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ETA, arma arrojadiza en la política diez años después

  • Crispación por la influencia de Bildu en el Congreso, los acercamientos de presos a cárceles vascas o los homenajes a etarras
  • Los partidos explican a RTVE su falta de consenso y las víctimas hablan sobre una posibile utilización partidista de su dolor

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ETA, arma arrojadiza diez años después
El Congreso es donde más entran los partidos en la 'arena política', con múltiples menciones a ETA y al terrorismo.

ETA ya ni mata ni existe, pero diez años después de su fin sigue estando muy presente en el debate político. Y es que diez años son pocos para que las heridas hayan cerrado y el dolor de las víctimas desaparecido. La capacidad de la izquierda abertzale de EH-Bildu para influir en la política nacional o acontecimientos como el acercamiento de los presos de la banda terrorista a las cárceles vascas o los homenajes a etarras en el País Vasco ('ongi etorri') son motivo de enfrentamiento constante en el Congreso y fuera de él entre el Gobierno por un lado y PP, Vox y Ciudadanos por otro.

La declaración de Bildu y Sortu este lunes mostrando su “pesar y dolor” por un sufrimiento padecido por las víctimas que “nunca debió haberse producido” ha sido una muestra de la gran división de posturas que existe. Las primeras reacciones de PSOE y Unidas Podemos fueron reconocer este "paso sin precedentes". Pero un día después, el Gobierno ha matizado y ha dicho que el gesto de Otegi no es "suficiente", con lo que ha pedido una condena al partido 'abertzale' de los homenajes a etarras.

La declaración pronunciada por Arnaldo Otegi (Bildu) y Arkaitz Rodríguez (Sortu) ha vuelto a servir para que PSOE y PP se ataquen entre sí. Si el lunes, el exlehendakari Patxi López (PSOE) reprochaba a los “agoreros” del PP que no reconozcan que se ha vencido a ETA y que sigan “usando el terrorismo para atacar al Gobierno”, este martes Cuca Gamarra (PP) ha acusado al PSOE de "blanquear" a Bildu porque los socialistas "necesitan sus votos". El Partido Popular ha anunciado una proposición no de ley para "excluir de los acuerdos políticos promovidos desde el Gobierno a los partidos que no condenen de manera explícita los crímenes de ETA", y también promoverá una declaración institucional para hacer una condena explícita de ETA y retratar así a Bildu.

Precisamente, el Congreso es donde más entran los partidos en la ‘arena política’ por esta cuestión y donde se ha instaurado la crispación y el enfrentamiento. Esta misma legislatura comenzó con gritos de “asesinos” y “terroristas” a Bildu y se acusó a Pedro Sánchez durante su debate de investidura de haber “cruzado todas las líneas rojas de la democracia y de la dignidad” por aplaudir “a los herederos de ETA” una vez obtuvieron “el salvoconducto de la banda” (en referencia a la abstención de la formación abertzale para facilitar su investidura).

“ETA”, “víctimas”, “herederos de ETA”, “Bilduetarras”, “filoterroristas”... son palabras que se escuchan con frecuencia en el Parlamento. No hace mucho, el pasado 29 de septiembre, se vivió otro durísimo enfrentamiento en una sesión de control al Ejecutivo que llegó poco después de la polémica de los homenajes al etarra Henri Parot. La marcha que fue convocada para el 18 de septiembre fue permitida por la Audiencia Nacional, pero tras la indignación de las víctimas fue finalmente desconvocada para "no posibilitar la confrontación". Aún así, se produjeron homenajes descentralizados por el País Vasco.

A raíz de esto, en el Parlamento hubo graves acusaciones de los partidos de la derecha al ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, por “humillar” a las víctimas y por volver a ETA “invencible”. El ministro se defendió alegando que el Ejecutivo trabaja en una ley para sancionar estos homenajes y pidió a los partidos de la derecha no “patrimonializar” a las víctimas, que “son de todos”. En el diario de sesiones de aquel pleno, la palabra ETA fue pronunciada 11 veces, ‘etarra’ y derivados de esta palabra, otras ocho, y las palabras ‘terrorismo" y "terrorista" o derivados, 39.

