Una dosis más: vacunar contra la gripe sin perder de vista al coronavirus
- Después de año y medio sin transmisión, los expertos advierten de que el virus podría volver a circular
- Gripe y coronavirus se inyectan en una campaña conjunta, con una vacuna combinada en el horizonte
Hace un año todos los focos estaban puestos en el desarrollo de las vacunas contra la COVID-19. Araceli todavía no se había convertido en la primera persona vacunada para esta enfermedad, pero a buen seguro ya acumulaba varias dosis del fármaco que cada año se ajusta para frenar la transmisión del otro gran virus respiratorio de nuestras vidas: la gripe.
Entre 2020 y 2021, los virus de la gripe no han circulado de manera significativa por diversas razones, pero los expertos advierten de que los contagios podrían dispararse este otoño e invierno. De ser así, su regreso coincidirá con un momento de relajación de medidas para contener la pandemia, lo que hace que la vacunación sea, una vez más, un arma fundamental para hacerles frente.
1. Una campaña de gripe aún más incierta de lo habitual
En 2020 y lo que va de 2021 la gripe ha sido meramente testimonial. El gráfico anterior muestra una tasa de positividad que apenas alcanzó un 1 % de las muestras analizadas en las primeras semanas de este año. Pero eso no quiere decir que el virus haya desaparecido y no está claro si nosotros hemos perdido anticuerpos para hacerle frente.
"Lo que puede ser esperable es que la epidemia puede empezar antes, que dure más y que además tenga muchos más casos de lo habitual", explica a DatosRTVE el virólogo Iván Sanz, quien pronostica que las hospitalizaciones también "irán a más". El responsable científico y de vigilancia virológica del Centro Nacional de Gripe de Valladolid espera que la epidemia de este año sea "bastante intensa" y que afecte más a los mayores de 65 años.
La gripe produce entre 2.000 y 2.300 casos por cada 100.000 habitantes cada año, según el último informe de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE). Aunque la longitud y la agresividad de las temporadas fluctúa y la virulencia de la enfermedad, recuerda Sanz, la marca el tipo de virus predominante cada año.
Cuando el virus predominante es de tipo H3, como se espera que ocurra este año, infecta más a los mayores de 65 años, la enfermedad es más grave y produce epidemias más intensas. En los últimos cinco años, esto ha ocurrido en las temporadas de gripe de 2016-2017 y 2018-2019, según los datos de detección mediante sistema centinela recabados por la plataforma Flu News Europe del ECDC y la OMS. En cambio, en 2015, 2017 y 2019 el virus predominante fue de tipo B, que, como explica el virólogo, suele ser más contenido.
2. Nuevo reto para la atención primaria
Las restricciones frente a la COVID y las medidas higiénicas para contener el coronavirus han sido determinantes en las dos últimas temporadas de gripe, ya que han frenado la circulación del virus. Un cierto alivio para los centros de salud y hospitales, desbordados por la pandemia.
Sin embargo, los expertos consideran que la relajación lógica de las medidas de mitigación de la COVID abre una oportunidad para que aparezcan casos de gripe. Y la atención primaria será, una vez más, el primer filtro.
En la temporada pasada el sistema de monitorización español no registró consultas en atención primaria por síntomas similares a la gripe, pero se dispararon las atenciones por posibles casos de infección respiratoria aguda. Buena parte de ellos resultaron ser casos de COVID-19. Pero las cifras de la ola anterior, la que se produjo entre 2019 y 2020, revelan que en torno a 619.000 personas acudieron a las consultas de Atención Primaria por gripe.
Agustina Cano es médico de atención primaria en Madrid y miembro de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN). Explica que cada año las personas que más pasan por su consulta son hombres y mujeres de edad media, entre 30 y 50 años, aunque también atiende a bastante veinteañeros. Los que menos van son los mayores de 65 -como puede verse en los datos del ECDC- y Cano solo encuentra una explicación: la vacunación.
"Hay mucha más población vacunada por encima de los 60 y 65 años que por debajo de esa edad, por lo que es lógico que haya más casos de gripe en personas no vacunadas", aclara la doctora, que forma parte del grupo de trabajo de Enfermedades Infecciosas, Migrantes, Vacunas y Actividades preventivas de la sociedad.
3. Evitar la saturación de los hospitales
El tratamiento habitual de la enfermedad, explica Agustina Cano, se hace con antitérmicos, reposo e hidratación, pero hay casos que se complican. Los primeros, enumera la doctora, son los de personas mayores que no se han vacunado y se contagian. Los segundos, continúa, los de personas en las que la gripe se complica con otras enfermedades: "Una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), un asma de fondo o la diabetes les hace más vulnerables y que, aunque sean más jóvenes, puedan necesitar ser ingresadas".
El Ministerio de Sanidad detalla que en la campaña 2019-2020 hubo 27.700 hospitalizaciones, 1.800 ingresos en la UCI y 3.900 muertes asociadas a la gripe.
Si solo se tienen en cuenta los casos detectados por el sistema centinela y notificados a la ECDC y la OMS, por cada diez casos de gripe detectados que acabaron en el hospital hay otras tres personas que son ingresadas en la UCI.
