Nerea Pérez de las Heras: "Cada vez estamos más lejos del que es diferente"
- La autora de Feminismo para torpes está a punto de estrenar la función Cómo hemos llegado hasta aquí en el Teatro del Barrio
- El programa Cámara Abierta charla con la periodista, dramaturga, historiadora del arte y feminista sobre teatro y redes sociales
Es periodista, historiadora del arte, dramaturga y feminista pero, sobre todo, Nerea Pérez de las Heras es natural como la vida misma. Por todo ello –más que nada por lo último– hemos decidido charlar con la creadora de Feminismo para torpes que está a punto de estrenar en el Teatro del Barrio su nueva función: Cómo hemos llegado hasta aquí. Esta es una charla sobre el teatro, sobre la perfecta jubilación, sobre redes sociales, sobre sueños cumplidos. Sobre la vida.
P.- ¿En quién te has ido convirtiendo a lo largo del tiempo?
R.- En esencia soy la misma persona que cuando solo me dedicaba a escribir o cuando colgaba abrigos en un guardarropa en el Thyssen (estuve muchos años ahí). Me siguen preocupando las mismas cosas, pero he ido encontrando a lo largo de los años –primero en Periodismo, luego con los vídeos de Youtube, o con las redes sociales, o con el teatro– otra forma de transmitirlas y amplificarlas. Y he conseguido herramientas de comunicación que cada vez han sido más efectivas. Pero, vamos, en esencia soy la misma y me preocupa lo mismo.
P.- ¿Es el teatro lo que más te pone en la vida?
R.- El teatro tiene una cosa muy especial que te engancha y que no tiene nada más, que es el contacto con la gente. Al final es un ritual y esto puede parecer una cursilada, pero cuando eres espectador lo sientes de verdad. Hay un momento en que todo el mundo para, se apaga la luz. Hay muy pocas oportunidades en nuestro día a día –en nuestra rutina, en lo que consumimos a través del móvil, en lo que vemos en la pantalla todo el rato– en las que tú estés escuchando a una persona físicamente y en las que eso sea algo que no se vaya a repetir. Es una experiencia inmediata, física y sobre todo analógica. Yo he comprobado que es verdad todo lo que se dice del teatro. Que es ahí donde se generan emociones verdaderas y que son esas emociones las que fluyen con mucha más rapidez, profundidad, efectividad. El teatro funciona.
P.- ¿Crees en la capacidad transformadora del teatro entonces?
R.- Absolutamente. De hecho, la he comprobado en mis propias carnes. Es transformadora para quien la aborda desde el escenario –para las creadoras que tratan de comunicar– y para quienes van a que se les comunique. A mí me pasa con Feminismo para torpes, y es que, de hecho, la gente repite. Es algo que solo funciona ahí. En los vídeos no ocurre igual, el relato es distinto, hay mucha improvisación, hay mucha actualidad… Y la gente repite porque la experiencia les sirve y quieren que la obra la vea alguien más. Eso me convence de que el teatro es insustituible. Es un pedazo de invento.
“El teatro es insustituible, es un pedazo de invento“
P.- Ahora que está llegando a su fin Feminismo para torpes, dime ¿qué has aprendido?, ¿qué te llevas?
R.- Me llevo una grandísima sensación de posibilidad. Me ha dado muchas sorpresas desde el principio. Empezó como un montaje de guerrilla, no teniendo experiencia en teatro. Era una conferencia en crudo que luego otras personas enriquecieron con luz, con coreografía. Laura Jabois y Luis Miguel Ríos –los actores– me han ido formando sobre la marcha. Así que me he ido formando sobre el terreno y lo que empezó como un atreverse se ha convertido en algo que ha sido muy pequeñito y que ha transformado. Eso ha pasado. Es real.
P.- Háblame de tu nuevo show: Cómo hemos llegado hasta aquí.
R.- Es un montaje que parte de la dramaturgia de tres mujeres: Andrea Jiménez, Olga Iglesias y yo. La directora es Andrea y es una autoficción. En escena estamos Olga y yo. Olga intenta contar su vida con todo detalle para buscar justicia, para resarcirse, para conectar con los demás. Y yo hago de presentadora desesperada por comunicar. Es un show muy pop, muy televisivo y yo todo lo precipito hacia el entretenimiento. Lo que intento es elevar su historia, su narrativa política, casi mitológica, para ir desvelando qué hay en la vida de esta mujer que tenga que ver con lo estructural. Con lo que podamos sentirnos identificados todos y todas. Intentamos decirle al espectador: “Si te has identificado con esta mujer lesbiana de 40 años, de una ciudad pequeña, que ha vivido la precariedad laboral y cuya historia es aparentemente pequeña, es que igual puedes entender al otro”. Muchos de los problemas que tenemos ahora creo que tienen que ver con que cada vez estamos más lejos de la gente que es diferente a nosotros. Entonces nuestras estrategias son opuestas pero el fin es que se nos entienda.
“Es un show muy pop, muy televisivo y yo todo lo precipito hacia el entretenimiento“
P.- ¿Qué es lo más bonito que te ha pasado sobre un escenario?
R.- Muchas cosas. Hace poco vinieron a verme desde Almería mis padres, que son muy mayores. Ellos hace años se marcharon a vivir a un pueblo de Almería y me dejaron aquí siendo periodista y, claro, ellos sabían lo que hacía, pero no lo habían visto. Fue muy chocante para ellos y para mí. Me vinieron a ver y después de los aplausos dije que mis padres estaban allí y se formó como un besamanos. La gente iba dándoles la enhorabuena y yo insistía en que las reclamaciones tenían que ir dirigidas a ellos, porque ellos me habían hecho. ¡Se lo pasaron pipa!
P.- ¿De qué te sirven las redes sociales y qué importancia les das?
R.- Les doy muy poca importancia y me quitan mucho tiempo en mi día a día. Me gustaría decir que me sirven para informarme, para enriquecerme… ¡No! Me sirven para entretenerme, para evadirme, para echarme palomitas al cerebro, para apagarlo. Y para tener contacto con las personas que te vienen a ver. Me llegan mensajes bonitos. He hecho amistades. Pero me gustaría que me quitaran menos tiempo.
“Las redes sociales sirven para echarme palomitas al cerebro y apagarlo“
P.- ¿Te da miedo Twitter?
R.- ¡Me da mogollón de miedo! Hay amigas comunicadoras feministas que me cuentan que les han rascado un tuit de 2007 en el que metieron la pata porque a lo mejor no te habías leído lo que te tenías que leer… No sé, la capacidad de exposición y de hemeroteca de cualquier persona es tan fuerte que prefiero no entrar en Twitter.
P.- ¿Qué edad tienes?
R.- Treinta y nueve.
P.- Si cierras los ojos y te imaginas a ti misma a los 65, ¿cómo estás y dónde?
R.- Estaré metida en un proyecto con mis amigas que se llamará Lesbiátrico, que es básicamente una comunidad de amigas, exnovias, parejas que sobrevivan… Profesionalmente espero estar retirada. Mi ilusión es dejar de currar lo antes posible y dedicarme a ver el Mac, leer libros y a estar con las colegas charlando. Sería maravilloso que para entonces hubiera renta universal y tuviéramos de todo para todos y no tuviéramos que trabajar.