EE.UU. y la UE impulsan una alianza con más de cien países para reducir las emisiones de metano
- Al pacto, no vinculante, se han sumado más de 100 países pero no China, Rusia o India, algunos de los mayores emisores
- Por su parte, Reino Unido impulsa un acuerdo para frenar la deforestación junto con otros 100 países
Aunque menos conocido que el dióxido de carbono o CO₂, el metano es el segundo gas de efecto invernadero y el responsable del 30% del calentamiento global. Por ello, Estados Unidos y la Unión Europea han impulsado este martes desde la cumbre del clima de Glasgow un ambicioso plan para reducir un 30% las emisiones de este gas en la próxima década respecto a los niveles de 2020. Para ello, se han comprometido en invertir 300 millones para financiar este recorte.
Gracias a este Compromiso mundial sobre el metano se reducirá en 0,2 ºC el aumento de temperatura para mitad de siglo y se evitarán 200.000 muertes prematuras, cientos de miles de ingresos hospitalarios de emergencia por asma y la pérdida de 20 millones de toneladas de cosechas al año, según los padrinos de la propuesta.
Al pacto se han sumado 103 países, responsables del 70% de las emisiones mundiales, según ha anunciado la Casa Blanca en un comunicado. No se trata de un acuerdo vinculante y se ha alcanzado al margen de las negociaciones oficiales de la COP26. Sin embargo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente estadounidense, Joe Biden, han resaltado la importancia de un compromiso "histórico", al que no se han sumado potencias como China, Rusia o India.
"El metano es uno de los gases que más rápido podemos reducir", ha asegurado von der Leyen en Glasgow, y "una de las maneras más efectivas" de mantener el aumento de la temperatura global por debajo del 1,5 ºC, el objetivo alcanzado en el Acuerdo de París. "Creo que podremos ir más allá", ha confiado Biden, en referencia a un aumento de la ambición del pacto.
El metano, producido en gran parte por la ganadería, es decenas de veces más contaminante que el dióxido de carbono, pero a diferencia de este, desaparece mucho más rápido de la atmósfera, en apenas 10 años. Un informe de la ONU del pasado mayo mostraba que se podían reducir las emisiones un 45% de aquí a 2030
Pacto para frenar la deforestación
Además, durante la cumbre de líderes que se está desarrollando en Glasgow, un centenar de países, que representan al 85 por ciento de los bosques del planeta, han sellado su compromiso para detener y revertir la destrucción de los bosques, con el horizonte puesto en 2030.
Al compromiso se han adherido países o regiones como Colombia, Indonesia, Noruega, Australia, Brasil, China, Costa Rica, la Unión Europea, Ecuador, Honduras, Guatemala, Perú, Rusia, Turquía, Uruguay, Estados Unidos y Reino Unido, que además han sumado a esa promesa una fuente clara de financiación para lograrlo.
Concretamente, la Unión Europea contribuirá con 1.000 millones de euros (unos 1.160 de dólares) a la iniciativa global para frenar la deforestación para 2030, según ha anunciado von der Leyen.
El primer ministro británico, Boris Johnson, ha reivindicado que este acuerdo es una "oportunidad para acabar con la larga historia de la humanidad como conquistadora de la naturaleza, y pasar a ser su guardiana".
Los bosques albergan 60.000 especies diferentes de árboles, el 80 por ciento de las especies de anfibios, el 75 por ciento de las especies de aves y el 68 por ciento de las especies de mamíferos de la Tierra, según datos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Pero las cifras revelan el tamaño de esta catástrofe: durante los últimos 13 años más de 43 millones de hectáreas de bosque han sido devastadas en esos ecosistemas, una superficie comparable con el estado estadounidense de California.
Primeras polémicas de la cumbre
Aunque la cumbre, que comenzó el pasado domingo, ya cuenta con sus primeras victorias en la lucha contra el cambio climático, también se han visto ya las primeras críticas por problemas en la organización.
En la mañana de este martes los organizadores de la COP26 han informado a delegados y miembros de la prensa que el edificio que acoge el evento, el Scottish Event Campus, había llegado a su máxima capacidad y no se permitía la entrada de nuevos asistentes, por lo que se pedía seguir las negociaciones por vía telemática.
El anuncio ha despertado la indignación de muchos participantes, especialmente aquellos que han viajado desde fuera de Europa y se han visto obligados a hacer cuarentena y someterse a pruebas de coronavirus para finalmente quedarse fuera del espacio.
Además, el pasado lunes la ministra de Energía de Israel, Karine Elharrar, denunció no haber podido acceder a la sede de las negociaciones al ir en silla de ruedas. Los organizadores, que han reivindicado la accesibilidad de las instalaciones, ya ha negociado con Elharrar una solución, mientras que el Gobierno británico, anfitrión de la cumbre, ha pedido disculpas.