Charles Clifford: las fotografías de Madrid entrando en la modernidad
- La Fundación Canal reúne las imágenes del pionero que documentó la ciudad durante la década de 1850
Cibeles era todavía una fuente a la que los aguadores acudían a rellenar las cubas. La Puerta del Sol estaba a punto de reformarse y convertirse en una gran plaza, pero todavía era solo una parte ensanchada de la Calle Mayor. La Puerta de Alcalá y la Iglesia de los Jerónimos marcaban el final de la ciudad y el comienzo de los arrabales. Era Madrid en 1850 y todo puede verse gracias a las imágenes de Charles Clifford (1820-1863), un pionero galés de la fotografía que durante una década ejerció como fotógrafo de la corte de Isabel II.
El Madrid de Clifford se reúne ahora en la Fundación Canal: un encuentro obligado porque el fotógrafo galés fue el encargado de documentar la construcción del Canal de Isabel II, la obra de ingeniería que solucionó para siempre el grave desabastecimiento de agua que sufría la capital y el gran obstáculo para su crecimiento entonces.
Si la vida de Clifford en España (donde falleció a los 42 años) se hiciese película tendría un arranque entre lo espectacular y lo estrambótico: la primera noticia (literalmente una nota de La España) habla de un “aeronauta de caballería” que, subido en un caballo que a su vez colgaba de un globo aerostático, fotografiaba Madrid desde el cielo y aterrizaba en la plaza de toros.
“Su figura es muy misteriosa, no sabemos cómo se inició en la fotografía y no hay retratos de él”, explica Javier Ortiz-Echagüe, comisario de la muestra. “Es bastante increíble que apareciese vinculado a este tipo de espectáculos: en un contrato estipulan que quieren salir volando encima de un toro, cosa que creo que es un poco inviable”.
El Madrid de entonces distaba de ser una gran urbe europea (Londres ya tenía 2,5 millones de habitantes y Madrid estaba por 250.000), pero se preparaba para su gran despegue. En Europa, la imagen de España estaba vinculada a los mitos románticos del bandolero y el flamenco, y lo que Clifford se encontró fue la herencia ilustrada de Carlos III. Clifford escribió: “Al llegar a Madrid, uno se sorprende del aspecto poco español de la capital: las calles las tiendas, los carruajes, el modo de vestir… todo, menos el idioma es francés”.
La construcción del Canal de Isabel II
En Madrid, Clifford retrata grandes proyectos de ingeniería como la reforma de la Puerta del Sol, cuyo aspecto hacia 1860 es ya muy parecido al actual, o la construcción del Puente de los Franceses. Pero su nombre ha quedado como el fotógrafo de la construcción del Canal de Isabel II, que en la exposición consideran “una de las obras maestras de la fotografía del siglo XIX” en concordancia con su importancia como obra pública. "La gran falta natural de Madrid para su futuro desarrollo, como ciudad populosa y corte de tan importante monarquía, era la de un río caudaloso", escribió Mesonero Romanos en 1861.
Lejos de las típicas postales de monumentos de la época, las fotografías ilustran a las hileras de obreros enfrascados en la construcción de la presa del Pontón de la Oliva en encuadres que –salvando todas las distancias- no están muy lejos en la esencia del trabajo de Sebastião Salgado. “Es el gran proyecto de ingeniería del siglo XIX, que soluciona los problemas que tenía Madrid. Fue un encargo directo del ingeniero, que quería las fotografías para ser usadas en sus clases como docente. La magnitud del proyecto es enorme si pensamos en las dificultades de la época”.
Jane Clifford, la fotógrafa oculta tras el hombre
Los problemas eran los de una era prácticamente protofotográfica. El procedimiento en boga durante la época en la que Clifford estuvo instalado en España era el del colodión húmedo: un líquido que se vertía sobre placas de vidrio que permitía lograr negativos muy nítidos al contacto con el nitrato de plata. Es decir, a las pesadas cámaras, había que añadir llevar el laboratorio al lugar de la toma da cada fotografía.
Clifford lo describió así: "Las dificultades no son pocas mientras se viaja en un país donde se desconocen las comodidades del transporte. Todo este tinglado, balanceado y atado a lomos de las mulas (...) provoca una emoción nerviosa constante". Es ahí donde se intuye, porque apenas hay fuentes del trabajo de Clifford, el papel de su mujer Jane Clifford, que a la muerte de Charles continúo su labor como fotógrafa y a quien el Museo del Prado, por ejemplo, encargó documentar fotográficamente el llamado 'Tesoro del Delfín' en 1863.
“Se sabe que Jane Clifford está desde el comienzo, porque aparece en los carteles de los espectáculos, pero claro, durante la carrera de Charles Clifford la prensa solo habla de él”, describe el comisario. “No podemos establecer roles de manera clara, pero sí se sabe que era un trabajo colectivo porque individualmente era imposible por motivos técnicos, con lo cual ella tiene un papel activo”.
Clifford es célebre también por su trabajo para la Casa Real y sus retratos de la reina Isabel II, a quien fotografió por primera vez en 1852, todavía como princesa de Asturias. A partir de 1858, el agua del río Lozoya comienza a abastecer la capital, la ciudad planifica sus sucesivos ensanches decimonónicos y el breve lapso del Madrid de Clifford desaparece -salvo en sus fotografías- para siempre.