La nueva fase de la pandemia en España y Europa pone el foco en los no vacunados
- En España y Europa suben la incidencia y la alarma mientras las autoridades recurren al pasaporte COVID para incentivar la vacunación
Con Europa como epicentro de la pandemia, España aún parece un ‘oasis’ frente a la COVID. La elevada cobertura en vacunación -probablemente ayudada por otras cuestiones como el clima o el uso extendido de la mascarilla- ha ayudado a mantener a raya una tasa de incidencia que en muchos países europeos ha superado límites muy preocupantes.
No obstante, después de tres semanas con los casos en aumento, la situación en nuestro país también empieza a ser de alerta. El foco, en esta nueva fase de la pandemia, está en los no vacunados.
Y aunque seguimos lejos de medidas tan drásticas como las tomadas en Austria -que ha decretado un confinamiento general desde el próximo lunes y vacunación obligatoria a partir del año que viene-, las comunidades ya plantean convertir el pasaporte COVID en una herramienta clave para frenar la explosividad de una nueva ola.
1. Un nuevo semáforo para una curva que sigue elevándose
La subida de la tasa de incidencia a 14 días en España ha acelerado su velocidad. Esta semana termina por encima de los 100 casos por cada 100.000 habitantes, y en los hospitales aumenta poco a poco el número de pacientes.
Sobre la situación sanitaria, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha incidido en que los porcentajes de incidencia hospitalaria son "razonables" pese al incremento de casos que califica de "suave". Las UCI, que llevaban más de un mes en la fase de ‘nueva normalidad’, volvieron este viernes al riesgo bajo al superar ligeramente el 5 % de ocupación.
El número de pacientes ingresados y en la UCI en nuestro país crece lentamente gracias al éxito de la campaña de vacunación, que hasta el momento nos ha hecho llegar más tarde a los rebrotes. “Hay un porcentaje mayoritario de personas que están en UCI que no se han vacunado, en torno a un 60 %", advirtió la ministra Darias en una entrevista en La Hora de La 1.
Y aunque el Ministerio no publica datos que permitan comprobar esa información, la relación entre el nivel de vacunación y la incidencia del virus parece clara. Con la tasa de incidencia actual, la ocupación de las UCI por pacientes COVID es del 5 %. La última vez que los contagios estuvieron a ese nivel, a mediados de septiembre, la ocupación era más del doble, de en torno al 12 %.
Cada vez más estudios apuntan a una reducción considerable no solo de los ingresos y las infecciones graves, sino también de los contagios. "La vacuna protege", insistió Darias.
Entretanto la incidencia aumenta, el Ministerio de Sanidad propuso esta semana modificar el actual semáforo COVID para ajustar los indicadores al nuevo escenario epidemiológico, marcado por ese alto nivel de vacunación y, como se ve en el gráfico anterior, una presión hospitalaria menor que la vivida en otros períodos de la pandemia.
El todavía borrador presenta algunas modificaciones respecto al semáforo actual, como elevar de 50 a 100 casos el umbral del nivel de riesgo bajo de la incidencia acumulada a 14 días. Con los últimos datos, España se situaría en nivel de riesgo medio para este indicador.
2. Europa vuelve a ser el epicentro de la pandemia
El repunte de casos es mucho más agudo ahora en otros lugares. En el siguiente mapa se destacan los ‘puntos calientes’ de transmisión del coronavirus en cada momento de la pandemia. Desde hace unas semanas Europa -donde los casos han aumentado un 8 % y los fallecimientos un 5 % en los últimos días- es la región del mundo más azotada por la enfermedad.
Después de haber ido abandonando restricciones hasta abrazar casi la antigua normalidad, y con el estímulo general del frío, el aumento de casos se ha disparado en muchos países. Una situación que ha demostrado que las tasas de vacunación alcanzadas -una media del 71,2 % de población con pauta completa en la Unión Europea y del 61,5 % en el conjunto de Europa- no son suficientes.
Ante este panorama, el responsable de la estrategia de vacunas de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), Marco Cavalieri, ha pedido "cerrar la brecha" entre los que ya están inmunizados y los que no. Y como Darias, advierte de que los nuevos casos e ingresos vienen "especialmente de los no vacunados”.
Casi ningún país se acerca al porcentaje del 90 % del total de población vacunada, con el que se podría aspirar a la inmunidad de grupo si no aparecen nuevas variantes. Pero lo cierto es que los datos constatan la mencionada relación inversa entre la población vacunada y el nivel de transmisión de la COVID-19.
