La sanidad pública no remonta tras las olas de COVID: listas de espera, menos camas y una atención primaria saturada
- Hablamos con pacientes, médicos y sanitarios para enfocar los retos de la atención primaria y hospitalaria
- Los profesionales del sistema nacional de salud reclaman más recursos para curar y, sobre todo, cuidar y prevenir
Las olas de coronavirus no han sido un paréntesis para los hospitales y centros de salud. Su impacto se montaba sobre la atención de enfermedades crónicas, cánceres incipientes, lesiones imprevistas, que se vieron demoradas por la saturación. Ahora, los profesionales médicos y sanitarios llaman a "recuperar" la sanidad pública española y atisban una oportunidad para mejorarla. Después de la tormenta, no llega la calma, sino que comienza la reparación, y todas las partes implicadas quieren participar de ella.
Un nuevo escenario en el que "convivir" con el COVID
La embestida de la pandemia en el sistema se refleja en el Índice de Eficiencia Sanitaria de Bloomberg, donde España ha pasado del 3º puesto al 16º del mundo. Puede tratarse de un tropiezo puntual por la crisis sanitaria, pero Pilar Garrido, presidenta de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME), advierte: "Vamos a convivir con el COVID mucho tiempo".
En una conversación con RTVE.es, la oncóloga explica que ahora en los hospitales y centros de salud tienen que tratar a los enfermos de siempre, a los nuevos derivados de la COVID persistente y, además, navegar las olas de contagios. "Hay que hacer cambios estratégicos para permitir que el sistema sea más fuerte", afirma. FACME, que agrupa a 46 sociedades, acaba de publicar un informe en el que pide una “actuación e inversión urgente” para ello, aprovechando la llegada de los fondos europeos.
Atención primaria, reina y "cenicienta" de la sanidad española
El primer reto está en la atención primaria. "No solamente es la puerta de entrada, es el eje del sistema sanitario. Si la atención primaria funciona, el sistema sanitario funciona". Antonio Fernandez-Pro, presidente de Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) expresa la idea, aceptada por muchos profesionales, de que buena parte del éxito de la sanidad pública española ha residido hasta ahora en ese acceso sencillo y cercano a los centros de salud a pie de calle.
Tanto es así, que en ella se "podría resolver entre el 80 y 90 % de los problemas de salud de la población", según la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), si estuviera dotada adecuadamente. "La atención primaria desde hace muchos años es una cenicienta del sistema y con la pandemia ha sido totalmente explotada, abandonada y deteriorada", manifiesta su portavoz, el médico pediatra Marciano Sánchez Bayle, quien critica los retrasos para conseguir cita y el exceso de atención telefónica en los últimos meses.
El problema no es nuevo, nos dicen. Pero, ¿por qué? No hay "nada mejor que la contabilidad para conocer las prioridades de un sistema", expresa Beatriz González López-Valcárcel, Catedrática de Métodos Cuantitativos en Economía y Gestión de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en un artículo de febrero del año pasado. "Entre 2011 y 2017, el gasto público en atención primaria cayó un 4% mientras que el gasto en hospitales aumentó un 7%", detalla. Además, "la ratio de médicos por 1.000 habitantes apenas ha aumentado un 1% en Atención Primaria, pero un 6% en los hospitales entre 2010 y 2016".
Por ello, la Atención Primaria se ve como un "víctima" del sistema, lo que da lugar a "perversiones" en su funcionamiento, como que los ciudadanos consideren que las urgencias son de facto la puerta de entrada. "Eso es muy caro y tremendamente injusto para el personal", denuncia Fernández-Pro, de la sociedad médica. “El paciente debe ser tratado en su medio. Cuanto más crónico y más malito está el paciente, más dificultades hay para sacarlo de ese medio”.
Crecen las listas de espera en los hospitales
Sin embargo, por su impacto en la mortalidad y el bienestar de la población, preocupa especialmente la atención a enfermedades como el cáncer o las patologías cardiovasculares, que recaen sobre los hospitales. En ellos, el tiempo media de espera para una primera consulta en Atención Especializada ha ido aumentando paulatinamente en la última década, siendo los ciudadanos de Cataluña, Aragón y Canarias los que más tienen que aguardar, según los datos del Ministerio de Sanidad. La misma tendencia ascendente se refleja en los tiempos de espera para intervenciones quirúrgicas no urgentes.
