El canciller austriaco, Sebastian Kurz, dimite acusado de corrupción
- Kurz, que niega las acusaciones, pasará a ser portavoz parlamentario de su partido
- Su puesto lo ocupará el ministro de Asuntos Exteriores, Alexander Schallenberg
El canciller austriaco, Sebastian Kurz, ha anunciado su dimisión como jefe del Gobierno en medio de la crisis provocada por las acusaciones de corrupción, aunque mantendrá sus aspiraciones políticas pese a la ruptura de la coalición de gobierno que mantenía con Los Verdes.
Kurz, que niega las acusaciones, estaba dispuesto a seguir gobernando con su socio de coalición, pero el partido de izquierda había afirmado que la investigación imposibilitaba su continuidad como canciller y había pedido a su partido que nombrara a un sucesor "irreprochable".
"Nuestro socio de coalición ha decidido adoptar una postura clara en mi contra", ha afirmado Kurz en rueda de prensa televisada. Por ello considera que están en una situación de "callejón sin salida" pese a que "la pandemia no ha terminado aún, la crisis económica apenas acaba de empezar y sería irresponsable una deriva hacia el caos durante meses".
Por este motivo, Kurz ha anunciado su dimisión "anteponiendo los intereses del país a los míos" y haciendo un llamamiento a la "estabilidad y responsabilidad". Su puesto lo ocupará el ministro de Asuntos Exteriores, Alexander Schallenberg, ha anunciado Kurz en su breve comparecencia, en la que no se han admitido preguntas.
Kurz se trasladará ahora al cargo de portavoz parlamentario del Partido Popular Austriaco, el (ÖVP), un movimiento con el que pretende evitar que se forme una alianza en contra de su formación, con los ecologistas y los opositores socialdemócratas, liberales y ultraderechistas. En cuanto a las acusaciones de la Fiscalía anticorrupción en su contra, Kurz destacó una vez más que se trata de alegaciones "falsas" y se ha mostrado "seguro" de poder "arrojar algo de luz".
"Un paso a un lado"
Tras la rueda de prensa, la ministra de Agricultura, Elisabeth Koestinger, considerada muy cercana a Kurz, ha subrayado que éste está dando "un paso a un lado" y que se mantendrá al margen de la política "hasta que las acusaciones se aclaren".
Kurz y otras nueve personas están acusadas de desviar fondos públicos a una empresa de prensa para impulsar sus aspiraciones políticas. En la última semana la Fiscalía ha registrado varias sedes oficiales, incluyendo la sede del ÖVP y la Cancillería.
Según la investigación, entre 2016 y 2018 se habrían publicado artículos elogiosos y estudios de opinión "parcialmente manipulados" a cambio de la compra de espacios publicitarios por parte del Ministerio de Hacienda, que en ese momento gestionaban los conservadores.
Como consecuencia del escándalo, Los Verdes, socio minoritario del Gobierno de Kurz, han pedido su dimisión y estaba prevista una moción de censura para el próximo martes que ahora depende de la decisión de Los Verdes, que podrían optar por dar continuidad al Gobierno con el ÖVP de Kurz ya sin él al frente y con Schallenberg como canciller.
Mientras, el Partido Socialdemócrata de Austria (SPO) prepara una coalición a cuatro bandas que incluiría al polémico partido ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ). La líder socialdemócrata, Pamela Rendi-Wagner, defendía antes de conocer la dimisión de Kurz la posibilidad de renunciar a su compromiso de no colaborar con el FPÖ porque "situaciones extraordinarias requieren medidas extraordinarias", según declaraciones a la cadena pública ORF. Además del FPÖ, la coalición incluiría a Los Verdes y al partido liberal NEOS.
Sebastian Kurz, de 35 años, entró en el Gobierno hace diez años como secretario de Estado, para posteriormente convertirse en ministro de Exteriores. En diciembre de 2017 asumió la cancillería por primera vez, tras un acuerdo con la ultraderecha, pero en mayo de 2019 fue destituido por el Parlamento en una moción de censura por un escádalo de corrupción que salpicaba a sus socios de gobierno.
En enero de 2020 regresó al poder, esta vez de la mano de Los Verdes, una coalición que ha vivido momentos de tensión debido a sus diferencias de opinión en temas como el de los refugiados.