La exjefa de ETA 'Anboto' confiesa el atentado en Amurrio de 1996 y acepta 15 años de cárcel
- Acumularía un total de 296 años de cárcel tras reconocer los hechos y sumaría una séptima sentencia condenatoria
- Se le aplica la misma pena a la que fueron condenados ya antes sus dos compañeros de comando por este atentado
La histórica exdirigente de la banda terrorista ETA María Soledad Iparraguirre, alias 'Anboto', ha confesado en un juicio celebrado en la Audiencia Nacional haber ordenado el atentado cometido en 1996 en los juzgados en construcción de Amurrio (Álava) y ha aceptado ser condenada a quince años de prisión por un delito de estragos terroristas.
En el juicio, cuyo tribunal ha estado presidido por el magistrado Alfonso Guevara, Anboto ha reconocido los hechos recogidos en el escrito de conclusiones del Ministerio Fiscal, que le situaban como coautora del ataque que fue ejecutado por Kepa Arronategui y Eneko Gogeaskoetxea Arronategui y que no dejó víctimas mortales.
La fiscal ha explicado en la vista que a pesar de la confesión de la acusada no ha podido rebajar su petición de pena, ya que en sus conclusiones provisionales ya solicitaba la mínima prevista en el Código Penal para el delito de estragos terroristas reconocido por Anboto.
El de este lunes ha sido el noveno juicio a Anboto en la Audiencia Nacional desde que fue entregada en 2019 por Francia tras cumplir en ese país las penas que se le impusieron por causas relacionadas con ETA para responder por doce procedimientos abiertos contra ella en España.
La que fuera jefa de la organización terrorista, señaló la Fiscalía, habría trazado una estrategia de atentados contra "el aparato de justicia de España" en protesta por el proceso que se seguía contra los miembros de la Mesa nacional de Herri Batasuna.
La Fiscalía explica que Anboto señaló como objetivo del comando la nueva sede en construcción del Palacio de Justicia de Amurrio y proporcionó a los miembros del comando el material explosivo que habrían de utilizar, que fue recogido por ellos mismos en Francia.
Acumula varias condenas
Anboto, que puso la voz junto a Josu UrrutiKoetxea, Josu Ternera, del comunicado que anunció la disolución de ETA en 2018, acumula ya largas condenas por parte de la Audiencia Nacional de hasta 283 años de cárcel, que ascendería hasta los 296 años cuando haya sentencia firme del juicio de este lunes.
La última condena que aceptó en su anterior juicio, hace dos meses cuando llegó a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía al reconocer que ordenó asesinar al rey Juan Carlos I en la inauguración del Museo Guggenheim de Bilbao en 1997. Por ello, se le impuso una condena de 15 años de cárcel.
Pero, además, la Audiencia Nacional condenó el pasado mes de junio a Anboto a 46 años de prisión por dos asesinatos frustrados y un delito de estragos por la colocación en mayo de 1987 de una bomba trampa a las puertas de un bar de la localidad guipuzcoana de Escoriaza.
Más atrás, en el mes de abril, le fue impuesta una condena de 39 años de cárcel por el asesinato en junio de 1985 del cartero de la localidad alavesa de Amurrio Estanislao Galíndez.
Antes, en marzo fue condenada por la Audiencia Nacional a 61 años de cárcel por ordenar dos acciones terroristas, una de ellas el atentado contra los policías que vigilaban la entrada de las oficinas del DNI en Bilbao en enero de 1995, en el que murió un agente y otro resultó gravemente herido, y la otra la perpetrada contra una entidad bancaria de Getxo en 1994.
La que fuera jefa de ETA también fue absuelta de haber participado en 1985 en la colocación de un coche bomba en las inmediaciones del polideportivo de Mendizorroza, en Vitoria, con el objetivo de acabar con la vida de los policías nacionales que iban a prestar servicios de vigilancia con motivo de un encuentro deportivo.
Este lunes ha aceptado otros 15 años de cárcel, la misma pena a la que ya fueron condenados por el atentado en Amurrio los otros dos etarras del comando.
La fiscal ha destacado que, como han declarado agentes policiales en la vista, la explosión causó daños materiales, que fueron tasados en 6.085,06 euros, pero pudo matar a personas que hubieran pasado por el lugar cuando se produjo, pasada la una de la madrugada del 30 de noviembre de 1996.