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Arte

Oro y cincel, la obra del damasquinador Mariano San Félix en Toledo

  • Mariano San Féliz expone en el Centro Cultural San Marcos un centenar de obras hasta el 10 de octubre
  • Está considerado uno de los mejores artístas en esta técnica

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La torre de la Catedral de Mariano San Félix
La torre de la Catedral de Mariano San Félix

El damasquinador toledano Mariano San Félix lleva setenta años entregado a incrustrar el preciado metal en acero dulce. Con 83 años ha podido vivir de este oficio artístico, perpetuar la tradición e innovar.

Técnicas “sanfelinianas”

Mariano se considera un superviviente y viaja en el recuerdo al comienzo de los años 50. “Tiempos de postguerra donde era difícil colocarse en los talleres toledanos. "Mis cinco hermanos mayores lograron que entrara en el de Tiburcio de la Cruz. Con 13 años preparaba los braseros de picón en el invierno y me cogió cariño” no cuenta mientras observa sus obras. En 1955 se traslada al obrador de Mariano Moragón, uno de los mejores damasquinadores. Aquí pudo perfeccionar las técnicas tradicionales que le dieron la base para llegar a las “sanfelinianas”, ideadas por el mismo.

La obra más alta del damasquinado toledano

Mariano ha formado a muchos alumnos y ha creado una fundación para que sobreviva un oficio que la pandemia ha paralizado. Lamenta que haya pasado por su peor momento. "Sin turistas extranjeros, con las tiendas de souvenirs cerradas y los talleres en erte" señala. Tiempos difíciles en el que ha sentido mucho la muerte de Alejandro Corrales.

La pandemia ha paralizado el oficio

Era el ajustador matricero, formado en la Fábrica de Armas de Toledo,  que le hacía las grandes piezas de metal. Un trabajo conjunto del que ha salido la “Torre del Reloj”, compuesta por más de 80 piezas ensambladas, considerada la obra más alta en la historia del damasquino toledano. Es la joya de la exposición junto al retablo del Apostolado del Greco con 205 piezas unidas por 207 tornillos invisibles. Le siguen complejas ánforas de formas redondeadas, que son las más difíciles de damasquinar.

Acero con brillos del sol

Sobresalen dagas como la de Carlos V, cofres, obras religiosas y un Pantocrátor. Entre las piezas expuestas hay un homenaje a los artistas Riaño y Aranda. Les dedica una nueva técnica denominada “damasquino a plumilla” con la que hace paisajes, figuras y ciervos, perseguidos por perros de rehala. Estampa el dibujo sobre el acero a golpe de cincel y martillo, iluminado con oro y plata.

Obras de Mariano San Félix están calificadas como joyas de incalculable valor. Están hechas a mano con la tradición de antaño y muchas horas de trabajo en su estudio del Camarín de San Cipriano. Algunas han viajado en maletas de viajes institucionales como exclusivos regalos. El último ha sido para el Papa Francisco, entregado por el presidente de Castilla la Mancha.

Son apreciadas porque recogen las tradiciones prerromanas, mejoradas en Al Andalus y perfeccionadas en Toledo. Aquí han estado ligadas a una importante industria artesana y a una fama que atribuye a los damasquinadores toledanos "la virtud de dotar al humilde acero de los brillos más dorados del sol”.