El volcán de La Palma nunca morirá del todo y seguirá emitiendo calor durante años: hablan los expertos
- Una vulcanóloga y un geólogo predicen el futuro de La Palma cuando termine la erupción de lava
- Ver en directo la erupción desde el cono del volcán | En directo, la lava cae al océano
La erupción de Cumbre Vieja nos está dejando una nueva página para la historia de los palmeros. Sus actores: la lava, los gases, las fisuras… nos mantienen a todos en vilo. Preocupa su evolución y el daño que pueda hacer. Ahora, y a largo plazo.
Desde RTVE.es intentaremos hacer un ‘spoiler’ de lo que puede quedar en la isla cuando finalice la erupción. Inés Galindo, del Instituto Geológico y Minero de España y vulcanóloga, y José Mangas, catedrático de Geología de la Universidad de Las Palmas, nos intentan dibujar los posibles escenarios, basándose en experiencias pasadas: Teneguía (1971) y San Juan (1949) en La Palma, Timanfaya (1730 – 1736) en Lanzarote.
1. ¿Seguirá vivo el volcán?
“Nunca muere del todo”, responde tajante el geólogo José Mangas. Lo que ocurre es que una parte del magma se queda en el interior del volcán. Y apunta que solo sale hacia el exterior “entre un 10 % y 20 %”. El 80 % restante permanece a varios kilómetros de profundidad, donde “calentará” las rocas y el agua que hay a su alrededor.
En Timanfaya, concretamente en las grietas de Roque Hilario, “hay fisuras donde todavía hay un calor remanente que llega hasta los 600 grados centígrados, y han pasado 300 años”. “Todavía la gente puede poner los muslos de pollo, o el pollo completo en unas rejillas, y al cabo de media hora ya tienes el pollo justamente pasado a la brasa magmática”, cuenta de forma anecdótica.
Otro ejemplo muy parecido nos lo da la vulcanóloga Inés Galindo: “La gente contaba que años después podías freír un huevo en una sartén cerca. O sea, que hay temperaturas en algunas zonas localizadas, y otras se van enfriando más rápido”
2. ¿Qué pasará con la lava vertida?
El tema de la lava es complejo. De su espesor y lo de grande que sea, dependerá que se enfríe más rápido o no. “En las erupciones, por ejemplo, de San Juan, que son históricas, las lavas están atravesadas ya actualmente por carreteras, y las del Teneguía igual”, cuenta Galindo.
Sin embargo, la cosa no pinta tan sencilla esta vez en Todoque. “Se está acumulando mucha lava por lo que vamos a tener una potencia muy grande, un espesor muy grande, Ahí va a costar que se enfríe más que si tenemos una pequeña ramificación”, apunta la vulcanóloga.
Por su parte, el profesor de la Universidad de Las Palmas habla en un principio de dos tipos de lava. Las ‘pajoejoe’, como las llaman los hawaianos, que son las que veremos cerca del cono, y que es muy caliente y va gran velocidad. “Cuando se enfrían nos dan lavas lisas y se puede andar por ellas”. Por otra parte, están aquellas que ahora vamos a ver más en el recorrido, “las de tipo AA o malpaíses para los canarios”. “Te lo dice la palabra. Un mal país es por donde tú no puedes andar porque el techo de la lava, la parte de arriba, está lleno de escoria. De magma suelto”, precisa.
Ya bajo el agua se forman muchas ‘pilow lavas’ (en forma de almohadón), que son “una especie de churro”: “El frente de lava se enfría, pero como sigue empujando, se abre y va formando un churro, un almohadón, otro…” y así es como se van formando, según explica Mangas.
3. ¿Seguirán emitiéndose gases?
Siempre se van a seguir emitiendo gases: “fumarolas o pequeñas salidas” que pueden ser “visibles” o “más difusas”, avanza Inés Galindo. Y que saldrán a través de “fisuras y grietas” a “menos de 100 grados”, añade José Mangas.
“Tendremos emanaciones gaseosas, porque va a quedar siempre un calor latente durante meses y meses, y ese vapor va a ser esencialmente agua freática”, y también “seguirá desgasificando la cámara magmática”. En Teneguía han pasado 50 años, apunta el geólogo, y si pones la mano en algunas fisuras, sale vapor de agua que “todavía está caliente”.
4. ¿Cómo será el nuevo ecosistema?
“Van a pasar miles de años hasta que se genere un suelo agrícola”, responde Mangas, lo que no significa que en La Palma no se vaya a cosechar en los próximos años. Tirando de memoria, ambos expertos recuerdan que los palmeros, cuando han tenido un episodio similar (como por ejemplo el Tenguía, en 1971) lo que han hecho es coger suelo de las cumbres para ponerlo encima de la colada: “Lo que se hace es echar tierra sobre esa lava, porque es un material nuevo que aporta nutrientes a las raíces de las plantas. Pero no pueden enraizar fácilmente, entonces, lo que se hace es echar tierra de otras zonas que son más fértiles”, detalla Galindo.
En definitiva, se trata de hacer de la necesidad una virtud, como recuerda Mangas: “El ser humano, como tiene que comer y tiene que buscar fuentes de riqueza para él y su familia, le busca las vueltas al volcán.
El geólogo explica, también, que el paisaje que va a quedar en la isla es el típico de erupciones estrombolianas donde veremos conos que “sobresalen 150 -200 metros sobre la topografía que había actualmente”.
Sobre cómo va a quedar el ecosistema marino, la vulcanóloga se muestra optimista y cita el paradigmático caso de El Hierro. Después de una erupción submarina “tremenda” hace justo diez años, se ha visto “una explosión de vida”, de la que da fe un estudio llevado a cabo por el Instituto Español de Oceanografía.
5. ¿Puede haber nuevas erupciones?
Si analizamos todas las erupciones históricas de La Palma, El Hierro y de Tenerife, las tres islas sobre el punto caliente en Canarias, “lo normal es que en alguna de estas islas se produzcan erupciones cada 35 o 40 años, pero es la estadística y la media”, explica con mucha cautela José Mangas al tiempo que recuerda que la erupción de El Hierro, apenas hace diez años, la rompió por completo.
Más reacia, incluso, se muestra Inés Galindo. Ella habla de que es “arriesgado” tener en cuenta estas estadísticas, y no descarta que podamos “tener varias erupciones en pocos años”.