El tabú de las enfermedades mentales entre los jóvenes: "Siento que mi familia no me apoya"
- El 58,3 % de los españoles de entre 15 y 24 años dice sentirse "a menudo" ansioso
Nerea padece ansiedad social y trastorno de la conducta alimentaria. Dos patologías que se han agravado durante el confinamiento en el que muchos jóvenes han sufrido en silencio problemas de salud mental. "Todo el día encerrada en casa tenía pensamientos que no eran buenos", señala a TVE y añade que no se ha sentido apoyada por su familia porque "hasta que no lo sienten, no saben lo que es".
El caso de esta joven no es aislado pero algo parece estar cambiando: poco a poco el estigma que rodea a las enfermedades mentales se resquebraja. Un tabú que se recrudece en el caso de la juventud donde la pandemia ha servido de catalizador para aflorar estas dolencias.
El 58,3 % de los españoles de entre 15 y 24 años dice sentirse "a menudo" ansioso, nervioso y preocupado y el 36 % "a veces", según reveló Unicef esta semana en un informe donde también reflejaba que uno de cada siete adolescentes de 10 a 19 años en todo el mundo tiene un problema de salud mental diagnosticado y casi 46.000 adolescentes se suicidan cada año.
Este domingo se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra con el lema "Atención de salud mental para todos: hagámosla realidad", alertando del "decepcionante panorama de fracaso mundial a la hora de prestar a las personas los servicios de salud mental que necesitan, en un momento en el que la pandemia está poniendo de manifiesto la creciente necesidad de apoyo" en esta materia.
Beatriz Castro pasó por una depresión cuando tenía 17 años pero ni su familia, ni sus amigos y ni ella misma supieron ponerle nombre a ese sentimiento de tristeza constante, por lo que no llegó a acudir a ningún médico. "Años después me volvió a pasar, al principio seguí ignorándolo porque podía levantarme, ir a clase, ser funcional, pero hubo gente a mi alrededor que había pasado por ahí, me dijeron que debía tratarme y en terapia me di cuenta de todo", cuenta a EFE esta joven de 26 años.
La brecha social en la atención psicológica
Acudir a un psicólogo en el sistema público es una de las mayores demandas de todos estos jóvenes que piden que no se les aísle y denuncian la falta de recursos.Según datos de 2018, en España hay solo 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes, tres veces menos que la media europea. "En España va al psicólogo solo quien puede", dice a EFE Patricia Jiménez, quien explica que una sesión en la capital española puede costar desde 50 a 120 euros.
A la falta de profesionales en el sistema público, su suma el precio para poder acceder a un tratamiento adecuado y continuo, por lo que muchos pacientes solo acuden a la sanidad pública para tratar ataques puntuales con fármacos. "Yo lo recibo todo privado, a la pública solo he ido cuando he tenido picos de ansiedad, la gente que conozco que ha ido la han atendido cada mes y una terapia si no es semanal deber ser como mucho quincenal, en un mes te puede pasar de todo y tu cabeza tener ese sufrimiento", afirma.
Autolesiones, una vía de escape peligrosa que va en aumento
Las atenciones hospitalarias por autolesiones, que algunos adolescentes se infligen como vía de escape de una situación de desbordamiento emocional, se han disparado en los últimos años, un fenómeno que ya se había incrementado antes de la pandemia y que la COVID ha agravado. Estudios publicados en los últimos diez años centrados en Cataluña indican que un 11,4% de los jóvenes se ha autolesionado al menos una vez en su vida, y en Europa se habla de una prevalencia del 27,6%.
"Un corte tiene un efecto desbloqueador, los libera de esta tensión interna y tienen los pies en el suelo", explica en declaraciones a Efe Marc Ferrer, jefe del servicio de hospitalización de psiquiatra del Hospital Vall d'Hebron.
En este centro, al igual que en otros de España y Europa, ya se viene observando una tendencia alcista, previa a la pandemia, de jóvenes que llegan a urgencias con autolesiones. En el periodo de 2014 al 2017 ya se produjo un aumento del 21 % de las consultas en urgencias pediátricas por este motivo y entre 2019 y 2021, el incremento pasó a ser de "casi el doble", según Ferrer.
Detrás de este fenómeno, a menudo poco comprendido por la sociedad, hay diferentes variables, como entornos familiares, de escuela o amistades, la presión de las redes sociales, una sociedad con cambios rápidos y una elevada exigencia con los menores, desde muy pequeños.