El viaje y el compromiso, una visión de África
- El periodista Igor G. Barbero presenta su libro Vislumbres de África Oriental
- Una visión de África marcada por sus viajes y su experiencia en la ONG Médicos Sin Fronteras
Comprender ÁfricaUn paso es relatarla, pero hay que tener cuidado; la etiqueta continental da por sentado un puñado de tópicos, pero una diversidad extrema atraviesa la realidad, tanto que las contradicciones se convierten en parte del paisaje. También ocurre, por ejemplo, con la visión de Europa desde Estados Unidos.
África sorprende, fascina, inquieta, estimula, atrae, atemoriza, cansa, satura… produce admiración, envidia y compasión, no deja indiferente. Pero, ¿dónde y cómo nacen los relatos que describen África a Occidente? ¿Son apropiados? ¿Quién debe construirlos? ¿Cómo se codifica la identidad? ¿Qué escala de valores etiqueta el éxito y el fracaso de sus gentes y de su historia?. Extremos en su belleza, en su épica, en la sensibilidad y el talento de sus gentes, y todo un abanico de dramas también extremos. ¿Cómo se cuenta eso?.
“Creo que actualmente hay, cada vez más, un movimiento dentro de muchas sociedades africanas de querer escribir ellos una narrativa propia de lo que ocurre en sus comunidades”, señala a RTVE.es el periodista especializado Igor G. Barbero. Su mochila rebosa kilómetros; como viajero, como informador, y algo más. Este mes de octubre ha presentado en Madrid y Barcelona el libro “Vislumbres de África Oriental” (Editorial UOC, 2021), un recorrido geográfico y dimensional de los principales países de la mitad Este africana.
"Muzungu"
Dentro de la diversidad de etnias y culturas, y de la naturaleza abrumadora, la supervivencia es una constante en el continente. Esta evidencia no solo se integra en los modos de vida, también interpela a la persona extranjera. En ciento setenta y nueve páginas, la propuesta de Barbero va más allá de la percepción del viajero. Un currículum como corresponsal en Pakistán, India y Bangladesh, sumado al trabajo con la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), aportan criterio en el análisis, pero también sensibilidad en el grado de inmersión. El resultado es la oportunidad de asistir a realidades muy pegadas al terreno e ir más allá, involucrarse.
Lo explica él mismo: “Ser destinado a Nairobi con MSF a finales de 2018 me ofreció la oportunidad de zambullirme en una región tan llena de contrastes y fascinante como lo es África Oriental. Este libro da forma, estructura y sentido a una serie de vivencias, notas, entrevistas, conversaciones, lecturas y reflexiones fruto de estos últimos años de viajes personales y de trabajo por una zona del mundo con una diversidad asombrosa: de Kenia a Etiopía, pasando por Sudán y Sudán del Sur y, en menor medida, Uganda y Tanzania”, señala.
‘Muzungu’ es un viejo término suajili para referirse a las personas occidentales o de raza blanca. Significa “el que deambula” y sus connotaciones fluctúan según el signo de los tiempos. Aunque nunca han perdido cierto lastre de advertencia, hacia el poder colonizador, y de ironía, hacia la torpeza de los extranjeros al desenvolverse. El escritor se declara ‘Muzungu’, pero cruza la línea para hablar desde dentro.
El relato de África
El autor, por tanto, no deja de ser consciente de su condición de extranjero que habla sobre África. El texto traslada una experiencia personal pero el marco progresa con guía africana, contenida en constantes citas de autores africanos que señalan el espíritu del relato. “¿Qué ocurre con un africano que escribe sobre África? ¿Computa su obra como literatura africana? Y si un escritor africano decide situar su novela en Groenlandia, ¿sería eso literatura africana?” Es una cita de Ngügï wa Thiong'o de su obra ‘Descolonizar la mente’ (1986) que da paso al cuerpo del texto. Al hilo, cabe recordar que el jurado del Premio Goncourt, el mayor reconocimiento de las letras francesas, ha concedido el galardón este año al senegalés Mohamed Mbougar Sarr, de 31 años, por su novela La plus secrète mémoire des hommes.
