Venecia lucha contra la creciente amenaza de 'l'acqua alta'
- RNE viaja a Venecia para comprobar de primera mano las consecuencias del cambio climático
- La ciudad se enfrenta a las aguas altas con cada vez más frecuencia
Durante siglos, el mar ha sido amigo y aliado de Venecia; en las últimas décadas se está convirtiendo en su peor enemigo. El nivel del agua crece más rápido que nunca, las mareas que causan inundaciones son muchas más y más imprevisibles. Todo por el cambio climático. Y sus efectos se pueden comprobar fácilmente a simple vista.
En Venecia nos subimos a la barca de Giovanni Cecconi, ingeniero y profesor universitario. Navegando por el Gran Canal nos muestra los signos evidentes de la subida del nivel del mar. "Aquí, frente a la Basílica de la Salud, vemos el relieve de un ángel que en su tiempo estaba permanentemente fuera del nivel del agua".
Con la marea alta el agua le llega al nivel de los ojos. Los gondoleros, nos cuenta Cecconi, han recortado la punta de sus embarcaciones para poder pasar bajo los puentes. "Y han quedado bajo el nivel del mar las escalinatas de piedra que antes servían para acceder a los edificios desde los canales", apunta.
Ahora hacen falta muelles de madera. Al subir el nivel del mar, las mareas, sumadas a los fuertes vientos de otoño, pueden alcanzar cotas devastadoras. Se las llama aguas altas si superan los 110 centímetros sobre el nivel del mar. En noviembre de hace dos años, el agua alta llegó a 187 centímetros.
“Los gondoleros han recortado la punta de sus embarcaciones para poder pasar bajo los puentes y han quedado bajo el nivel del mar las escalinatas de piedra de los edificios“
Fue la peor marca desde 1966 y, durante la noche, en la plaza de San Marcos el agua llegaba a la cintura. Aguas altas que van a más. Comparando por décadas, en los años 50 del siglo pasado apenas se registró una decena; en la década de los 2000 se dieron ya unas 50. Pero en los últimos diez años, por la subida del nivel del mar y unos vientos cada vez más fuertes e imprevisibles, se han producido casi 100 episodios de aguas altas.
En la plaza de San Marcos, el punto más bajo de Venecia y, por tanto, el más amenazado, está el Caffè Florian. En sus 300 años de historia han pasado por sus divanes de Goethe a Clark Gable pasando por Charles Chaplin, y ahora nosotros. Es quizá de los pocos cafés históricos del mundo con un plan de actuación en caso de inundación.
Escuchando al director del Florián, Renato Constantini, se nos abren los ojos como platos, y no precisamente por los efectos del café. "Todo lo que podemos levantar lo levantamos hasta el nivel en que sabemos que el agua no puede llegar -asegura-. Ponemos tarimas, o aunque sean simples cajas de fruta. En una hora y media hemos levantado los lavavajillas, las neveras, los sofás, las sillas, incluso las vitrinas donde guardamos los pasteles".
Desde la terraza del Florian se ve la Basílica de San Marcos, una de las grandes joyas de Venecia, y entre las más expuestas a las aguas altas. Es responsabilidad de Carlo Alberto Teserin, primer procurador de la basílica, un cargo con una tradición de siglos. "El agua alta antes se veía una vez al mes en verano, luego una vez cada diez días, ahora la vemos todos los días.
Y cuando se retira, queda la sal, que daña los mosaicos del suelo, el mármol de las paredes y nos crea problemas dramáticos", nos cuenta Tesserin. Hay en marcha un proyecto para proteger la isla de San Marcos, para que no amanezca inundada incluso en días de mareas moderadas.
Levantar Venecia cuando sube la marea: el proyecto Moisés
Para salvar el conjunto de Venecia, desde hace un año existe el Moisés, Mose en italiano, cuatro barreras hidráulicas que se levantan cuando hay previsión de marea alta, aislando a la ciudad y el conjunto de la laguna durante unas horas. Un sistema experimental, único en el mundo, costosísimo, que comenzó a construirse hace más de 15 años y aún se encuentra en fase de pruebas. Además, hay que subirlas y bajarlas, no pueden quedarse siempre arriba. De lo contrario, bloquearía el paso a pesqueros y mercantes e impediría el intercambio de agua dulce y agua salada necesario para el equilibrio del ecosistema de la laguna. Pero cada levantar el Mose cuesta unos 300.000 euros cada vez.
“El sistema Moisés consta de cuatro barreras hidráulicas que se levantan cuando hay previsión de marea alta y aíslan la ciudad“
De ahí las críticas de la ambientalista Jane da Mosto. En pie, junto al Ponte del Cavallo, hablamos de la barrera, y Da Mosto denuncia que "el Mose es muy caro y nunca sabemos si funcionará o si las instituciones querrán gastar el dinero que cuesta hacerlo funcionar".
Por videoconferencia, la comisaria del Mose, Elisabetta Spitz, insiste en que es aún un sistema en fase de pruebas, sin embargo mantiene que está hecho para durar. "El Mose puede funcionar hasta una marea alta de 3 metros sobre el nivel del mar. No sé si alguna vez arribaremos a esa altura. En la previsión de aquí a 100 años no deberíamos llegar". Pero reconoce que "los efectos del cambio climático pueden ser repentinos e importantes".
En cambio, para Da Mosto es un sistema obsoleto. Cuando el Mose se diseñó, dice, "no sabíamos tanto del cambio climático, de la subida del nivel del mar y del aumento y la frecuencia de eventos extremos" Hay que comenzar ya a planear un sistema de barreras móviles de nueva generación".
Mientras Venecia decide su propio futuro, está a expensas de que el conjunto del planeta actúe rápido contra el cambio climático, y es que el tiempo corre. Volvemos al Florian con Renato Constantini. "A los líderes del mundo reunidos en Glasgow les diría que este problema del clima está a la vista de todos y que por eso hay que tomar una decisión lo antes posible. De lo contrario nos quedaremos sin tiempo. Hay que hacerlo ahora y rápido, si no será demasiado tarde".