Por otro lado, el número de pacientes aumenta a medida que se incrementa la edad, aunque la doctora insiste en que estos casos suelen ser de personas que no se han vacunado. En los últimos años, los ingresos hospitalarios pasan de apenas unas decenas hasta los 35 años a superar el millar en los mayores de 75. Mientras, los casos que acaban en UCI son más de 200 para cada franja de edad a partir de los 55 años.
En cuanto a los niños, también se observa un número elevado de consultas y de ingresos que Agustina Cano achaca una vez más a la falta de vacunación: "Muchos padres, si son muy pequeños los niños, no se atreven a ponerles la vacuna, aunque nosotros promovemos que sí se haga".
4. Las campañas de vacunación se superponen
La gripe es una enfermedad infecciosa común y estacional que muta cada temporada. En una situación normal, la mayoría de personas afectadas se recuperan rápidamente, pero los científicos tienen dudas de que su desaparición durante el último año y medio nos haya dejado sin defensas suficientes ante su reaparición. Por eso se quiere evitar el daño conjunto de tener a la vez gripe y SARSCoV-2, que multiplica por dos el riesgo de muerte.
En este escenario, la estrategia de vacunación en nuestro país tiene ahora tres objetivos principales: proteger a las personas de alto riesgo (mayores de 65 años, mujeres embarazadas y personas inmunodeprimidas), reforzar su defensa frente la COVID con inyecciones adicionales y prevenir un nuevo colapso del sistema asistencial.
Teniendo en cuenta que la enfermedad se agrava especialmente en las personas más mayores, en varias comunidades se está inoculando una dosis de refuerzo de la COVID a los mayores de 70 años en paralelo a la vacuna de la gripe. Además, se está reforzando la protección frente al coronavirus de las personas con condición de alto riesgo y las que viven en residencias.
Por otra parte, el 15 de noviembre se comenzará a vacunar con una dosis de refuerzo a las personas que recibieron la inyección COVID de Janssen: 1,97 millones de españoles, que recibirán una segunda dosis de Pfizer o Moderna, una combinación de productos que ha causado cierta sorpresa a algunos expertos.
5. Cómo nos vacunamos contra la gripe en Europa
Los objetivos de la campaña de la gripe, en consonancia con lo establecido por la OMS y la Comisión Europea, son alcanzar o superar coberturas de vacunación del 75% en mayores, preferentemente a partir de 65 años y en el personal sanitario y sociosanitario, así como superar el 60% en embarazadas y en personas con condiciones de riesgo.
Los españoles nos concienciamos el año pasado de la importancia de estar vacunados contra la gripe mientras aún no había llegado el ansiado suero contra la COVID-19. La tasa de vacunación entre los mayores de 65 años se disparó, un hito que los expertos creen que puede repetirse en 2022, en un país que tradicionalmente es de los que más se vacunan de Europa contra esta enfermedad.
Europa también está en guardia. El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) advirtió esta semana de que la temporada de gripe podría ser especialmente grave para las personas mayores, según las evidencias detectadas hasta ahora. Aunque todavía hay pocos casos registrados en la mayoría de países, en algunos como Croacia la circulación del virus es mayor que el umbral estacional y el subtipo más común es el A (H3N2), que afecta sobre todo a la población de más edad.
6. La vacuna combinada gripe-COVID, un deseo posible
Para atajar la gripe, como ya hemos visto, hay plena confianza en las vacunas, y estas traen consigo buenas noticias para el futuro. La tecnología de ARN mensajero, que hizo posible el extraordinario logro de tener una vacuna para la pandemia en menos de un año, podría aplicarse como una exitosa "revolución" contra el virus de la gripe. Con la principal ventaja de que, como estas vacunas pueden desarrollarse en dos meses una vez conocida la genética del virus, se dispondría de un remedio más actualizado y eficaz.
Es científicamente viable, sostiene el virólogo Iván Sanz, pero sin urgencias. La situación de emergencia en que se han desarrollado las vacunas contra la COVID-19 desaparecerá y los ensayos para una futura vacuna de la gripe con esta tecnología pasarán los protocolos típicos que deben aceptar la Agencia Europea del Medicamento o la FDA estadounidense.
El experto cree que "en un par de años o tres podemos empezar a ver los primeros diseños" de una vacuna de ARNm para la gripe, e incluso una combinada de gripe y COVID. Cuando el coronavirus deje de ser pandemia, se convierta en una enfermedad estacional como la gripe y haya que vacunarse de ambas cada cierto tiempo, sería ideal que con una dosis tuviésemos protección para ambas.
Posdata. ¿Vuelven los brotes? La incidencia de COVID, bajo vigilancia
Que actualmente estemos en un período de baja incidencia de coronavirus no significa que no sea importante la detección de brotes. Por eso, el Centro Nacional de Epidemiología (CNE) ha puesto a disposición de científicos y sanitarios el llamado Panel de Clústeres. Es una herramienta que aporta datos diarios para la detección de casos locales y posibles brotes y cuya finalidad es facilitar la toma de decisiones de salud pública.
Un clúster es un exceso de casos observados en el espacio y en el tiempo comparado con el resto del territorio, que denota un aumento de la incidencia y puede vincularse a un posible brote de la enfermedad. Aunque son resultados que no se pueden descargar, los resultados del Panel Clústeres COVID-19 se muestran a nivel nacional y por comunidad autónoma, y representan los clústeres estadísticamente significativos, es decir, los que realmente podrían asociarse a un posible brote.