'Alegría', "una película de la que sales con más esperanza e ilusión en los ojos"
- Hablamos con la directora, Violeta Salama, y con dos de las protagonistas, Mara Guil y Sarah Perles
- Una historia multicultural, que está participada por RTVE y que llegará a los cines el 10 de diciembre
Inspirándose en su propia historia personal y mezclando los recuerdos de su niñez con un realismo mágico y colorido, la cineasta Violeta Salama (Granada, 1982) nos muestra una mirada diferente y luminosa sobre Melilla en Alegría, una película participada por RTVE que la directora y dos de sus protagonistas, Mara Guil y Sarah Perles, han presentado en el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Llegará a los cines el 10 de diciembre.
La cinta cuenta la historia de Alegría (Cecilia Suárez), una mujer que redescubrirá sus raíces judías gracias a su sobrina (Laia Manzanares) y entenderá que no todo es blanco o negro en cuestiones de fe. Lo mismo ocurre con otras dos de sus protagonistas, una mujer musulmana y cristiana a través de las cuales la directora quiere reflejar todas las realidades de la ciudad fronteriza. Un universo y una mirada femeninas con un plantel de actrices que completa Laia Manzanares. Y que cuenta con la colaboración de Leonardo Sbaraglia.
Según nos cuenta Violeta, en Sevilla, la película tiene mucho de autobiográfico: “Yo me crié en Melilla hasta los 12 años. Vengo de una familia que tiene una parte judía y una parte católica que viene de familia militar. Aparte, Melilla tiene solo 12 kilómetros cuadrados y 80 mil personas viviendo allí entre comunidades que están muy marcadas y tienen como sus barrios, sus accesos... Por eso desde pequeña yo vivía como en dos mundos, pertenecía a ese mundo judío que tenía sus normas, como no salir los viernes… y luego tenía ese mundo de la hípica, el deporte y demás. A la hora de hacer la primera película me plantee qué podía contar yo que no pudiera contar nadie más. Y ahí estaba Melilla, como parada en el tiempo”.
Además -añade- quería contar algo que fuese universal, que pudiera interesar también fuera de España y hacer una visión un poco romántica, de lo que yo había vivido en los 80, comparado con lo que hay ahora. La convivencia en los 80 realmente era mucho más liberal; no había esa necesidad de marcar cada uno a donde pertenece. No existían las pelucas que llevaban las judías ahora, o los sombreros o los burkas, los pañuelos… todo eso que ahora está por todas partes y que ha marcado mucha diferenciación. No quería hacer una película realista, sino un poco idealista en ese sentido, en el de la convivencia”.
"Parece increíble que Melilla se haya usado tan poco en el cine"
Con el juego que dan los lugares fronterizos, donde conviven distintas culturas, parece increíble que Melilla se haya usado tan poco en el cine español. “Para mí fue un lujazo ser la primera en hacer una película sobre la gente de Melilla -confiesa Violeta-. Y cuando escribía el guion ya sabía dónde quería rodar todo esto. La frontera es un tema que te da para una trilogía, pero yo me quería centrar en que esa frontera está ahí, que somos un paso para Europa y es una realidad… pero que, al mismo tiempo, hay gente que vive y convive allí, y que está muy aislada”.
“La gente lo compara con las Canarias -continúa-, pero allí tienes otras islas al lado a las que te puedes ir de fiesta. Melilla es un pueblo, sin pueblo vecino, y el siguiente pueblo está cruzando la frontera. Cuando yo era pequeña podía estar encerrada allí una semana durante la que no llegaba a la prensa, no entraban en aviones ni salían barcos… Era un aislamiento total durante semanas. Afortunadamente ahora, con internet, las cosas han cambiado mucho. Pero en mi infancia teníamos una sensación de aislamiento y abandono bestial”.
“Además -concluye la directora- la frontera es una valla que nos está separando de otro mundo. Y yo quería cuestionar hasta qué punto hace falta una barrera a esos niveles. Cuando criticamos tanto la de Israel y hemos hablado tanto de ese muro… Allí están en una guerra, pero nosotros tenemos una valla puesta para gente que viene a buscar comida. Son situaciones diferentes pero los tratamos igual”.
El nombre de la protagonista de la película es muy común en Melilla peroen la película tiene un doble sentido, como confiesa Violeta: “Es un nombre que siempre me ha encantado y que solo se usa en la comunidad judía. Pero en la película también tiene esa connotación de un personaje que está muy triste y que está realmente luchando por su espinita clavada, pero que se llama Alegría”.
Las protagonistas
Pedimos a Violeta que nos hable de esas mujeres protagonistas: “Yo tenía como una idea clara antes de hacer el casting pero luego, cuando encontré a las actrices, reescribí los personajes para ajustarnos a ellas. Para mí lo importante es que entre ellas hubiese esa cosa de que tú las veas súper diferentes, pero entiendas la conexión que tienen”.
