Abdulrazak Gurnah, un Nobel sorpresa para repensar el África poscolonial
- El Nobel de Literatura para el escritor africano en lengua inglesa ha sorprendido incluso en el mundo anglosajón
- Su obra trata de la experiencia de la inmigración y también de la vida en el África poscolonial
El Nobel de Literatura para el tanzano Abdulrazak Gurnah ha sido una sorpresa incluso en el mundo anglosajón, acostumbrado a ganar el premio, pero donde no sonaba como uno de los grandes favoritos en lengua inglesa. Más aún en España, donde solo tenía tres libros traducidos (el último En la orilla, de 2003), y ni siquiera es ya posible adquirir ninguno de ellos en una librería: el último ejemplar, que llevaba 15 años en la librería Patagonia, en Valencia, se vendía 20 minutos después del anuncio del Nobel.
“Escribo sobre viajes complicados como una forma de demostrar la compleja interconexión de experiencias, biografías y culturas”, decía en una entrevista Abdulrazak Gurnah. Y su biografía tiene un primer actor convulso, con persecución étnica y exilio incluidas, que contrasta con sus últimos 35 años de profesor de Literatura en la Universidad de Kent y sólida carrera literaria.
¿Ha pesado en la Academia premiar a un autor que mira de frente en sus obras a la migración y los refugiados, una de las grandes cuestiones del siglo XX? A eso apunta la motivación del fallo. Con Gurnah lo tenían todo: poscolonialismo y reconocimiento de un doble nominado al Booker Prize (Paraíso y En la orilla).
Exiliado por la persecución étnica contra los árabes en Zanzíbar
Gurnah nació en 1948 en el Sultanato de Zanzíbar (entonces protectorado británico, ahora parte de Tanzania). En diciembre de 1963 el Sutanato se independizó de la metrópoli y se convirtió en una monarquía que duró un mes: la revolución de Zanzíbar derrocó al sultán y los comunistas africanos iniciaron una persecución contra la minoría árabe que había gobernado durante 200 años el territorio.
Con 18 años, se exilia en Reino Unido para huir del clima, pero también para iniciar sus estudios universitarios. Pero Gurnah siempre mirará a África, situando sus novelas en la Costa Este africana y volcando en las páginas su experiencia como refugiado."Hay un enfoque en lo que escribo: pertenencia, ruptura, dislocación. Quizás eso ya sea más de un enfoque, y dentro de esos tres, ya hay muchos otros temas relacionados con la pérdida, el dolor y la recuperación. Escribo sobre el ingenio con el que las personas se involucran con estas experiencias”, resumía en una entrevista.
Escribir en inglés o el dilema del idioma colonial
En En la orilla, un personaje piensa: “Esta es la casa en la que vivo [...], un idioma que me ladra y me desprecia detrás de cada tres esquinas”. Escribir o no escribir en inglés ha sido el caballo de batalla de toda una generación de africanos de la era poscolonial.
Un debate polarizado entre la postura que encarna el keniano Ngugi wa Thiong’o (que renunció al inglés porque el lenguaje “colonizaba su modo de pensar) y la del fallecido nigeriano Chinua Achebe que defendía usurpar el lenguaje colonial desde dentro. “Simplemente no creo que sea así como un escritor y un idioma se relacionan entre sí, así que no me encuentro en ninguno de los dos bandos”, declaró Gurnah.
El motivo fue simplemente accidental: “La razón por la que comencé a escribir en inglés por supuesto tenía que ver con el colonialismo; de lo contrario, probablemente no habría aprendido inglés. Pero me encontré escribiendo cuando tenía veintitantos años cuando estaba en Inglaterra con un poco de angustia y en ese momento no se me ocurrió decir '¿qué idioma debería usar?' El idioma que sabía usar, al escribir, era el inglés porque eso es lo que leía”.
“No soy el único que escribe en inglés pero aporta un paisaje imaginativo de otra cultura y otro idioma. Y eso produce, creo, una mezcla dinámica y bastante interesante”, concede.
Todas las aristas de emigrar o permanecer
“He escrito repetidamente sobre las decisiones que toma la gente para quedarse o irse, también sobre la experiencia de vivir al llegar a Europa", dice Gurnah, que parece dar vueltas en círculo sobre el momento en el que su vida se bifurcó entre el joven que emigró y el hipotético yo que permaneció.
El comité sueco describe su primera novela, Memory of Departure, de 1987, como la peripecie de un joven que, tras un levantamiento fallido trata de protegerse bajo el ala de un próspero tío en Nairobi, pero es humillado y devuelto a su familia rota, el padre alcohólico y violento y una hermana obligados a prostituirse. En la segunda obra, Pilgrims Way de 1988, explora la realidad multifacética de la vida en el exilio a través cómo su protagonista se enfrenta al clima racista de su nueva tierra natal, Inglaterra. La novela termina con la visita de Daud a la catedral de Canterbury, donde medita sobre los paralelismos entre los peregrinos cristianos que visitaron el lugar en tiempos pasados y su propio viaje a Inglaterra.
En la tercera novela, Dottie (1990), retrocede al pasado para retratar a una mujer negra de origen inmigrante que crece en duras condiciones en la Inglaterra de los años 50. Y la cuarta novela, Paraíso (1994), surge tras una profusa investigación sobre el África Oriental a la que equiparán con El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad por el descenso a los infiernos de su héroe inocente Yusuf.
Dice Gurnah que celebra los premios porque le permiten acercarse a más lectores. Y nada lo hará más que el Nobel: un final feliz para un autor con tendencia al pesismiso: "En cuanto a la sombra del dolor y la soledad, creo que esa es la condición de la existencia humana".