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Uno de cada siete adolescentes en todo el mundo tiene problemas de salud mental diagnosticados

  • Según un informe de UNICEF sobre la infancia, cada año casi 46.000 menores se suicidan
  • El 68,2 % de los jóvenes españoles asegura que están deprimidos "a veces"

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Unicef llama a la protección de la salud mental de los más jóvenes tras la COVID-19

Más de uno de cada siete adolescentes de 10 a 19 años en todo el mundo tiene un problema de salud mentaly cada año casi 46.000 se suicidan, siendo esta una de las cinco principales causas de muerte para este grupo de edad.

Así lo refleja el informe anual de Unicef Estado Mundial de la Infancia, centrado en esta ocasión en la salud mental y donde apunta al impacto de la pandemia de la COVID-19 en el bienestar emocional de los niños y adolescentes.

"Los últimos 18 meses han sido muy largos para todos nosotros, especialmente para los niños. Debido a los confinamientos nacionales y a las restricciones de movimiento relacionadas con la pandemia, han perdido un tiempo valioso de sus vidas lejos de la familia, los amigos, las aulas y los lugares de recreo, que son muy importantes durante la infancia", ha explicado la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore.

Sin embargo, el estudio revela que se trata de una situación que ya existía antes del coronavirus. "Incluso antes de la pandemia ya había demasiados niños y niñas abrumados por el peso de una serie de problemas de salud mental a los que no se había prestado atención", ha añadido la directora.

El 68% de los jóvenes españoles se sienten "a veces" deprimidos

Tras casi tres años de pandemia, las consecuencias para la salud mental y el bienestar emocional de los jóvenes siguen siendo "enormes". Así, al menos uno de cada siete niños se ha visto directamente afectado por los confinamientos en todo el mundo y más de 1.600 millones han sufrido alguna pérdida en su educación.

La alteración de las rutinas, la educación y el ocio, así como la preocupación de las familias por los ingresos y la salud, hacen que muchos jóvenes sientan miedo, rabia y preocupación por su futuro, resume el documento.

En el caso de España, los resultados de la encuesta muestran que el 58,3 % de los jóvenes españoles de entre 15 y 24 años reconocen sentirse preocupados, nerviosos o ansiosos "a menudo" y el 36,1% "a veces". Además, el 11,5 % de dichos jóvenes asegura que están deprimidos o tienen poco interés en hacer cosas frecuentemente y el 68,2% "a veces".

Desde Unicef señalan el "innegable" impacto de la pandemia en el bienestar emocional, pero destacan que, en el caso de contar con el entorno y las herramientas adecuadas, la mayoría serán capaces de normalizar sus vidas y tener una evolución positiva.

Sin embargo, hay grupos especialmente vulnerables, como quienes ya tenían algún problema de salud mental previamente, las víctimas de violencia, los que han sufrido aislamiento, separaciones y/o duelos debido a la COVID-19, los que están en riesgo de pobreza infantil, y los niños migrantes y solicitantes de asilo.

Para afrontar el bienestar de los menores y acabar con los estigmas, el presidente de UNICEF España, Gustavo Suárez Pertierra, ha pedido que "se apruebe cuanto antes la Estrategia de Salud Mental, y que tenga muy en cuenta a la infancia". "Deben aumentar los recursos especializados y los canales a través de los cuales puedan ser escuchados", ha añadido.

335.000 millones de euros, el coste para la sociedad

Los problemas mentales diagnosticados, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, ansiedad, autismo, trastorno bipolar, trastorno de la conducta, depresión, trastornos alimentarios, discapacidad intelectual y esquizofrenia, pueden perjudicar considerablemente la salud, la educación, las condiciones de vida y la capacidad para obtener ingresos de los jóvenes.

Aunque el impacto en la vida de los niños es incalculable, un nuevo análisis realizado por la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, que también se incluye en el informe, revela que las pérdidas económicas debidas a los trastornos mentales que provocan discapacidad o muerte entre los jóvenes se estiman en casi 335.000 millones de euros.

Recomendaciones para los gobiernos e instituciones

Aunque los factores de protección, como los entornos escolares seguros y las relaciones positivas con los compañeros, pueden reducir el riesgo de padecer problemas de salud mental, el informe advierte de que hay importantes obstáculos que impiden a demasiados adolescentes gozar de una salud mental positiva o acceder al apoyo que necesitan.

Unicef pide a los gobiernos y a los aliados de los sectores público y privado que se comprometan a promover la salud mental, proteger a quienes necesitan ayuda y cuidar a los más vulnerables, entre otras cosas. Para ello, recomiendan medidas como la inversión en el bienestar emocional o romper el silencio para afrontar los estigmas.