La otra cumbre de Glasgow: los ecologistas plantan cara al "bla bla bla" de la COP
- Una cumbre alternativa, organizada por más de 100 asociaciones, reúne a cientos de activistas de todo el mundo
- Aseguran que en ella se tratan las "soluciones reales" al cambio climático, más allá del "show" de la COP26
Más allá de los muros del Scottish Event Centre, el gigantesco recinto donde se negocia en la COP26, en Glasgow se celebra otra cumbre alternativa. Cientos de ecologistas de todo el planeta se reúnen en la "Cumbre de los pueblos", motivados por el escepticismo hacia la reunión oficial, que consideran poco más que un "show".
Así lo cree Ishan, uno de los organizadores de esta contracumbre, quien cree que este evento consigue que "la gente de la calle se implique en buscar soluciones al cambio climático", sin retrasarlas ni delegarlas en políticos y empresarios. Las cumbres de la ONU son "un espectáculo donde el poder finge que el problema le importa y que se va a buscar una solución", asegura a RTVE.es
Su crítica es la que se repite por las calles de toda la ciudad, en protestas, carteles y pintadas: "Bla bla bla". Son las palabras que usó la joven activista sueca Greta Thunberg antes del inicio de la reunión internacional, para denunciar cómo, a pesar de la emergencia climática, los líderes mundiales siguen haciendo promesas pero sin tomar ninguna acción para evitarlo.
A la vez que el movimiento climático, Thunberg ha ido endureciendo el discurso a medida que avanzaba la cumbre. Primero criticaba el "greenwashing" o lavado de cara verde que practican empresas y gobiernos. Al término de la última semana de negociaciones pasó a afirmar que la cumbre era un "fracaso", una sensación compartida por muchos de los activistas.
"Nuestra última oportunidad"
Otros, sin embargo, mantienen la esperanza. Grace, que ha viajado desde Irlanda para unirse a las protestas, defiende que la COP es "nuestra última oportunidad". "Han pasado seis años desde el Acuerdo de París y no se ha conseguido nada desde entonces, a pesar de todas aquellas bonitas palabras y bellas declaraciones que hicieron entonces", denuncia.
Si aquellas declaraciones hubieran tenido consecuencias prácticas, continúa, "todavía podríamos dejar algún futuro a nuestros hijos". Aunque la mayoría de los asistentes a la contracumbre son jóvenes, personas mayores como Grace se unen a las vistosas protestas de Extinction Rebellion y otros grupos, parte de la programación.
Las acciones se desarrollan por toda la ciudad. En la salida del recinto oficial, decenas de personas bailaban al ritmo de batucada el lunes, ante la indiferencia de los delegados, mientras mostraban un cartel en el que se lee "COP26, os vigilamos". Más tarde, un grupo de activistas se han pegado con pegamento y han bloqueado la calle frente a un restaurante donde se celebra una reunión privada entre negociadores.
Pero no solo son movilizaciones. El programa de la cumbre alternativa, organizada por más de 100 organizaciones durante cuatro días, está cargado de charlas, talleres sobre cómo lidiar con los problemas del activismo o afrontar la ecoansiedad, clases de danza o performances. Lynn, que viene desde Londres, explica emocionada al término de una de las asambleas que en "hay mucha energía y se aprende mucho los unos de los otros". Es una oportunidad de "hablar de esperanza sin que todo sea demasiado deprimente".
La cumbre "más excluyente"
Desde los diferentes espacios de la contracumbre insisten en que "faltan muchas voces" que hubieran querido asistir a Glasgow y no lo han hecho. Especialmente, "los camaradas del Sur global", que se han quedado fuera por el "apartheid vacunal", asegura Dee Woods, de la organización agraria Landworkers' Alliance.
El Gobierno británico, anfitrión de la cumbre, ha impuesto duras cuarentenas a aquellos que provengan de países en zona roja o que estén sin vacunar. Aunque más tarde reculó y ofreció vacunas gratis a aquellos que no la tuvieran, los activistas critican que la decisión de haber mantenido la celebración de la COP en pandemia deja fuera a muchos asistentes.
Por ello, ecologistas de América Latina o África hacen sus aportaciones en forma de mensajes grabados o videollamadas que se emiten en los actos, y que son los que más aplausos se llevan en la cumbre alternativa.
Además, algunas organizaciones denuncian haber sido excluidas de las mesas de negociación de los acuerdos, donde en principio tienen permitido acceder como observadoras. "No hemos podido acceder a las salas de negociaciones y no nos han dado ninguna razón", asegura Woods.
"Las voces de la sociedad civil son fundamentales para el resultado de COP, pero no hemos podido hacer nuestro trabajo" ha denunciado también Tasneem Essop, directora de la coordinadora de ONG Climate Action Now. Por eso, Essop y muchos activistas, como Thunberg, han calificado la COP26 como la "más excluyente" hasta el momento.
En avión desde Estados Unidos o a pie desde España
Si la cumbre oficial reúne participantes de prácticamente todos los rincones de la tierra, la alternativa no se queda corta. Lucía, por ejemplo, viaja desde Italia junto con varios miembros de su organización. Asegura que estos eventos son "un momento óptimo para reforzar la relación con otros movimientos fuera de tu país". En Glasgow pretenden dar un impulso a su causa: un proceso judicial contra el Gobierno italiano por su inacción climática, como el que ya se ha dado en Francia -con éxito-.
Desde más lejos, desde California, viene Armando. Se muestra convencido de la importancia de esta cumbre y del movimiento climático, aunque no sobre la oficial. Recuerda que entre los participantes en la reunión, el grupo más numeroso es el de representantes de compañías de energías fósiles. Según el recuento de los participantes llevado a cabo por la organización Global Witness, en Glasgow hay 503 lobbistas de la industria fósil, lo que la convertiría en el grupo más numeroso, por encima del país que más delegados envía (479), Brasil.
Otro aspecto que resta legitimidad a la COP, continúa, es que "no se discutan las emisiones de los ejércitos", cuando el de Estados Unidos contamina más que muchos países, señala. Aunque pesimista sobre los resultados de las negociaciones, sí que se muestra esperanzado por lo que se ve en la contracumbre. "El movimiento activista está en marcha. Ha sido realmente inspirador ver a toda la gente indígena que ha venido hasta aquí para compartir sus historias, su compromiso de proteger sus medios de vida y sus hogares", cuenta.
Tanto Armando como Lucía han venido en avión, aunque no es lo habitual entre muchos de los asistentes a la cumbre alternativa. Uno de los grupos más buscados en ella es el de los activistas españoles que han marchado desde Zaragoza a pie para visibilizar sus reclamaciones a los gobiernos: "El cambio climático es el principal problema que tenemos ahora", indica Carlos Buj, activista de Extinction Rebellion y uno de los caminantes.
Buj y la decena de ecologistas que han recorrido las 30 etapas del camino han conseguido alojarse en Glasgow a pesar de los precios disparados del alojamiento durante la cumbre. Lo han hecho gracias a una "red de hoteles humanos" para activistas: gente que deja sus casas de manera altruista a los que las necesitan. También se han alojado muchas veces, durante la ruta, en iglesias cedidas por los párrocos, concienciados con la lucha climática.
Desde que llegó a la ciudad escocesa, el grupo de Buj ha estado contando su experiencia en múltiples charlas, incluida la contracumbre. Pero no ha sido la única presencia española. El sábado, tras la marcha masiva que sacó a la calle a más de 100.000 personas en Glasgow, fueron detenidos varios científicos españoles de entre los 21 miembros de Scientist Rebellion que cortaron un importante puente de la ciudad.