El andamio en 'Vislumbres de África Oriental' es sencillo: La música, la religión, el cambio climático, la enfermedad, la malaria, la fecundidad de la tierra, la tierra en si misma, el agua, la muerte, la pandemia, la guerra, la frontera, la necesidad de migrar para salir adelante, la identidad. Son latidos africanos que palpitan en historias personales, como la de Ninyal Yang, refugiada sursudanesa y madre de 18 años. Su vida es el relato de la maternidad en el filo de la guerra. O Kalifa, etíope de 19 años que vivió torturas y presidio en Arabia Saudí por su condición de migrante. Cuenta cómo se ha resignado e intenta construir su vida en su pueblo.
No deja atrás el milagro de la música, siempre alimenticia en África, como el benga, auténtico fruto de la fusión africana. Visita personajes como Stevo Kiwinda, que desde el bar y ‘hub’ cultural ‘Dagoz’, en Nairobi, alienta y reúne talentos. Música y religión se han entrelazado además en una simbiosis inevitable, que pasa por la mirada de Barbero.
También están el orgullo y la dignidad. Valiosos, y gratuitos, ingredientes que dan rostro a una sociedad que, apoyada en su cultura, se reinventa a cada paso. Valores preciados porque la alternativa material para muchos no existe. Las páginas del libro abordan desafíos como la marcha del campo a la ciudad o la angustia de los campesinos kenianos ante el cambio climático. Millones de personas desplazadas definen parte de un tejido social que sobrevive en la incertidumbre.
Inmigración y la visión africana
Europa otea las costas libias desde el otro lado del Mediterráneo y la costa mauritana a través del Atlántico; observa con mirada de pez a los y las migrantes que llegan. Barcos de rescate, pateras que se pierden o se hunden, decenas de miles de muertes y desapariciones en la última década. Según el ministerio del Interior, solo a España, entre enero y octubre de 2021 han llegado 32.713 inmigrantes irregulares por vía marítima, casi un 25% más que el año pasado. Una contabilidad macabra ante lo que muchos consideran inacción de Gobiernos tan capaces para otros propósitos. Sin embargo, cuenta Igor en su libro y comenta en la presentación: desde el cuerno de África, “cruzan muchos más migrantes hacia Yemen que desde Libia a Europa”; un mismo drama, o mayor, pero fuera del foco europeo; dentro del foco africano.
La inmigración es factor y actor inevitable. Desplazados por las guerras, la miseria, la ausencia de futuro, o simplemente por la inquietud de vivir una vida nueva. África, tan apegada a sus costumbres dentro de su diversidad, es escenario del desarraigo para seguir adelante. Aquí manda el punto de vista de africanos y africanas, porque el relato íntimo de esta vivencia no es posible de otro modo. A Occidente llega la crónica de sus periodistas, pero la autoría africana es esencial. No solo lo reconoce Igor en su libro, comparten la convicción otros dos periodistas especializados que le acompañan en la presentación, Fernando Calero, del equipo de Comunicación de MSF, y Alberto Rojas del diario El Mundo. "Cada vez hay más medios en los países africanos, con periodistas africanos y una mirada africana", asiente Rojas, y añade: "Es clave para que se genere un relato de africanos para africanos y no vayamos nosotros a contar las noticias como las vemos nosotros".
Calero remarca la dificultad de profundizar si un periodista especializado “solo va dos veces al año”, y recalca que "en países con corresponsal permanente, hay un flujo informativo más constante" que aloja con más facilidad esa visión peculiar o inédita que hace atrayente el contenido periodístico, y gana lectores. Compara el caudal de crónicas que, por ejemplo, es más constante desde América Latina en el caso de España.
Con Vislumbres de África Oriental Igor G. Barbero aporta su "grano de arena" a esa tarea de visibilizar y relatar con solvencia un universo cuyo latido afecta a la cultura, la economía, la estabilidad social globales, y no solo del continente africano. “No hay grandes ambiciones, sólo un afán modesto de explicar aspectos de la cotidianidad y diversidad que he vivido y abrir pequeñas ventanas a realidades lejanas”, concluye.