Ni unidad ni consenso político frente a ETA

La crispación hace imposible un consenso político ante una cuestión tan grave como el terrorismo. No hubo unidad en el acto del Gobierno de escenificación de la destrucción de las armas de ETA el pasado 4 de marzo, con la ausencia de la oposición. Y tampoco la hay ya en los homenajes a las víctimas del terrorismo en el Congreso que se celebran cada 11 de marzo. En el último acto, Vox, PP y algunas asociaciones de víctimas tampoco acudieron.

¿Qué genera tanta división en la actualidad? ¿Qué quedó del pacto de Ajuria Enea que unió a todas las formaciones en 1988? Para la politóloga y asesora en comunicación política Mireia Castelló, “hay dos variables importantes”. En primer lugar, que “todos los gobiernos han estado hablando con los terroristas” para intentar pactar una paz que finalmente se dio durante el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. “Todos los partidos barren a su casa y hacen las declaraciones que más les interese en lugar de ponerse de acuerdo en una cuestión que debería estar por encima de las siglas”.

Por otra parte, está el “pecado original de Bildu”, que hasta ahora “no había hecho un acto de contricción público” y el que han hecho “puede considerarse incluso insuficiente”, ya que “no han empleado la palabra perdón” ni han condenado a ETA. “Son un partido democrático, pero hay una parte que tiene que ver con la legitimidad social y el paso que ha dado Otegi demuestra que realmente tenían deberes con la sociedad vasca y la española”. “Deben explicar y ayudar en los crímenes que quedan por resolver, eso es importante para restañar las heridas”, prosigue. Y prevé que “tristemente nuestro debate público va a seguir enfangado y las víctimas van a seguir sufriendo su politización”.

“Hay muchos temas para hacer oposición”, dice, pero se utiliza “especialmente este”, cuya “materia prima son las emociones” y cuando “las víctimas son diversas y tienen muchos sentires ideológicos”: “La estrategia es estar al máximo en la agenda mediática y, cuando suben el tono, generan un titular con más interés”. Y dice que no es un problema “de un lado”, ya que “los partidos incluso se sienten cómodos ahí”. Por contra, reivindica iniciativas como la que unió a Eduardo Madina (PSOE) y Borja Sémper (PP), dos dirigentes vascos que han publicado un libro recientemente con sus reflexiones sobre el fin de ETA (Todos los futuros perdidos. Conversaciones sobre el final de ETA). Pero lamenta que tengan que ser perfiles que a día de hoy estén en la segunda línea política.

El profesor de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM Jaime Ferri Durá destaca que la desaparición de ETA “no supuso una rescisión absoluta con entrega de armas” como sí ocurrió en otros países con organizaciones terroristas y con la presencia de mediadores internacionales. Se hizo aquella escenificación de la destrucción, pero “todo ha estado presidido por la crispación política y por el intento de capitalizar votos” y “se ha utilizado descaradamente a las víctimas”.

Las heridas, añade, siguen todavía abiertas para muchos familiares y víctimas y “lo que no se entiende es que se eche sal” en las mismas y que los políticos “vivan en una tensión que no existe”. “Con ETA podíamos haber acabado muchísimo antes, la política retrasó todo esto utilizándolo de forma partidista”, opina: “La sociedad vasca es la que acabó repeliendo el terrorismo y no le dio tregua, fue dando la espalda a ETA y muchos abertzales acabaron viendo que la violencia no conduce a nada”.

Bildu, que aglutina distintas formaciones y sensibilidades abertzales de izquierda, se escindió de Amaiur en 2012, logró dos escaños en las generales de 2015 y ha ido creciendo en el Congreso hasta tener grupo propio a día de hoy, con cinco diputados, y es la segunda fuerza más votada en Euskadi.FerriFerri Durá destaca la evolución política de la izquierda abertzale y se refiere así a la ilegalizada Batasuna: “Ese brazo político se acabó volviendo contra ETA, en concreto Otegi, incluso desde la cárcel, le acabó plantando cara”.

