La crisis carcelaria sacude Ecuador: dos años de violencia con centenares de presos muertos
- Ecuador vive desde 2019 una crisis carcelaria permanente
- En 2021 han muerto más de 200 reclusos en motines en de distintos puntos del país
Han pasado quince días desde la masacre en la cárcel del Litoral de Guayaquil, que se saldó con 119 muertos, y todavía hay familias que siguen reclamando a sus fallecidos. En algunos casos las labores de identificación están siendo complejas debido a que los cuerpos fueron degollados, mutilados o sufrieron fuertes agresiones; unos hechos que han obligado a los forenses a recurrir a pruebas de ADN.
"Queda un saldo como de diez personas aún por identificar debido a la destrucción que tenían sus cuerpos. Muchas de las familias que nos llaman desde que ocurrieron los hechos siguen preguntando por sus parientes. No hay información sobre cuál es la situación y lo que se teme es que habría incapacidad de las fuerzas de seguridad para llegar a ciertos pabellones, que están bajo el control de grupos que tienen sometidos a la mayoría de los internos", nos cuenta Billy Navarrete, director del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH).
Esta organización social denuncia que desde 2019 Ecuador con episodios de amotinamientos que se repiten cada cierto tiempo aunque, hasta la fecha, ninguno había terminado con una cifra tan alta de fallecidos. "Sin duda ha sido la masacre más sanguinaria de la historia de Ecuador y una de las más numerosas en cuanto a muertes en la región. En la penitenciaría lo ocurrido en septiembre no tiene comparación", explica Navarrete.
Preocupa que la violencia se traslade fuera de las cárceles
El pasado 28 de septiembre, dos horas después del inicio de la rebelión, las autoridades de Guayaquil daban por controlado el enfrentamiento entre dos de las bandas del Litoral que pugnan por el control de los módulos. En esta cárcel, que es prácticamente una ciudad penitenciaria, hay unos 8.000 reclusos. En un primer recuento la policía confirmaba el asesinato de 24 personas pero, a medida que avanzaban las horas, esa cifra iba aumentando hasta llegar a la friolera de 119 víctimas mortales.
La brutalidad de las escenas podía constatarse en las redes sociales. Desde la propia prisión los internos subían vídeos que ellos mismos grababan. Entre las imágenes puede verse a reclusos que juegan al fútbol con cabezas humanas que acaban de degollar. Esta violencia es una demostración de poder de las organizaciones criminales. "La violencia extrema no es el medio, es el fin último. La agresividad es su forma de afianzar el estatus de grupos que dominan", asegura Daniel Pontón, decano de la Escuela de Seguridad y Defensa del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN).
Ahora los expertos están preocupados porque esta agresividad sobrepase los límites carcelarios. "Esto tiene raíces culturales y el temor es que se extienda a las calles del Ecuador, que es muy parecido al fenómeno mexicano. Lastimosamente la narcocultura es un proceso muy potente en la sociedad latinoamericana", asevera el decano en seguridad.
Los fallecidos, la mayoría sin vinculación con los conflictos
En esta cárcel ecuatoriana cumplen condena diferentes presos, muchos de ellos están privados de libertad por delitos menores: robos de teléfonos móviles, posesión de drogas, impagos… Leonardo González, conocido artísticamente como Trébol, era un rapero que estaba a punto de terminar una pena de ocho meses por posesión de marihuana. Tenía treinta y un años, era padre de familia y le quedaban solo dos días para salir del centro, pero lo asesinaron las bandas durante el motín.
"No necesariamente son personas vinculadas a grandes cárteles o bandas delictivas. Allí pagó el que estaba, se metieron a asesinar a todo el mundo. Es un conflicto interno que se lleva por delante a inocentes también", lamenta May Benalcázar, una de las mejores amigas de Trébol, que además compartía con él grupo musical.
Solo unas horas antes de que comenzara el motín la tensión era evidente, lo que llevó a Trébol a enviar un mensaje a sus amigos y familiares. "Como que se despedía premonitoriamente, como que decía que si no alcanzaba a salir que iba a grabar las pistas de sus canciones para que se terminaran fuera y mandaba como un agradecimiento a toda la familia, a todo el grupo", afirma May.
Las organizaciones DDHH denuncian inseguridad, hacinamiento y violaciones
Hace dos semanas que el presidente Guillermo Lasso, se desplazaba de urgencia a Guayaquil para seguir de cerca la crisis carcelaria. El mandatario ecuatoriano decretaba el estado de excepción en todos los centros penitenciarios del país. Las autoridades atribuían el motín a peleas internas de reclusos a los que incautaron arsenal de todo tipo. En sus celdas ocultaban fusiles, armas cortas, explosivos, cuchillos, machetes…
Pero para las organizaciones de derechos humanos la crisis es mucho más que una disputa interna y denuncian falta de seguridad, hacinamiento o violación sistemática de los derechos de los internos. "Es evidente el olvido de la población carcelaria y de sus necesidades y esto es lo que ha hecho que la situación llegue a este punto", asegura Billy Navarrete. En las cárceles de Ecuador la población carcelaria es de unos cuarenta mil internos, el porcentaje de hacinamiento según la CDH es del 40 %.