El presidente de Portugal disuelve el Parlamento y convocará elecciones tras el fracaso de los Presupuestos
- Marcelo Rebelo de Sousa revelará la fecha de las próximas elecciones este jueves
- António Costa solo obtuvo el apoyo del partido socialista frente a los 117 votos en contra de la derecha y parte de la izquierda
El Consejo de Estado portugués ha aprobado la disolución del Parlamento, de modo que Portugal celebrará elecciones anticipadas en las próximas semanas. La decisión llega después de que el primer ministro, António Costa, no consiguiera los apoyos necesarios para la aprobación de los presupuestos para 2022. En un comunicado, el presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, ha explicado que este jueves expondrá los motivos del adelanto electoral, valorará la situación política y revelará la fecha en la que los portugueses acudirán a las urnas.
La disolución del Parlamento llega después de que Costa fuera abandonado por sus antiguos socios de gobierno y solo obtuviera el apoyo de los 108 votos del partido socialista frente 117 en contra de la derecha y parte de la izquierda, junto a cinco abstenciones.
Antes de la votación, el presidente de la República, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, ya alertó de que el fracaso del proyecto presupuestario allanaba el camino para la disolución del Parlamento y la posterior convocatoria de elecciones, con la esperanza de que se alcanzase un acuerdo sobre la bocina entre el ejecutivo que gobierna en minoría y sus socios que lo han apoyado desde finales de 2015, advertencia que no surtió efecto y que, finalmente, lleva al país a convocar elecciones.
El Consejo se reunió la noche del miércoles y emitió "opinión favorable, por mayoría, a la propuesta del Presidente de la República de disolver la Asamblea", anunció la presidencia. El señor Rebelo de Sousa ahora debe levantar el suspenso sobre la fecha de las elecciones en un discurso que se espera para el jueves. Según las declaraciones de los líderes de los distintos partidos al final de las conversaciones del sábado, lo más probable es que las elecciones se celebren uno de los domingos entre mediados de enero y principios de febrero.
A pesar de fracasar en reunir los apoyos necesarios para aprobar los presupuestos, António Costa descartó la semana pasada renunciar por su cuenta y prometió liderar su bando en una próxima contienda electoral.
Una coalición débil conocida como "geringonça"
Hasta este momento el socialista había gobernado en minoría apoyándose en formaciones de la izquierda antiliberal, el Bloque de Izquierda y el Partido Comunista que hace seis años le apoyaron en una alianza sin precedentes.
Por aquella época, la izquierda había superado sus divisiones para pasar página de la política de austeridad implementada por la derecha a cambio del plan de rescate internacional otorgado a Portugal en 2011.
Esta frágil unión de la izquierda, conocida por los portugueses como "geringonça", un término para un equipo improvisado, comenzó a resquebrajarse a raíz de las elecciones de otoño de 2019 cuando los socialistas vencieron las elecciones, pero no consiguieron la mayoría absoluta, lo que dos años después les ha abocado a dejar la legislatura a medias.
Dentro del Partido Socialista hay voces que insisten en que sería posible alcanzar un nuevo acuerdo con los antiguos socios de izquierda, el Bloco y el Partido Comunista (PCP), con los que se formó una alianza parlamentaria la anterior legislatura.
"El entendimiento a la izquierda no fue un paréntesis en la historia de la democracia portuguesa y la derecha se tiene que acostumbrar", dijo el ministro de Infraestructuras, Pedro Nuno Santos.
Santos es uno de los candidatos a suceder a Costa al frente de los socialistas cuando decida dejar el liderazgo del partido y el rostro visible del ala más a la izquierda del partido.
Sin embargo, los antiguos socios de la izquierda, el PCP, que votó en contra del Presupuesto, acusa al Gobierno de poca voluntad para negociar y cree que los socialistas querían las elecciones. Los comunistas aseguran que su intención no era romper las negociaciones con el Ejecutivo, sino estirarlas al máximo