Tras la estela de 'Patria': la literatura rompe el silencio sobre ETA
- A raíz del fenómeno editorial, numerosos escritores vascos han publicado novelas sobre ETA
- RTVE.es recopila una docena de novelas que abordan el terrorismo de ETA desde diferentes perspectivas
En 2011 ETA anunciaba el abandono de las armas y Fernando Aramburu arrancaba la escritura de Patria. El cese de la violencia permitió al escritor abordar una certera radiografía del desgarro social y el sufrimiento provocado por el terrorismo, vía la historia del enfrentamiento de dos familias tras el asesinato del empresario El Txato.
La literatura ya había tocado anteriormente el tema de ETA como en el clásico Cien metros (1976) de Ramón Saizarbitoria aunque la ficción era escasa y acotada al País Vasco.
El fenómeno editorial de Patria publicada en 2016 y traducida a 37 idiomas ha supuesto un punto de inflexión: considerada "la gran novela de ETA después de ETA" ha abierto brecha a una ola literaria con afán memorialístico donde numerosos creadores vascos se han lanzado a recomponer el relato desde diferentes voces generacionales, narrativas y contextos. Una suerte de disipación de la niebla histórica, como citaba el escritor Mila Kundera sobre la necesidad del poso temporal en el análisis de una tragedia muy reciente.
A continuación algunas de las novelas destacadas antes y después de Patria.
Años lentos, Fernando Aramburu
Años antes del éxito rotundo de Patria, Aramburu abordó el germen de ETA a través de Años lentos (Tusquets) donde se trasvasan los recuerdos sentimentales a la memoria colectiva en un retrato preciso del grisáceo San Sebastián de los 70.
El protagonista es un niño de ocho años que llegará a la ciudad acompañado de su familia desde Navarra. A partir de aquí se destila la vida en el barrio y el destino de sus personajes: el tío Vicente, que reparte la vida entre la fábrica y la taberna, su tía Maripuy, sometida a las convenciones sociales y religiosas de la época o el primo Julen adoctrinado por el cura de la parroquia para enrolarse en una incipiente ETA.
Aramburu también señaló en el conjunto de relatos cortos Los peces de la amargura (Tusquets) las consecuencias del terrorismo: un padre se aferra a sus rutinas, como cuidar los peces, para sobrellevar el trastorno de una hija inválida a causa de un atentado; un matrimonio, fastidiado por el hostigamiento de los fanáticos contra un vecino, esperan y desean que éste se vaya de una vez, una mujer resiste cuanto puede las amenazas antes que marcharse…
El miedo, la asfixia social y la lucha por la supervivencia aparecen contenidos en estas crónicas a través de una narrativa sin dramatismos donde planea una profunda tristeza.
Mejor la ausencia, Edurne Portela
El exitoso debut en la novela de Edurne Portela también coincidió en el tiempo con la cascada de publicaciones post Patria. Portela trasladó a la ficción las memorias íntimas sobre la violencia y la literatura comprometida que ya había analizado en el ensayo El eco de los disparos donde la cultura se hace presente para afrontar las heridas del pasado.
En Mejor la ausencia (Galaxia Gutenberg) se enfoca en el margen izquierda del Nervión en el Bilbao de los 80, asolado por las drogas y los estragos del paro por la reconversión industrial.
La escritora se cuestiona con una narración descarnada cómo afectan a las personas las violencias que atravesaron la sociedad: la transformación paulatina en víctimas, verdugos o cómplices. Lo hace a través de las vivencias de una familia desestructurada cuya protagonista, Amaia, intenta alejarse de un mundo hostil marcado por la kale borroka, las pintadas acusatorias, el alcoholismo o los malos tratos.
La novela actúa como un complemento perfecto de Patria en un desglose a pie de calle de tiempos oscuros y no tan lejanos. Mejor la ausencia fue elegido como Libro del Año por los libreros de Madrid en 2017.
El comensal, Gabriela Ybarra
Cuentan que en mi familia siempre se sienta un comensal de más en cada comida. Es invisible, pero está ahí. Tiene plato, vaso y cubiertos. De vez en cuando aparece, proyecta su sombra sobre la mesa y borra a alguno de los presentes. El primero en desaparecer fue mi abuelo paterno.
Es el arranque de El comensal (Caballo de Troya), la aclamada novela de autoficción de Gabriela Ybarra que imbrica varias tramas: el secuestro y asesinato por ETA de su abuelo en 1977, Javier Ybarra, alcalde Bilbao y presidente de la Diputación de Vizcaya durante el régimen franquista, y la enfermedad y muerte de su madre que plantea interrogantes en una familia que ha vivido amenazada: los padres de Gabriela Ybarra tuvieron que huir a Nueva York y llevar escolta.
