Crímenes machistas que se cobran vidas jóvenes: 45 asesinadas desde 2003 tenían menos de 21 años
- La edad media de las 45 víctimas es de 18,1 años, casi 8 años menos que la media de edad de los agresores
- Son datos de un informe del Observatorio contra la violencia de género, que pide reforzar la lucha desde el ámbito educativo
- El 016 es el teléfono de atención a las víctimas de violencia machista, es gratuito y no deja huella en la factura
La violencia de género en el ámbito de la pareja o expareja se ha cobrado entre 2003 y 2021 la vida de 45 chicas menores de 21 años, un dato "terrible" que debe alertar a la sociedad sobre "la grave incidencia" que la violencia machista tiene también entre las mujeres más jóvenes, incluyendo niñas y adolescentes.
Esa advertencia está recogida en un reciente informe del Observatorio contra la violencia doméstica y de género que analiza los crímenes machistas que han dejado víctimas menores de 21 años desde el año en que empezaron a contabilizarse estos casos (2003) y en el que se recalca la necesidad de prevenir esta lacra en un sector de la población "enormemente vulnerable" ante este tipo de criminalidad.
[Especial Violencia de Género: Biografía de las víctimas]
Ángeles Carmona, presidenta de esa institución, ha expresado su preocupación ante estos datos y ha apelado a la colaboración de los profesionales de la educación, una pieza clave en la lucha contra la violencia machista que afecta a las jóvenes.
Las mujeres jóvenes, ha advertido, sufren de una forma aún más dramática el aislamiento, pues "temen al agresor, temen la reacción de sus progenitores y sienten vergüenza a reconocerse como víctimas".
Los datos también ponen de manifiesto la necesidad de implicación por parte de toda la sociedad: “En estos días, 190 mujeres menores de 21 años llevan un dispositivo telemático, lo que significa que deben estar vigiladas las 24 horas del día al existir un riesgo alto para sus vidas”.
La media de edad de las 45 víctimas, 18 años
Desde 2003, con la única excepción de 2015, todos los años ha habido que lamentar al menos un asesinato machista en el que la víctima contaba menos de 21 años de edad. El peor fue 2004, en el que fueron 9 las jóvenes asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas. Las 45 menores de 21 años asesinadas representan el 4 % del total de víctimas mortales de la violencia de género en el ámbito de la pareja o ex pareja (1.113 mujeres) entre 2003 y octubre de 2021.
La edad media de las 45 víctimas era de 18,1 años, casi 8 años menos que la media de edad de los agresores, que se situó en los 25,9 años. No obstante, el 29 % de las asesinadas eran menores de edad. La más joven de ellas, una niña de 13 años, fue asesinada por su novio, un hombre de 39 años, que después se suicidó.
La distribución de las víctimas por edades es la siguiente: 11 de las jóvenes asesinadas tenían 20 años; 13 tenían 19 años de edad; ocho tenían 18 años; cuatro, 17; tres víctimas habían cumplido 16 años; y otras cuatro , 15 años. Las dos víctimas restantes eran niñas de 13 y de 14 años.
Los agresores, cuyas edades oscilan en su mayoría entre los 18 y los 30 años, eran mayores que las víctimas en todos los casos. Los autores de un tercio de los crímenes (33,9 %) tenían hasta cinco años más que las víctimas y los de un 25 % de los asesinatos eran entre cinco y diez años mayores que las víctimas. Por último, un 21,4 % de los crímenes fue cometido por hombres diez años mayores que sus víctimas.
Únicamente uno de los agresores era menor de 18 años y otros diez, mayores de 30. La distribución por edad del resto de agresores es la siguiente: 7 de entre 18 y 20 años; 17 con edades comprendidas entre los 21 y los 25 años; y 10, de entre 25 y 30.
En el 60 % de los casos, las víctimas eran de nacionalidad española, un porcentaje que desciende hasta el 46,7 % para los agresores. El 40 % de las víctimas y el 53,3 % de los agresores eran de otras nacionalidades.
Solo 11 víctimas habían denunciado
Por otro lado, el documento señala que solo una de cada cuatro víctimas (en total 11, el 24,4 %) había presentado denuncia contra su agresor con anterioridad al crimen y una de cada cinco (en total 10, el 22 %) eran madres. Doce menores de edad quedaron huérfanos como consecuencia de los asesinatos de sus madres. Diez de esos doce niños y niñas eran hijos de los agresores; los dos restantes eran fruto de relaciones anteriores o posteriores de las víctimas.
En ninguno de los casos había existido vínculo matrimonial entre la víctima y el agresor, pero sí una relación afectiva. En el 33,3 % de los casos, el asesino era el ex novio de la víctima y en el 15,6 %, su ex compañero. En 5 de cada diez crímenes, la relación seguía vigente: en el 28,9 % de los casos, el agresor era el compañero sentimental de la víctima y en el 22,2 %, su novio. Siete de las 45 víctimas (15,6 %) convivía con su agresor cuando se produjo el crimen; en el 6,7 % de los casos, había una orden de alejamiento en vigor.
En uno de cada cinco crímenes el agresor se suicidó
En uno de cada cinco crímenes (20,5 %), el agresor se quitó la vida después de asesinar a la víctima. Esta ratio está muy próxima a la general de todos los casos de muertes por violencia de género, que es del 21,7 %.
En la mayor parte de los casos (65,9 %), el victimario fue detenido y en el 11,4 %, se entregó. Un 2,3 % de ellos intentó suicidarse sin lograrlo.
El estudio analiza también el método empleado por el victimario para cometer el crimen, así como el lugar en el que se produjo. La mayor parte de las muertes (44,2 %) fueron por arma blanca, seguidas por las cometidas por asfixia o estrangulamiento (15 %), los golpes con o sin objetos (14 %) y el uso de armas de fuego (11,6 %). En el 7 % de los crímenes, la víctima fue arrojada al vacío. En otro 7 % de los casos, el agresor empleó otros modos para acabar con la vida de las jóvenes.
Respecto al lugar del crimen, el 62 % ocurrieron en el interior del domicilio. De ellos, el escenario fue el domicilio de la víctima en el 42,9 % de los casos; el domicilio común en el 35,7 % y el del agresor, en el 21,4 %.
El resto de los crímenes se cometieron en un paraje o espacio abierto (13 %), en la vía pública (11 %), en el lugar de trabajo (5 %), en el vehículo (5 %) y en un establecimiento público (4 %).
La educación, clave en la prevención
Estas son algunas de las conclusiones que han sido objeto de análisis por la presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, que ha participado este miércoles en el "9th International Congress of Educational Sciences and Development", organizado por la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada.
Carmona ha insistido en la importancia que la educación y la formación tienen para hacer más efectiva la lucha contra la violencia de género, máxime cuando las víctimas son mujeres jóvenes o, incluso, niñas y adolescentes, que por desconocimiento tienden a minimizar actos y situaciones que el Tribunal Supremo ha catalogado como delitos y a justificar a los agresores.
Es imprescindible, ha incidido, la implicación de los profesionales de la educación para que, en todas las etapas, incluida la universitaria, estén vigilantes y contribuyan en la detección de las situaciones de violencia de género.