Max: "'Fiuuu & Graac' es una bella idea desplegándose sin objeto"
- En su nueva obra despoja al cómic de casi todos sus elementos
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¿Qué es el cómic? Probablemente una de las personas que mejor conozca sus mecanismos y funcionamiento es Max (Barcelona, 1956), que lleva años investigándolo y buscando su esencia en trabajos como Vapor (2012) o Rey Carbón (2018). Incluso realizó el primer cómic para ciegos. Y ahora el dibujante da un nuevo salto al vacío con Fiuuu & Graac (La Cúpula), en el que despoja al cómic de casi todos sus elementos.
"Definir Fiuuu & Graac se me hace complicado -confiesa Max-. Parece muy sencillo, pero luego tiene muchas cosas interesantes ahí adentro. Así, a lo bruto, es una historia del viento acosando a un pájaro. No hay mucho más que se pueda explicar así. Yo casi diría que es el grado cero de guion".
Pero también es un viaje hacia el núcleo atómico de la historieta: "Eso es otra manera de verlo o de explicarlo -nos cuenta-. Este libro surge directamente de la exposición que hice en Granada, en el Centro José Guerrero, en 2019, con Sergio García y Ana Merino. Se titulaba Viñetas desbordadasy de lo que se trataba era de llevar el cómic al espacio del museo. Es decir, pensar en un cómic para ponerlo en ese espacio, no para hacerlo en papel. Es la primera vez que pensé en un cómic fuera del papel y lo que aprendí es lo que me ha llevado a hacer este libro, que, aunque sea en papel, es un desbordamiento total. O sea, desaparecen las viñetas, desaparecen los fondos, desaparecen los bocadillos, los diálogos... Prácticamente no hay más que dos personajes y un par de onomatopeyas. O sea: el núcleo atómico del cómic".
"Es paradójico, porque yéndome a ese mínimo esencial, ese átomo de lo que puede ser un cómic, resulta que me sale un artefacto que es mucho más que un cómic -añade-. Yo defiendo que, además de un cómic, esto es como un trabajo de arte contemporáneo y también como un espectáculo de danza contemporánea sobre papel. Es decir, que cuanto más te concentras en el núcleo duro que es el cómic, más te vas hacia el extrarradio que conecta con las otras artes. Es paradójico, pero es lo que me ha pasado haciendo esto. Algo que no podía sospechar de antemano".
"Es un ejercicio más radical todavía que mi anterior trabajo (Rey Carbón), porque aquí ya no hay ni la pared de la cueva. Todo sucede en el aire. Y para alcanzar este punto, necesitaba reducir el guion al mínimo, de manera que todo es puramente visual. La idea primitiva de todo esto surgió a partir de un relato de César Aira que se titula La costurera y al viento. Allí el viento es un personaje que actúa de una manera desorbitada, pero actúa como si fuera un humano o un superhumano. Y yo mientras lo leía pensaba: "y esto, ¿cómo se dibujaría?" Es decir, cómo puedes convertir al viento en un personaje de cómic sin darle aspecto antropomórfico. De ahí, de esta pregunta que me hice, surgió el libro. Es decir, una vez que encontré la solución visual para este enigma, para dar vida al viento... lo demás vino casi solo".
¿Matar al cómic? ¿Asesinar a la novela gráfica?
Preguntamos a Max si con este trabajo ha intentado matar al cómic al igual que Joan Miró aseguro en los años 30 que había que asesinar a la pintura. "Sí -confiesa-. Joan Miró soltó esto en los años 30 en su juventud surrealista. He estado leyendo su biografía para un proyecto que al final no salió y lo considero un artista muy cercano a mí porque vivo en Mallorca y él pasó los últimos años de su vida allí. Yo siento una especie de conexión con Miró, no tanto en lo artístico como en lo personal. Miro tenía fama de ser un tipo tranquilo, pacífico y muy educado. Lo contrario de lo que te imaginas cuando piensas en las vanguardias surrealistas. Pero cuando Miró explotaba, era temible".
"Yo soy un poco así también -añade-. La gente me dice que soy un tío supertranquilo pero cuando me pongo de mala hostia que se aparte de todo el mundo, ¿no? Yo lo admiro, porque además de eso que dijo que "hay que asesinar a la pintura", también dijo otra frase memorable: "Me gustaría morir diciendo: ¡mierda!", y yo siempre he pensado que yo también, así que tengo esta especie de identificación con él".