“Lo principal era encontrar a Alegría -añade-, una mujer que para mí era muy especial porque quería que tuviese 50, o un poquito más y que fuera una actriz conocida pero no reconocida. Es decir, que tuviese una larga trayectoria pero que no fuese una Maribel Verdú o una Carmen Maura a las que todo el mundo reconociese, porque no iban a ver a mi personaje como yo quería. Y encontré a Cecilia Suárez (La casa de las flores), que tiene esas dos cosas y encima me dice que se quiere quitar el acento, que quiere hacer una cosa súper española… y ha sido un regalazo. Y a raíz de ella ya fuimos sumando a las demás”.
“Laia manzanares interpreta a su sobrina Yael, que se va a casar en Melilla y que es lo que propicia la reunión familiar -continúa la directora-. Laia ha sido un regalo porque era el primer papel que hacía de protagonista y tiene una inocencia que, para Yael, era muy difícil de encontrar. Alguien con esa energía, pero con esa inocencia en la mirada”.
“Y luego llegó Sarah Perles (El Cid, Homeland), que interpreta a una joven musulmana que es como otra hija para Alegría. Yo la había visto en películas y pensaba que no hablaba español, pero cuando me dijeron que hablaba español perfecto fue genial. Ella es musulmana marroquí y comprendía muy bien lo que yo quería contar, aunque no conociese Melilla ni a los bereberes. Entonces también aprendió un poco el idioma de allí, el rifeño, y encima aporta una visión de cómo ella veía ese mundo desde el otro lado”.
“Y por último tenemos a Mara Guil (El buen patrón), que interpreta a la mejor amiga de Cecillia, y que es la que yo quería que reflejara un poco a Melilla. Ella es malagueña, pero bueno, el carácter ya lo tenía; un poco el de la ciudad”.
Una película optimista sobre la familia
La película también habla del poder que tiene la familia en nuestra educación y nuestro desarrollo personal. “Para mí la familia nos influye muchísimo -asegura Violeta-. Es lo que despierta siempre todos tus temores. Porque Alegría es un personaje que está muy segura de sí misma, que parece que está de vuelta de todo y, sin embargo, llega la familia y la desarma de golpe. Es ese poder que tiene la familia de desestabilizarte con una mirada, porque saben perfectamente dónde pueden atacar y saben cuál es tu punto débil… y, sobre todo, saben el efecto que tienen en ti”.
Alegría también destaca que el tono de la película siempre es optimista. “Para mí eso era fundamental -confiesa la directora-. De hecho, cuando empezaba a mover la película para conseguir financiación, me decían que lo lógico es que todas acabasen sucumbidas por su religión. Pero lo que yo quería contar es justo que se puede salir de eso. Creo que la religión es una cosa muy personal de cada uno, que no nos tiene que separar de los demás, sino todo lo contrario, tiene que ser una herramienta que nos ayude a estar bien con nosotros mismos y, por lo tanto, que también estemos mejor con los demás. Pero que nunca sea algo que nos separe de los demás”.
El que la familia se reúna para una boda tampoco es casual, como nos comenta Violeta: “Las películas de bodas ya son un subgénero cinematográfico y tienen ese tono que ya sabes de antemano que no va a ser un dramón. Además, cuando buscas excusas para reunir a la familia, como puede ser un funeral, una boda, un bautizo, la Navidad... Para mí, lo mejor es una boda porque tiene esa contradicción de que, aunque se celebre el amor, a veces acaban surgiendo todas las heridas que están ahí escondidas. La familia pasa mucho tiempo junta en una misma casa y siempre sabes que algo va a pasar, bueno o malo pero algo va a pasar”.
Un universo femenino
Casi todo el equipo técnico y artístico de la película está formado por mujeres. Preguntamos a Violeta si es una película femenina o feminista: “Creo que la palabra feminista ahora mismo está cargada de connotaciones que tendría uno que ponerse a precisar, porque se usa para demasiadas cosas. Por eso intentamos evitarla porque, fíjate, en la película conviven el feminismo oriental con el occidental y con el feminismo judío musulmán, que son súper diferentes porque están haciendo luchas muy distintas. Y englobarlo todo en una sola palabra es muy difícil. Mientras que si decimos que es una película femenina siempre se va a entender”
“La película -añade- refleja un universo femenino que estamos intentando mostrar a todo el mundo, no solo a las mujeres. Pero si ponemos a la película la etiqueta de feminista parece que estamos intentando dar una lección a alguien. Y eso no es lo que pretendemos. Solo queremos mostrar el universo de estas mujeres”.