A medio camino entre el testimonio y la memoria en un experimento de indagación narrativa, la escritora presenta un relato novelado de los hechos con fragmentos de noticias de prensa de la época, que ha cosechado muy buenas críticas. Ybarra aflora una catarsis sobre cómo enfrentar el duelo en un ejercicio de pura resiliencia ante el sufrimiento de las víctimas.
Los turistas desganados, Katixa Agirre
La novela arranca como un relato de viajes, aparentemente ligero y muy vital, sobre el recorrido de una pareja por el País Vasco contemporáneo pero se desliza hacia cuestiones más profundas como las heridas sin cicatrizar.
La ópera prima de Katixa Agirre no habla estrictamente sobre ETA pero sí sobre la actitud ante los conflictos y la culpa colectiva heredada.
Los turistas desganados (Editorial Pre-Textos) es a la vez una historia de amor y un retrato de verano salpicado con microensayos sobre el compositor Benjamin Britton, en el que los recuerdos conducen a la relación de la sociedad vasca con la violencia en episodios como los coches bomba, las cárceles o las huelgas de hambre.
La línea del frente, Aixa de la Cruz
La bilbaína Aixa de la Cruz también forma parte de la nueva generación de novelistas vascos. En La línea del frente (Salto de Página) lanza preguntas sobre la construcción de la identidad con la violencia de ETA como trasfondo. El texto funciona como retrato generacional y reflexiona sobre la atmósfera en la que crecieron los nacidos a finales de los 80 en el País Vasco.
En una entrevista De la Cruz ha desvelado su voluntad de construir la historia de una joven que vivió durante una burbuja en los años más duros del conflicto y que tiene una "toma conciencia tardía" con episodios ocurridos.
"La culpa es un sentimiento muy común en Euskadi por no haber hecho nada. Una idea muy interesante que lanzaba Edurne Portela en su libro es cómo nos hacemos cómplices con el silencio", señala la autora que añade que el éxito de Patria ha dado "visibilidad" a la nueva novela vasca.
La línea del frente cuenta la historia de Sofía, una joven acomodada que se instala en una casa de veraneo para escribir su tesis y donde volverá a contactar con un exnovio encarcelado por sus contactos con el entorno etarra. En el libro se entremezclan diversos géneros: la narrativa pura en la protagonista; el diálogo teatral en los encuentros en la prisión o el formato carta.
Twist, Harkaitz Cano
Anterior a Patria, Twist (Seix Barral) tiene como punto de partida la desaparición y el asesinato de dos militantes de un grupo armado (remite al caso Lasa y Zabala sin mencionarlos). Un tercer militante y amigo de ambos, Diego Lazkano, se siente responsable de su muerte porque fue él quien delató a sus compañeros.
Esta historia coral realiza un seguimiento durante 20 años y más allá del terrorismo explora sentimientos esenciales como la amistad, la traición, la culpa, la construcción de la personalidad o los abusos de poder.
Una novela monumental y avalada por la crítica que no cae en el tópico, maneja con maestría los resortes narrativos y trasciende literariamente el peso de los acontecimientos.
Cano vuelve al entorno de ETA con La voz del Faquir (Seix Barral), una biografía ficcionada del cantautor Imanol que se detiene en sus años de militancia en la banda, la cárcel, el exilio en París o la caída en desgracia para la izquierda abertzale. Una historia sobre ilusiones perdidas acerca de las tensiones entre el individuo y el sistema.
Como si todo hubiera pasado, Iban Zaldua
El volumen contiene 42 cuentos, escritos entre 1999 y 2018, sobre el conflicto vasco o lo que Zaldua y sus amigos llaman 'La Cosa'. Escritos en euskera, muchos de ellos se han publicado por primera vez en español traducidos por el propio autor en los últimos años.
En palabras de Edurne Portela en el prólogo que abre el libro, “aportan algo singular e irrepetible: nos adentran en la historia cuando la historia era presente. Nos dan una visión de 'La Cosa' desde el día a día, desde dentro, prestando atención a veces a los grandes eventos -alguna de las treguas de ETA, algún asesinato reconocible como el de Miguel Ángel Blanco-, pero sobre todo desvelan lo que suponía vivir cotidianamente con la violencia”.
En el recorrido de Como si todo hubiera pasado (Galaxia Gutenberg), Zaldua señala una realidad compleja: desde los vínculos afectivos a los silencios en las conversaciones entre amigos o la mirada sobre la realidad post ETA encarnada en la fragilidad de la memoria y la necesidad de reconstrucción.
