palma. “Es el único territorio de todo el mundo en el que yo he visto que se piden permiso hasta para enfadarse”, bromea Eugenio Reyes. “Son muy elegantes y educados, cantan cuando hablan. Tienen una música profunda, fruto del sonido del mar que les envuelve, el viento en la laurisilva, en el pinar… Es una sensibilidad propia que es todo un patrimonio”.
El académico Manuel Poggio nos habla también de la creatividad e intelectualidad de la isla, sus tradiciones y manifestaciones festivas. “Tanto el carnaval como otras citas a lo largo del año atraen a la población de otras islas por su singularidad”, afirma, como la Danza del Diablo de Tijarafe. Tras erupciones y pandemias, volverá a salir a bailar.