Una ciudad mágica
En cuanto a Melilla, Violeta nos comenta por qué es tan especial para ella: “Melilla sigue igual que cuando yo era una niña. Como concepto de pueblo está igual desde hace miles de años, pero es una ciudad que tiene un encanto monumental, tiene un encanto logístico por donde está situada, tiene un encanto cultural, de los restaurantes a los que puedes acceder, de esa mezcla que ya hay en el cuscús. También tiene su playa, su campito y, sobre todo tiene Marruecos, que para mí, ahora que la frontera está cerrada, me parece una pena; porque para mí la mitad de Melilla es Marruecos. Tienes ese acceso directo a otro país ahí al lado. Para mí esa ha sido la riqueza de crecer ahí”.
Sobre sus planes, Violeta confiesa que: “Tengo muchas cosas que contar sobre Melilla, sobre el tema judío y sobre esta mezcla cultural que me parece tan interesante y no descarto volver a rodar aquí. Pero ahora estoy negociando los derechos de una novela de Lola Mascarell, Nosotras ya no estaremos, y espero poder empezar a trabajar con ella muy pronto en la película”.
Las protagonistas
Junto a Violeta también han estado en Sevilla dos de las protagonistas de la película, Sarah Perles y Mara Guil, Mara nos comenta por qué quiso rodar esta historia: “Cuando recibí el guion aluciné, porque la historia me marcó desde el principio y me lo leí de un tirón. Y mi personaje parecía que lo habían escrito para mí directamente. Es una historia muy chula y muy necesaria. Y trabajar con Violeta ha sido un lujo”.
Sarah comparte esa opinión: “Por una vez vemos a una chica marroquí normal, con sus problemas normales, con sueños, con ambiciones… y que no es ni una terrorista, ni una yihadista. De Dunia también me encanto su buena educación. Es muy amable. Siempre está ahí para ayudar.. Y es que muy solar. También me encantó también Violeta, porque me dio el guion y me dijo: “léetelo y es tuyo". Ninguna de las actrices tuvimos que hacer pruebas y me encantó que confiara en nosotras de esa manera. Además, nos ha dejado mucha libertad a la hora de construir los personajes”
Mara interpreta a Marían, la mejor amiga de la protagonista. “Mi personaje está en la película para ayudarlas a todas -asegura- Su principal preocupación es que todo el mundo a su alrededor esté bien. Y hace todo lo posible para evitar cualquier conflicto entre sus amigas”.
El personaje de Dunia también es muy especial para la protagonista, para Alegría, como nos explica Sarah: “Mi personaje la admira mucho y la ve como una segunda madre. Y para Alegría soy como la hija que le hubiera gustado tener, porque su hija auténtica está en Israel. Y yo estoy aquí para ayudarla, para apoyarla… y también para hacer mi caminito. Tengo sueños, ambiciones, quiero ser artista, quiero ir a estudiar a Francia, tengo exámenes que pasar. Tengo muchos obstáculos en la película que tengo que saltar”.
“Lo que más me gusta de la película es que no fuerza nada -asegura Mara. Parece que estamos espiando las historias de los personajes por un agujerito, porque fuerza nada, ni la comedia ni el drama. Es casi como meterte en casa de alguien y ver lo que está pasando. Por eso no hay extremos sino mucho realismo, mucha naturalidad y mucha verdad”.
“El rodaje ha sido una absoluta fantasía”
En cuanto al rodaje, Mara asegura que: “Ha sido la fantasía absoluta. Siempre decimos que nos gustaría grabar Alegría una vez al año. La comunicación que ha habido entre técnicos, actores, actrices ha sido increíble. Y ahí la culpa la tiene Violeta, a la que llamábamos La Cazadora, porque ha ido cazando gente con la que ella ha trabajado durante toda su carrera y que son unos grandes profesionales. Éramos más que una familia y hemos disfrutado muchísimo trabajando”.
“Violeta es un ángel, tiene una calma innata, es muy suave y sabe crear un buen ambiente de rodaje -añade Sarah-. Es verdad que teníamos ese espíritu de familia. Sobre todo las actrices, que tuvimos una conexión inmediata. Lo hemos pasado genial”.
Ambas se han quedado impresionadas con Melilla, como nos comenta Mara: “Conocía Melilla por una vez que tuve que ir a trabajar, pero la conocía de ‘Hola y adiós’. Y la verdad es que me ha impresionado. Aparte de lo bonita que es, la gente es muy amable y nos han acogido con muchísimo cariño. Invito a todo el mundo a que visite Melilla, de verdad; porque es un sitio con tanta diferencia cultural, y en el que todas conviven, que es un poco lo que viene a contar la película, que nos enseña lo importante que es que nos respetemos unos a otros y aprendamos a convivir. En cuanto pueda volveré, porque me ha encantado”
“Yo no conocía Melilla y me ha encantado descubrirla -añade Sarah-. Tiene una luz y un color muy particulares. También me ha sorprendido su población, mitad marroquí mitad español, mezclada con árabes y con otro montón de etnias y culturas. Es muy refrescante ver cómo pueden convivir culturas tan diferentes. Y para mí, Alegría es una película de la que sales con más esperanza y e ilusión en los ojos".