"Un libro de ficción siempre va a tener más éxito que uno de un sesudo historiador, pero no tengo claro que la mejor literatura vaya a venir después del conflicto. Y tampoco va a conseguir fijar un discurso único, algo que no se ha conseguido con la Guerra Civil o el franquismo, por ejemplo: a mí me gustaría que lo hiciéramos mejor que con estos ejemplos, pero nada del pasado me indica que será así", señalaba el escritor en una entrevista en 2018 en la que añadía que el fin de la amenaza ha permitido escribir sin autocensura, y en la que resalta el “efecto bola de nieve” provocado por Patria en otros autores.
Cien metros, Ramón Saizarbitoria
Es una de las primeras novelas que tocó el tema de ETA y se ha convertido en un clásico de la literatura vasca. Fue escrita en 1972 durante la última etapa del franquismo, publicada cuatro años más tarde y secuestrada por orden judicial.
En 2016 ha vuelto a ser recuperada en una versión revisada por el autor y prologada por Jon Cortazar que señala que “cuando Ramón Saizarbitoria escribe esta novela, estamos en un momento en el que existía una cierta fascinación por la organización, porque luchaba contra el franquismo. De manera matizada, porque la novela muestra esa opinión de manera muy compleja, el texto se inscribe en esa sensación general”
Cien metros (Erein) es un puzle que se enfoca en los últimos minutos de vida de un miembro de ETA (aunque no se menciona de forma explícita a la banda) hasta que cae abatido por la Ertzaintza en una plaza de San Sebastián.
Un texto experimental de tan solo 80 páginas y deudor de la nouvelle francesa donde los saltos en el tiempo se mezclan con recuerdos infantiles, poemas, fragmentos de una guía turística de San Sebastián, diálogos entre los parroquianos en un bar al día siguiente o con los interrogatorios a los testigos.
La hora de despertarnos juntos, Kirmen Uribe
El Premio Nacional de Narrativa de 2009 Kirmen Uribe recorre durante un siglo la historia del País Vasco con La hora de despertarnos juntos (Seix Barral). Un proyecto de docuficción cuyos protagonistas son dos personajes reales: la enfermera Karmele Urresti y el músico Txomin Letamendi que trabajaron con los servicios secretos vascos contra el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.
En la parte final del libro se refleja el nacimiento de ETA durante el franquismo, en una reflexión sobre el silencio ante la violencia y el fracaso como sociedad estancada en una realidad sombría.
“Hay que saber reconocer lo que ocurrió mediante interrogantes y reconocer el momento histórico. Me planteo cómo pasó y la respuesta es estar con todos aquellos que sufrieron e ir poco a poco hacia la reconciliación y la convivencia. Creo que la sociedad vasca va en esa dirección”, señalaba el autor en una entrevista de 2016 para el Ojo Crítico de RNE.
El mal de Corcira, Lorenzo Silva
Lorenzo Silva aborda en El mal de Corcira (Destino) la lucha antiterrorista en los años de plomo de ETA. Lo hace a través de su célebre serie de novela negra sobre los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro.
La resolución de un crimen transporta al subteniente a su etapa en el País Vasco y despierta fantasmas del pasado emergiendo una reflexión sobre lo que ocurrió 30 años atrás.
Aquella experiencia define, en cierta manera, al guardia civil, pero era algo que solo se mencionaba de pasada en la primera novela El lejano país de los estanques (1998).
"Hace 15 años esta novela no se habría podido publicar porque entre otras cosas habriá puesto en peligro a personas. Hoy afortunadamente ETA está disuelta y es un fantasma del pasado y se puede entrar en toda la profundidad con la que yo entro en esta novela", añadía el escritor.
En la reciente Feria del Libro de Madrid, Silva ha explicado sobre el tema que "la ficción está siendo muy selectiva, con muchas historias de etarras y muy pocas de quienes libraron a veces al País Vasco y a parte de la sociedad de esa amenaza".
El ruido de entonces, Antón Arriola
Una novela publicada este 2021 en la que el autor mezcla realidad y ficción. Arriola baraja sus recuerdos personales sobre el ingeniero jefe de la central nuclear de Lemóniz Jose Mari Ryan, secuestrado y asesinado por ETA en 1981, que fue su vecino cuando era niño. Las memorias se mezclan con la propia intrahistoria de la gestación del libro que desgrana salpicado de reflexiones.
El escritor también expone el impacto para la sociedad vasca del crimen, con el que "muchos abrieron los ojos", "se les cayó la venda", ante la violencia terrorista, la cual logró "uno de sus mayores éxitos, si no el mayor" con la paralización del proyecto de la central de Lemóniz, aunque su estrategia criminal fue contestada con manifestaciones multitudinarias en las calles.
El título El ruido de entonces (Erein) hace referencia al ronroneo que despertaba a la madre de Arriola muchos sábados por la mañana, cuando Ryan pasaba el cortacésped por el jardín de su casa al que daba la ventana donde ella dormía. Un sonido que le persiguió durante años a causa del asesinato.