Ferri Durá reconoce que el partido todavía tiene ciertas reticencias y que, cuando se les exige condenar la violencia “se resisten a hacerlo porque quieren matizar mucho”, pero critica que se les acuse de “herederos de ETA” porque ese mismo argumento podría emplearse para “acusar a otros de herederos de la dictadura”. Considera que, a día de hoy, es algo que no corresponde, como tampoco que se utilice a Bildu y al terrorismo como arma arrojadiza: “Lo que hay que hacer es pasar página y celebrar que la democracia española ha sabido enfrentar y resolver el problema”. “Bildu no incumple ningún principio democrático y sus votos valen tanto o más, no hay ninguna rendición a los postulados de ETA, como dicen algunos políticos”.

Tanto Castelló como Ferri Durá inciden en la importancia de llevar a cabo políticas activas de reconciliación, de “justicia restaurativa” y de memoria, sobre todo cuando los jóvenes, dice Castelló, ya no tienen “presente” el tema del terrorismo y hay “señales de alarma” de que esto se está olvidando.

¿Qué dicen las víctimas? ¿Se sienten utilizadas?

Una de las personas más críticas contra la utilización política de las víctimas ha sido Consuelo Ordóñez, presidenta de Covite. En declaraciones a RTVE.es, ha mostrado su “indignación” porque “todos los partidos han usado en algún momento a las víctimas, desde el PNV, pasando por los socialistas y por el PP, que se lleva la medalla de oro”. Y critica que la derrota de ETA no ha sido “un triunfo del Estado de Derecho” sino gracias a que las víctimas han “pagado el precio de la impunidad” que, dice, aceptaron los expresidentes Zapatero y Mariano Rajoy.

En un comunicado, Covite recalca que “la mayoría de víctimas no están asociadas a ningún colectivo” y son “plurales” en su forma de pensar y, por tanto, la asociación solo representa a sus asociados. Pero advierte de que “la causa de las víctimas está por encima de las ideologías políticas y de los intereses partidistas” y critica a quienes las “intentan politizar” para “sacar rédito electoral”. Advierte de que "quien se arrogue hablar en nombre de todas las víctimas estará cometiendo el mayor ataque a la dignidad de las víctimas y acusa a los partidos de “instrumentalizar a las víctimas para sacar rédito en sus intereses partidistas”. “Esa utilización de nuestra causa es indecente y Covite siempre lo ha denunciado y lo denunciará”, concluye.

El Consejero de la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), Miguel Folguera, no coincide con esta visión y “agradece” a los partidos que “tienen en cuenta” a las víctimas, las “escuchan” y “hacen suyas” sus reivindicaciones. “Yo creo que a las víctimas no nos utilizan y no nos vamos a dejar utilizar. Cuando no hemos estado de acuerdo en los actos en relación al terrorismo que han llevado a cabo los partidos que han gobernado hemos estado enfrente reivindicando nuestros derechos”, señala. Y se suma a las críticas al Gobierno por “reconocer a Bildu como un actor político más” y recibir sus votos, dice, “a cambio de prebendas como el acercamiento de los presos o la transferencia de la competencia de prisiones al País Vasco”. “Instamos a su ilegalización”, sentencia.

¿Y los partidos? PP, Vox y Cs no consideran a Bildu un interlocutor válido

Portavoces parlamentarios de los principales partidos políticos han fijado su posición en declaraciones a TVE y han dejado constancia de sus diferencias.

Héctor Gómez (PSOE), culpa de la crispación respecto a ETA a “una derecha a la que le cuesta aceptar el resultado de las urnas e intenta vincular a la banda terrorista con determinadas realidades de distintos territorios”, en referencia a EH-Bildu. Les pide "sentido de Estado y responsabilidad" porque "retomar constantemente” esta cuestión y “hacer alusión a ETA no invita" al acuerdo y a la convivencia. Y llama a "respetar la voluntad de la ciudadanía" que ha votado a Bildu. .

