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La UE advierte a Londres de las "graves consecuencias" de una suspensión del acuerdo de Irlanda del Norte

  • El pasado julio Bruselas ya avisó que podría imponer sanciones comerciales al Reino Unido
  • El Gobierno británico ha aplazado en varias ocasiones los controles aduaneros que establecen el compromiso

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El comisario europeo de Relaciones Interinstitucionales y Prospectiva, Maros Sefcovic
El comisario europeo de Relaciones Interinstitucionales y Prospectiva, Maros Sefcovic

La Comisión Europea ha advertido este viernes de las "graves consecuencias" que conllevaría una suspensión del protocolo norirlandés para las relaciones entre la Unión Europea (UE) y el Reino Unido. Según ha manifestado el comisario europeo Maros Sefcovic tras un encuentro con el secretario de Estado británico, David Frost, el abandono del acuerdo "significaría un rechazo a los esfuerzos de la UE por encontrar una solución consensuada".

El pasado julio Bruselas ya avisó que si Londres decidía dejar de aplicar los controles aduaneros que se acordaron entre la isla de Gran Bretaña y la región británica de Irlanda del Norte con motivo del Brexit, la UE podría imponer sanciones comerciales al Reino Unido, lo que iniciaría un contencioso sin soluciones claras a la vista.

El protocolo es un grave problema político en Irlanda del Norte, ya que los unionistas lo ven como una nueva barrera entre su región, integrada en ciertos aspectos en el mercado europeo y el resto del Reino Unido.

Irlanda del Norte quedaba vinculada al mercado único comunitario

En el Acuerdo del Brexit pactado en 2020 se establecía que Irlanda del Norte quedaba vinculada al mercado único comunitario, por lo que toda mercancía que cruzase desde ese territorio a la Unión Europea no debía pasar controles fronterizos. Así, se prevenía que hubiera controles en la frontera con la República de Irlanda, asegurando que la frontera entre las dos Irlandas seguía siendo invisible, pues los acuerdos de paz firmados en 1998 exigen que no haya obstáculos a la circulación entre ambos territorios.

Según lo acordado, los productos que llegasen desde el resto del Reino Unido a Irlanda del Norte sí debían pasar por controles de seguridad. La Unión Europea se aseguraba gracias a esa medida de que no entrasen en el mercado comunitario mercancías no autorizadas, al tiempo que se mantenía abierto el paso entre las dos Irlandas. Pero esto, para el Gobierno británico, crea una nueva frontera entre la región y el resto del país.

Aunque en un principio y tras arduas negociaciones, el Reino Unido aceptó llevar a cabo controles aduaneros en el paso entre la isla de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, desde hace meses Londres solicita que se introduzcan "cambios significativos" en la implementación del protocolo norirlandés del Brexit. Una renegociación que Bruselas ha venido rechazando, pero que finalmente aceptó reducir en un 80 por ciento los controles sanitarios y fitosanitarios.

El protocolo crea demasiados inconvenientes para el mercado interno británico

El Gobierno británico argumenta que la aplicación del protocolo crea demasiados inconvenientes para su mercado interno, ya que le obliga a inspeccionar y exigir papeleo adicional para ciertos productos, especialmente en los sectores de la agricultura y la alimentación, que se mueven dentro de su propio país. Por ello, ha pedido cambios profundos y ha amenazado a Bruselas con romper unilateralmente el acuerdo.

Además de retirar gran parte de los controles, ha exigido que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) no tenga jurisdicción para supervisar la aplicación de ciertas normas europeas en Irlanda del Norte, tal como prevé el texto, y propone en cambio un sistema de arbitraje conjunto.

El negociador jefe que acordó el protocolo por la parte británica, David Frost, sostiene que la UE se aprovechó de que Londres tenía las "manos atadas" en la mesa de diálogo y, por lo tanto, el texto "no puede mantenerse en su forma actual". Por su parte, Bruselas confía en que durante noviembre se abra un periodo de "intensas conversaciones" para alcanzar "avances claros" sobre la aplicación del Protocolo norirlandés "a final del año".