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Italia

Exigen ilegalizar los movimientos fascistas en Italia tras el asalto a un sindicato y un hospital en una protesta violenta

  • Hay 12 detenidos, entre ellos dos líderes de la ultraderechista Fuerza Nueva, tras la protesta contra el pasaporte COVID
  • Los extremistas intentaron también -sin éxito- asaltar la oficina del primer ministro, Mario Draghi, que ha condenado lo ocurrido

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Concentración en Italia contra el ataque de extrema derecha a la sede del principal sindicato

Italia reacciona contra la violencia desatada la noche del sábado en su capital por miembros de extrema derecha, que asaltaron la sede del principal sindicato nacional y un hospital tras una manifestación -muy concurrida- contra el pasaporte Covid, que terminó con incidentes y enfrentamientos con la policía.

Hay 12 detenidos, entre ellos dos líderes de la ultraderechista Fuerza Nueva. Los extremistas intentaron también -sin éxito- asaltar la oficina del primer ministro, Mario Draghi, que ha condenado lo ocurrido.

Los militantes del sindicato se han concentrado este domingo y el debate sobre la necesidad de ilegalizar los movimientos neofascistas ha salido a la palestra en el país. El primero en lanzar el órdago ha sido el secretario general del sindicato cuya sede fue atacada en Roma, la CGIL, Maurizio Landini.

"Todas esas formaciones que se identifican con el fascismo deben ser disueltas. Es el momento de decirlo claramente", ha indicado el líder sindical ante cientos de personas que se congregaron a las puertas de la sede coreando el himno partisano "Bella ciao".

Noche de caos en Roma

Unos diez mil manifestantes, entre ellos numerosos militantes del movimiento neofascista Forza Nueva, marcharon por el centro de la capital, profiriendo insultos hacia el Gobierno de unidad nacional de Mario Draghi y también contra la prensa.

La tensión subió inevitablemente cuando lanzaron petardos y bombas de humo a la sede del Ejecutivo, lo que desencadenó la reacción de los antidisturbios, con mangueras de agua a presión y cargas para frenar la marca. Durante el recorrido también irrumpieron en la sede nacional del sindicato CGIL, destrozando su planta baja.

El encontronazo se saldó con 38 policías heridos, seiscientos manifestantes identificados y doce detenidos, entre estos el líder nacional de Forza Nuova, Giuliano Castellino, y el responsable romano, Roberto Fiore, así como otro antiguo miembro de los extintos Núcleos Armados Revolucionarios (NAR).

Asedio en Urgencias

Además, durante la noche una treintena de manifestantes asediaron el servicio de Urgencias del hospital Umberto I e hirieron a cuatro personas: dos enfermeras, una con un botellazo en la cabeza, y dos agentes de seguridad.

Los hechos han suscitado la indignación y la condena de la política italiana, pues como han apuntado numerosos expertos, recuerdan a tiempos pasados. Italia asistió a la fundación del Fascismo de Benito Mussolini hace un siglo, en 1919, un movimiento que dio sus primeros pasos con el hostigamiento a los sindicalistas y que, tras llegar al poder en 1922, llevó al país al desastre de la II Guerra Mundial.

Landini, arropado por cientos de correligionarios, asegura que lo de anoche fue "un ataque a la democracia" y "una ofensa a la Constitución" republicana que surgió tras la caída del régimen y que de hecho prohíbe en sus disposiciones finales la reorganización "bajo cualquier forma" del Partido Fascista.

Por esa razón ha convocado una manifestación nacional el próximo sábado bajo el lema "Mai più Fascismo" (Nunca más fascismo).

El debate entra en agenda

Su propuesta de ilegalizar este tipo de organizaciones, que cabalgan ahora el descontento por la pandemia, como lo hicieron entonces por el malestar de la Primera Guerra Mundial, ha sido secundado por varios políticos de la izquierda italiana. El ministro de Trabajo y Políticas Sociales, Andrea Orlando, considera que la propuesta de Landini "tiene elementos de fundamento significativos" porque, a su parecer, se deben "construir instrumentos para defender la República y la democracia de un modo más eficaz".

El diputado del Partido Demócrata (PD), Emanuele Fiano, a menudo objeto de ataques por su ascendencia judía, avanzó que el lunes presentará una moción urgente en la Cámara de Diputados para pedir la disolución de los movimientos fascistas.

La misma exigencia llegó de la Asociación Nacional de los Partisanos de Italia (ANPI) que, como muchos otros políticos, parafraseó al expresidente Sandro Pertini, emblema del antifascismo: "El Fascismo no es una opinión, sino un crimen".

La solidaridad llegó de todos los frentes: el líder del Movimiento Cinco Estrellas,  Giuseppe Conte, pidió una acción judicial rápida, y el conservador Silvio Berlusconi telefoneó a Landini para trasladarle su solidaridad.

Reacción de La Liga y Hermanos de Italia

La condena también llegó desde la ultraderecha, que sin embargo dejó clara su comprensión con quienes se manifestaron pacíficamente contra el pasaporte sanitario. El jefe de la Liga, Matteo Salvini, socio como los mencionados en el Gobierno de coalición de Draghi, criticó el ataque pero apoyó a "los trabajadores que defienden pacíficamente sus derechos y su libertad", pues él está en desacuerdo con la obligación del certificado.

Mientras que Giorgia Meloni, presidenta de la ultraderechista Hermanos de Italia, única oposición al Gobierno, tachó de "delincuentes" a los que sembraron el caos en Roma. "Solidaridad también a los miles de manifestantes para protestar legítimamente contra las medidas del Gobierno y de los que nadie hablará por culpa de delincuentes que usan cada pretexto para ejercer una violencia grave e inaceptable", zanjó.

Desde el 15 de octubre, Italia obligará a todos los trabajadores a presentar un pasaporte COVID que certifique su vacunación, un test negativo o haber pasado la enfermedad. Una medida que apoyan los sindicatos, y que el gobierno, dice, que no va a cambiar.