La OMS define oficialmente como enfermedad la COVID-19 persistente
- Esta enfermedad aparece tres meses después del contagio y con síntomas que duran al menos sesenta días
- Entre los síntomas se incluyen fatiga, dificultad para respirar y disfunción cognitiva
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Por primera vez la enfermedad pos-COVID-19 o COVID-19 persistente tiene una definición oficial. La iniciativa se ha llevado a cabo por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) tras una consulta mundial y persigue el objetivo de facilitar el tratamiento de los enfermos. Hasta ahora, la falta de claridad entre los profesionales de la salud ha complicado los esfuerzos por avanzar en la investigación y la cura.
De acuerdo con la doctora Janet Díaz, jefa de gestión clínica de la OMS, aunque la mayoría de los pacientes se recuperan por completo, algunos padecen efectos a largo plazo. Estos efectos se producen independientemente de la gravedad inicial de la infección y se dan con mayor frecuencia en mujeres, personas de mediana edad y en aquellos que mostraron más síntomas al principio de la enfermedad.
Síntomas que duran al menos dos meses
Ahora, según la OMS, la COVID-19 persistente es aquella enfermedad producida “en individuos con antecedentes de infección probable o confirmada por el SARS-CoV-2, generalmente tres meses después de la aparición de la COVID-19, con síntomas que duran al menos dos meses y que no pueden explicarse por un diagnóstico alternativo” Los síntomas más comunes son la fatiga, la dificultad para respirar y la disfunción cognitiva, pero también se pueden dar otros síntomas que suelen repercutir en el funcionamiento cotidiano del enfermo.
“Fatiga, dificultad para respirar y disfunción cognitiva“
En su intervención en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra, la doctora Díaz ha explicado que los síntomas incluyen "fatiga, dificultad para respirar, disfunción cognitiva, pero también otros que generalmente repercuten en el funcionamiento cotidiano". Estos signos pueden ser de nueva aparición o persistir desde el inicio de la enfermedad. Asimismo, también pueden fluctuar o existir recaídas con el tiempo.
Díaz ha descrito la nueva definición como "un importante paso adelante" para estandarizar el reconocimiento de los pacientes con esta condición y ha afirmado que la OMS espera que "ayude al personal médico y sanitario a reconocer a los pacientes y a comenzar con los tratamientos e intervenciones adecuados y a tener claros los caminos a tomar". "Esperamos que los responsables políticos y los sistemas sanitarios establezcan y apliquen modelos sanitarios integrados para atender a estos pacientes", ha concluido.
Aunque existen varias pruebas para detectar la infección inicial por COVID-19, no hay ninguna para detectar esta afección posterior, y todavía no está claro qué la desencadena en los enfermos. "¿Se trata de la persistencia viral, o hay microtrombosis o algún problema con el sistema vascular?", se ha preguntado la doctora.