"Yo aplico lo de asesinar el cómic, sobre todo a la novela gráfica -continúa Max-. Quiero recalcar que no tengo nada contra los autores de novela gráfica ni contra el concepto en sí, sino en lo que está degenerando comercialmente, que es un abuso de historias biográficas, tramas contadas en primera persona. Hay unos pocos autores y autoras que lo hacen con talento. Pero ya empieza a haber una multitud de cosas que no tienen ningún interés ni llevan a ninguna parte".
Como todas sus obras, Fiuuu & Graac también destaca por su original uso del humor. "Mi vehículo expresivo, es básicamente el humor y la ficción. Este libro tiene mucho humor, pero a veces el humor nace del cabreo. Digamos que uno de los impulsos creativos de este libro es ese cabreo con la degeneración de la novela gráfica. Quería demostrar, y demostrarme, que se pueden hacer cómics interesantes y disfrutábles sin caer en todos esos vicios actuales de la novela gráfica. Algo en lo que me han ayudado las nuevas generaciones de autores y autoras de cómic. Ellos están en el punto de rebelarse también contra esto, porque les toca, como jóvenes que son, inventar otra manera de hacer el cómic. Yo los sigo y me interesa mucho lo que hacen y creo que su impulso me ha ayudado en mi evolución".
"Dibujar 'Fiuuu & Graac' ha sido como jugar"
Destacar el dinamismo de los dibujos de Max, ya que parece que el viento y la grajilla protagonistas, parece que estén bailando esa danza que Max comentaba. "Yo creo que ese dinamismo se consigue con la experiencia, con los años tienes como un dominio de los resortes visuales. En este caso me ha ayudado mucho que el guion sea tan simple y que el aspecto visual del viento sea tan plástico y tan maleable... Realmente ha sido como jugar, un auténtico placer".
Como decíamos parte de esa plasticidad también se la debe a la danza: "Cuando dibujé Rey Carbón me acuerdo que escuchaba mucha música free jazz o experimental. Pero mientras dibujaba esta historia no me fijaba tanto en la música que yo iba poniendo. No creo que haya una influencia musical específica. Pero es cierto que hay un momento en que esa conjunción de distintas artes, como la danza contemporánea, el movimiento, la música, la línea... Todo esto para mí va junto, en cierto modo. Así que hay una música del libro. Lo que pasa es que, evidentemente, también será muy free".
Pero no olvidemos que, a pesar de la belleza de esa danza, se trata de una historia sobre el acoso. "Es un tema que está ahí, está en la calle. Todos lo vemos y todos deberíamos tomar postura respecto, por supuesto. Pero no me interesaba hacer algo sociológico, sino hablar sobre el acoso a través del humor. ¿Por qué no? En esta historia el viento se encapricha del pájaro y al pájaro no da la gana. Y la historia del cómic es esa persecución, que al final acaba de una manera como muy de dibujo animado de los años 50 o 60. En este punto, así de cómico absurdo".
Una persecución que también debe mucho al Coyote y al Correcaminos. "El Coyote y el Correcaminos son maravillosos, pero visto un episodio, vistos todos. Si cambias al viento por el Coyote y al pájaro por el Correcaminos, vendría a ser algo muy parecido, solo que en cómic, no en dibujos animados".
Una bella idea desplegándose sin objeto
Las únicas palabras que aparecen en el cómic son las de la cita de Fulgentius, de César Aira, con la que comienza. "Ya he dicho que la idea de convertir al viento en un personaje la tomé de César Aira -confiesa Max-. Mientras dibujaba el libro y descubrí esa cita que habla de bellas ideas desplegándose sin objeto. Cuando leí eso dije: "Coño, esto es, esto es mi libro". Es una bella idea desplegándose sin objeto. Es el arte por el arte y hasta como desconectado de la realidad social".
"Ya he dicho que estoy harto de la novela gráfica pero también del arte social comprometido y comunitario por cojones, porque toca, porque es la moda. Aquí reivindico el arte por el arte, que, aunque no exista, porque está contaminado por la realidad social que envuelve al autor, sería algo a lo que aspirar. También me gusta polemizar porque creo que eso expande las posibilidades del cómic contemporáneo, que son muchas y no deben anularse mutuamente. O sea, yo estoy harto de la novela gráfica, pero entiendo que debe existir porque hay gente que quiere hacerla. Pero al mismo tiempo estoy reivindicando que no se menosprecie lo otro. Todo lo demás".
En cuanto a sus proyectos, Max nos comenta: "Ahora mismo no hay ningún proyecto claro. Este libro lo he hecho con una ayuda a la creación artística del Gobierno Balear, que crearon el año pasado para ayudar a los artistas durante la pandemia, y ahora estoy en fase de recapacitar el propio libro y ver a dónde me lleva el siguiente".