Tagoro: diez años de la erupción en El Hierro que ayudó a mejorar la gestión de las crisis volcánicas
- En octubre de 2011, un nuevo volcán submarino nació en el Mar de las Calmas, muy cerca de La Restinga
- Aportó importantes lecciones para la vulcanología española, que se han aplicado ahora con éxito en La Palma
La erupción submarina del volcán Tagoro, al sur de La Restinga (El Hierro), ha cumplido diez años. El 12 de octubre de 2011 una gran mancha constató el inicio de la erupción submarina a unos cinco kilómetros de la costa herreña. El nuevo volcán, que después fue bautizado como Tagoro -término guanche que designa a la estructura circular donde los dirigentes aborígenes mantenían sus asambleas- arrasó cualquier forma de vida en kilómetros a la redonda dentro del Mar de las Calmas, una de las reservas marinas más importantes de Europa, y sacudió a esta pequeña isla, la más joven del archipiélago canario.
El hecho de que se tratase de un fenómeno submarino dificultó su datación, y aún hoy sigue existiendo debate entre los expertos para concretar el momento exacto del inicio. Mientras que los vulcanólogos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) señalan al 10 de octubre por ser el primer momento en el que se registró el tremor; para el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), el comienzo se produjo dos días después, el 12 de octubre, cuando fue localizada en el Atlántico la mancha que delataba una erupción esperada sobre la superficie terrestre.
De lo que no hay dudas es del final de la erupción. Desde que el volcán enmudeció, a comienzos de marzo de 2012, los geólogos no han apreciado indicios de que vuelva a producirse un proceso similar a corto plazo, aunque tampoco la descartan.
Similitudes con La Palma
En términos geológicos, el nacimiento del Tagoro fue muy similar a la actual erupción que golpea a la cercana isla de La Palma, con la diferencia básica de que una se produjo bajo el agua y la otra lo está haciendo en superficie. Ambas estuvieron precedidas por un enjambre sísmico, acompañado de una deformación significativa del suelo, indicadores que son el resultado del afloramiento del magma y los gases a las capas más superficiales de la corteza terrestre.
"El actuar de ambos volcanes fue muy parecido. Tuvimos un enjambre de terremotos, que en La Palma comenzó en 2017 y ha culminado ahora, y en El Hierro se prolongó solo durante poco más de dos meses. Pero al final, fue lo mismo: terremotos profundos, y luego más superficiales, hasta que se produjo la erupción", explica a RTVE.es Janire Prudencio, vulcanóloga e investigadora de la Universidad de Granada, quien no obstante matiza que "el escenario en cuestión de riesgo volcánico es completamente diferente, porque en El Hierro la erupción fue submarina y en La Palma es subaérea, lo que provocó que en El Hierro no hubiera casas destruidas por la lava".
El proceso preeruptivo de El Hierro comenzó en el mes de julio de 2011, y originó más de 10.000 terremotos, acompañados de una deformación del terreno de varios centímetros que concluyó con el nacimiento del Tagoro en octubre. La profundidad submarina a la que tuvo lugar el fenómeno -aproximadamente, 400 metros- impidió que el material magmático saliera a la superficie, pero se tradujo en una inmensa mancha de color verdoso que fue extendiéndose durante los días posteriores en las proximidades de La Restinga, el punto más meridional no solo de la isla, sino de todo el territorio español.
Explosión de biodiversidad
La erupción transformó el Mar de las Calmas en una nube submarina de azufre de varios kilómetros de longitud, a una temperatura altísima, lo que hizo que el agua se convirtiese en una sopa letal. El volcán submarino arrasó cualquier forma de vida bajo el agua; pero después lo fertilizó con constantes emisiones de metales bioasimilables, lo que provocó una explosión de biodiversidad, hasta el punto de que prácticamente toda la lava vertida por la erupción de 2011 estaba ya colonizada por organismos a comienzos de 2016.
Rosa Mateos, investigadora del Instituto Geológico y Minero de España (IGME / CSIC), explica a RTVE.es que el nacimiento del nuevo volcán de El Hierro, a corto plazo, "esquilmó la vida fija que había allí, pero una vez que finalizó la erupción, esta se recuperó de una manera muy rápida". "Los volcanes generan una tierra muy fértil, llena de minerales, y la vida explota allí de una manera mucho más intensa. De hecho, hay 800 millones de personas en el mundo que viven alrededor de los volcanes, y eso no es fortuito", afirma.
Una década después de su erupción, el volcán Tagoro se encuentra en una fase hidrotermal activa, por lo que sigue inyectando a los fondos marinos gases -fundamentalmente, CO2-, calor y compuestos de hierro bioasimilables. Estos últimos actúan a modo de fertilizante natural, y son los que han permitido que la vida regrese allí bajo formas tan diversas y variadas.
Sin embargo, los vulcanólogos piden cautela a la hora de establecer analogías con el futuro de la erupción de La Palma, ya que la regeneración de la vida submarina se produce siempre de una manera mucho más rápida. "Cuando la erupción es subaérea cuesta algo más, porque la biodiversidad que hay en uno y otro medio no es la misma, y tienen que pasar muchos más años", advierte Janire Prudencio.
En Canarias, predominan los volcanes submarinos
Con motivo del décimo aniversario de la erupción del Tagoro, Involcan y la Sociedad Volcanológica de España han organizado una conferencia virtual para intercambiar conocimientos sobre el volcán herreño y también sobre el de La Palma. Uno de sus organizadores es Luis Somoza, vicedirector del Instituto Geológico y Minero de España, quien ha asegurado en los micrófonos de RNE que "hay muchos más volcanes submarinos en Canarias que en la superficie terrestre".
"Básicamente, la erupción de El Hierro fue similar a la de La Palma, pero debajo del agua", ha expresado Somoza, quien anticipa que "en La Palma, la recuperación marina va a ser muy rápida". "Nosotros fuimos a El Hierro un año y medio después de la erupción y la vida marina se había reactivado muchísimo. En la fajana de La Palma va a haber una reactivación marina importante en año y medio o dos años", ha asegurado.
Las lecciones del Tagoro
La erupción del Tagoro también aportó importantes lecciones para la vulcanología española, que se han aplicado ahora con éxito en La Palma. Una de ellas, quizá la más reseñable, es la mejora del funcionamiento del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) y su comité científico, cuyo germen se remonta a 2004, cuando se produjo un incremento de la actividad sísmica del Teide. "A nivel de España, el volcán de El Hierro hizo que avanzara la gestión de las crisis volcánicas", asegura Janire Prudencio, quien define a la erupción herreña como "un ensayo, muy entre comillas, que hizo que se reforzase la estructura a nivel organizativo".
En esta misma línea, Rosa Mateos, del Instituto Geológico y Minero, opina que "el volcán Tagoro nos enseñó que los equipos científicos teníamos que coordinarnos, y colaborar entre nosotros". "La erupción de El Hierro nos pilló a todos un poco descolocados, y estábamos descoordinados, pero creo que ahora en La Palma se está viendo todo lo contrario. Todas las instituciones están en el Pevolca, que está coordinando toda la información científica que se obtiene, y el sumar informaciones es lo que hace que la gestión de la emergencia sea mejor", opina esta geóloga.