Localizar plásticos en los océanos por satélite: el proyecto de la Agencia Espacial Europea
- La Agencia Espacial Europea (ESA) lleva trabajando desde 2018 en la teledetección de basura marina
- Solo se sabe qué ocurre con el 1% de la basura que flota en el océano Atlántico
Monitorear desde la superficie de la Tierra cómo llega el plástico al mar y qué sucede con él es complicado, ya que es imposible ver gran parte del océano a la vez. Sin embargo, el espacio proporciona un punto de vista más prometedor.
La Agencia Espacial Europea (ESA), con participación española, alemana y holandesa, entre otras, ha desarrollado la primera fase de un proyecto que tiene el objetivo de rastrear por satélite los desechos plásticos que se vierten en el océano Atlántico. Este proyecto forma parte de la campaña Open Space Innovation Platform (OSIP) para la teledetección de basura marina plástica y ya se están analizando los datos recogidos.
Diez millones de toneladas de plástico son vertidas anualmente al mar (esto equivale a verter todo el cargamento de un camión cada minuto durante un año) y aunque solo veamos la basura que llega a las costas, estos residuos también flotan en el mar abierto y desde el ecuador hasta los polos, llegando incluso a permanecer congelados en el hielo polar.
Según la ESA, los microfragmentos resultantes de la descomposición de estos materiales no solo ponen en peligro a la fauna marina, sino que están entrando en la cadena alimentaria global, pudiendo constituir un problema de salud pública y provocar consecuencias imprevisibles a largo plazo.
Para estudiar su viabilidad, se ha utilizado una instalación que es capaz de reproducir las condiciones de la cuenca atlántica. Cuenta con 650 metros cuadrados equipados con generadores de olas realistas. Esta fase duró dos semanas y tuvo lugar en el Instituto de Investigación Deltares con sede en los Países Bajos. Según Peter de Maagt, ingeniero de la ESA y supervisor de la campaña, empezó “con mucho plástico flotante y sin olas, pasando a reducir la cantidad total de plástico al empezar con olas suaves, para luego hacerlas progresivamente más grandes”.
Según Anton de Fockert, ingeniero hidráulico de Deltares, la basura que se empleó había sido recuperada del mar en campañas de limpieza. Entre los materiales que se introdujeron, destacan plásticos habituales como bolsas, botellas, redes y cuerdas marinas y otros elementos no plásticos como colillas de cigarrillos para imitar de forma creíble la distribución de la basura en el mar.
Situándose a cierta altura de la instalación, cada grupo científico empleó una técnica para simular las observaciones desde el espacio, por ejemplo, la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) utilizó la reflectometría GNSS, que se basa en las señales que emiten los satélites por navegación; el Instituto de Telecomunicaciones de Portugal y la Universidad de Stirling de Escocia utilizaron la teledetección por radar y un grupo de la Universidad de Oldenburg de Alemania desplegó instrumental óptico. Por otro lado, un equipo mixto compuesto por miembros de la Universidad de Alberta de Canadá y de la Universidad Técnica de Delft (Países Bajos) realizó análisis físicos fundamentales en un intento de cuantificar de forma eficaz el movimiento ondulante que describe la basura plástica marina, que podría estimar en el futuro concentraciones de plástico.
Una vez probadas todas las técnicas, los grupos científicos trataron de simular las observaciones desde el espacio y actualmente están procesando los datos. Según una comunicación de Peter de Maagt, "los resultados iniciales parecen prometedores", pero aún queda mucho por analizar.
Con el fin de dar a conocer la enorme escala del problema, desde 2018 la ESA, junto a expertos en teledetección, ha estado trabajando en la posibilidad de detectar desechos plásticos marinos mediante la elaboración de un mapa de sus mayores concentraciones. En la Conferencia Internacional de Desechos Marinos (San Diego, EE.UU.) se presentaron los primeros resultados, gracias a las imágenes extraídas del Sentinel-3, un satélite que rastrea el color. Según Paolo Corradi, supervisor del proyecto, “el plástico presenta una huella específica en el infrarrojo que a veces se utiliza en la industria del reciclaje para separar objetos plásticos de otros residuos en las cintas transportadoras”.
En vistas de los resultados y como parte de la campaña, en 2019 la ESA abrió dos convocatorias de ideas innovadoras que aplicaran la tecnología en la monitorización de desechos marinos plásticos, con el fin de dilucidar si el seguimiento por satélite podría ayudar a identificar la basura y. en caso afirmativo, qué procedimientos son más apropiados para su localización y seguimiento. Se seleccionaron 26 proyectos innovadores, entre ellos había un grupo español y varios grupos científicos con participación europea.