Sobre estos datos, Garrido, de FACME, recuerda que "esconden muchas diferencias", porque no es lo mismo una cadera rota que una intervención oncológica, y echa en falta que existan criterios de priorización uniformes para las comunidades autónomas.
Asimismo, "ha habido una disminución importante en el número de camas hospitalarias en los últimos años", denuncia Sánchez-Bayle. España ha perdido alrededor de 9.000 camas de hospital desde el 2000, de acuerdo con la OCDE.
Más dinero, más personas
Ante estos problemas, existe un consenso en el sector en que hace falta más inversión: los presupuestos deben ser “suficientes” para cubrir las necesidades. “No significa café para todos”, dice Fernández-Pro, de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, defendiendo un buen uso de los recursos disponibles. Eso se aplica a la tecnología, pero también al personal.
“Para que funcione un quirófano, una resonancia magnética o un TAC hacen falta personas que lo atiendan: cirujanos, anestesista, personal de enfermería”, opinan desde la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, sobre la infrautilización de algunos equipos.
La innovación tecnológica, además, debe ir acompañada de "innovación en procesos, en cuidados", según Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, quien pide un sistema más “proactivo” en la búsqueda de los pacientes vulnerables. “No es un gasto, es una inversión en los ciudadanos”, recuerda.
En cuanto al déficit de médicos de familia, Beatriz González López-Valcárcel se pregunta “cómo hacer individualmente atractivo lo que es socialmente necesario”, cuando las plazas de medicina de familia que se quedan cada año sin cubrir en los MIR y muchos veteranos están a punto de jubilarse.
Prevención y cuidados para una población envejecida
Pero cuando se reclaman "cambios estructurales", no se trata solo de aumentar la dotación, sino prepararse para atender a una sociedad envejecida, que adolece de más enfermedades crónicas. Y tenemos un sistema “dirigido a tratar lo agudo”, señala Escobar, de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes.
Por ello, el Consejo General de Enfermería habla de un “cambio de paradigma”, en el que las enfermeras serán una pieza clave, pese a la actual carencia de efectivos. "Nuestro lema es pasar del curar al cuidar", afirma el vicepresidente Jose Luis Cobos, y destaca su rol en la coordinación entre hospitales y primaria, "para que situemos al paciente en el centro de nuestra atención sanitaria".
De nuevo, la partida de las enfermedades crónicas se juega sobre todo en los centros de salud. Para cuidar, pero también para prevenir. "Hemos hecho una gran inversión en tecnología, tenemos unos grandes hospitales, pero eso es gastar en la atención una vez que ya se han producido los problemas. Tenemos que invertir mucho más en prevención", insiste Cobos.
Sin denostar la importancia de las infraestructuras y la tecnología, en lo que a prevenir se refiere el médico de familia Fernández-Pro resume las dos herramientas que marcan la diferencia: "tiempo y una silla".
¿Por qué un sistema nacional de salud?
España es uno de los pocos países europeos donde hay un servicio nacional de salud, financiado completamente por fondos públicos y gestionado por la administración. Siguen el mismo modelo Reino Unido, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Portugal, Irlanda o Italia, mientras Alemania, Francia, Bélgica, Austria, Países Bajos o Grecia se basan en seguros sociales, financiados a través de cuotas o impuestos y gestionados por entidades no gubernamentales.
“La sanidad pública antepone el derecho a la protección de la salud de una persona por delante de los beneficios económicos”, reivindica Sánchez Bayle, de la Federación en defensa de dicho modelo, si bien lamenta su “infrafinanciación” comparado con otros estados de la Unión Europea. “La privatización del sistema sanitario público, que hasta que ha crecido de una manera muy importante a partir de la crisis de 2008, supone incremento de costes para el mismo nivel de prestaciones”
También la economista González López-Valcárcel se muestra reacia a “los cantos de sirena demagógicos hacia un cambio al estilo MUFACE para toda la población”. En su opinión, dicho modelo “permitiría a los usuarios acceder directamente a cualquier consulta de especialista en un centro comercial de salud con un enorme riesgo potencial de sobrediagnóstico y sobretratamiento”, según escribió en su artículo en el que defendía el papel central del médico de familia en la sanidad pública española.