Cuca Gamarra (PP) recalca que aunque ETA no mata, “sigue presente" dado que siguen más de 300 crímenes sin resolver. Dice que “ETA sigue estando presente" porque Bildu, que está en el Congreso, no la condena y carga contra el Gobierno por haber convertido a Bildu “en un socio privilegiado y prioritario” y por haber “llevado a cabo cesiones" como el acercamiento de los presos”. “La línea de la dignidad y los valores tienen que estar muy presentes en política” y por ello, dice, para el PP Bildu “no es un interlocutor válido”.

Iván Espinosa de los Monteros (Vox), no considera “en absoluto” a la banda “disuelta” ni “derrotada” porque no ha desaparecido su “brazo político”. Afirma que, en lugar de “haberse cumplido todas las condenas” y haber “explicado a las siguientes generaciones” lo que supuso este conflicto, “se ha resucitado a ETA, se han perdonado a muchos de estos terroristas” y Bildu “es parte de la aparente normalidad democrática”, cuando “no debería serlo bajo ningún concepto”: "Jamás tendríamos siquiera con ellos una conversación”.

Pilar Garrido (Unidas Podemos) destaca que “lo importante" es que no ha habido más víctimas y se ha avanzado en materia de "paz" y "convivencia", pero reprocha el “discurso de odio de la extrema derecha”, el “uso abusivo del terrorismo” y el “ataque continuo a la izquierda abertzale” para “conseguir un puñado de votos”. Y destaca que "hoy", esa izquierda "está haciendo política aquí”, pero "la derecha, haga lo que haga, nunca va a tener suficiente” sean cuales sean los pasos que de Bildu.

Inés Arrimadas (Ciudadanos) subraya que “no se puede consentir” la “amnesia" de lo ocurrido. “Bildu fue condenada por apoyar al terrorismo" y critica que Sánchez “haya preferido apoyarse en ellos” cuando “en este Congreso hay hermanos y padres de asesinados por ETA”. Dice también que Sánchez “trata mucho mejor” a la portavoz de Bildu que a “cualquier otro partido constitucional”. Y considera “evidente” que ETA siga presente en el discurso político: “Estos señores, condenados por defender al terrorismo, marcan la política española”.

El PNV llama a la “reflexión” a Bildu, que destaca su papel en el proceso de paz

Aitor Esteban (PNV) dice tener la “sensación” de que, tras diez años, “muchos discursos siguen siendo los mismos” respecto a “algunas posiciones ideológicas” y dice que la presencia de ETA en el debate es también “una muletilla por parte de algunos”. Pero también demuestra que hay una herida que “sigue muy profunda” y por ello echa “en falta” en el discurso de Otegi una “reflexión política”: “La de que 'nosotros fuimos quienes lo generamos'. Esto es lo que no han hecho y creo que no lo van a hacer”.

Meche Aizpurúa (EH-Bildu) destaca por su parte que la paz de hace diez años “no surgió de la nada” sino que “vino precedida de una serie de trabajos y de una reflexión por parte de la izquierda independentista vasca que facilitó mucho la convivencia”. Respecto a las críticas de otros partidos, lamenta que “parece como si ETA siguiera existiendo”. Preguntada sobre una condena clara de Bildu contra ETA, ha pedido “no desviar el foco de atención a otras cosas” y mirar "hacia el futuro". El paso en la declaración de Otegi, afirma, “es un hito y tiene una relevancia política tal que no hay que minusvalorarla ni dejar que se desvirtúe”.

El portavoz parlamentario de ERC, Gabriel Rufián, ha puesto en valor los ”indiscutibles gestos políticos” de la izquierda abertzale y sus discursos "inequívocamente sociales y de paz”. Y ha reprochado a PP, Vox y Cs una “utilización teatralizada e hipócrita” del terrorismo cuando ETA ya no existe. Les acusa de “crispar y usar” el dolor de las víctimas como un “ladrillo” contra el oponente político y critica que se profieran “insultos y difamaciones muy graves” respecto a una supuesta “herencia” de ETA.