Como se ve en el siguiente gráfico: a más población vacunada, menor incidencia (también en aquellos países que, como Rumanía, Bulgaria, Rusia o Ucrania, registran menos casos porque realizan muchos menos tests que otros).
La situación es "dramática" en Alemania, en palabras de la todavía canciller, Angela Merkel. Este jueves alcanzó el máximo de 65.000 casos en un solo día, de ahí que las autoridades pidan con insistencia a la población que acuda a vacunarse. En la República Checa también se baten récords: más de 22.000 contagios el pasado miércoles, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia.
Sea como sea, y como hay que recordar periódicamente, las vacunas no son todo. Así, Portugal, con más de un 87 % de la población con la pauta completa, vuelve a notificar cifras diarias de contagios no vistas desde agosto. Por el momento, España, con cerca del 80 % de la población con pauta completa y la incidencia acumulada a 14 días más baja de la Unión Europea, tiene motivos para congratularse y, al mismo tiempo, para no bajar la guardia.
3. Vuelven las restricciones, con el foco en los no vacunados
La preocupante situación en Europa ha llevado a algunos países a plantear la vuelta a las restricciones. En Alemania, los estados aprobaron que las personas no vacunadas o no recuperadas de COVID no podrán entrar en bares, cines y otros actos culturales. Portugal descarta por ahora instaurar de nuevo el estado de emergencia, pero sopesa regresar al teletrabajo obligatorio y retomar las mascarillas en la calle. Los gobiernos de Francia o Bélgica ven en el teletrabajo una medida para frenar el avance de esta ola, llegando a los cuatro días a la semana en el caso del país belga. En Holanda y República Checa, bares y restaurantes tendrán que cerrar a las siete de la tarde.
Destaca en esta ola de restricciones Austria, que va dos pasos más allá: ha pasado de limitar los movimientos de las personas no inmunizadas a decretar un confinamiento general de al menos 20 días a partir del próximo lunes y la vacunación obligatoria para toda la población a partir del 1 de febrero. Con solo un 64 % de la población vacunada, se encuentra por debajo de la media de la UE de población con la pauta completa y su incidencia supera los 1.800 casos por cada 100.000 habitantes.
En España, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, se ha mostrado a favor de restringir la libertad de movimientos para aquellas personas que no se quieran vacunar. Sobre esta posibilidad, el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid lo rechaza "a corto plazo", y únicamente lo contempla bajo "estado de excepción, autorización jurisdiccional o legislación Orgánica habilitante", herramientas que sí podrían limitar de forma restrictiva derechos como el de libre circulación.
A la vista de la tendencia, las comunidades en España presionan al Gobierno para que el certificado COVID sea indispensable para ciertas actividades, en especial para el ocio nocturno y los restaurantes, algo que ya funciona en Cataluña y Galicia, para que la medida tenga un amparo legal y no dependa de las decisiones de los Tribunales Superiores de Justicia.
En otras comunidades, el uso de este pasaporte se está ampliando, como en la propia Galicia, donde la justicia ha autorizado exigir el pasaporte COVID para poder hacer visitas a pacientes en los hospitales de la comunidad.
4. Vacunación estancada, dosis adicionales y desigualdad
Mientras se buscan fórmulas para incentivar la vacunación entre los rezagados, los gobiernos ya administran pinchazos de refuerzo a los colectivos más vulnerables. En España, con la incorporación de la franja de 60 a 69 años, más de 12 millones -el 25 % de toda la población- serán susceptibles de tener una dosis adicional que, según los expertos, acabará siendo necesaria para toda la población: "Se va a convertir en una de las habituales dentro del calendario estacional, como ocurre con la vacuna de la gripe", declaraba a TVE Juan Antonio Sanz, miembro de la Sociedad Española de Medicina Preventiva.
En las residencias de mayores, el primer grupo en recibir la tercera dosis desde mediados de octubre, la vacunación continúa reduciendo el número de casos y muertes. Según los datos recopilados por el IMSERSO y que se revisan cada semana, los contagios en esos centros no superan el centenar y los decesos apenas son más de una decena.
Aunque la administración de la vacuna, también de las dosis adicionales, sigue siendo desigual. Tras casi un año del inicio de la campaña de vacunación a nivel mundial, las diferencias entre los países persisten. Mientras Europa y Norteamérica ya administran ese pinchazo adicional, en esta semana África conseguía que el 10 % de su población contara con al menos una dosis. Marruecos es el territorio con más de un millón de habitantes más adelantado, con un 60 % con la pauta completa.
PD: La pandemia rebaja drásticamente las emisiones contaminantes en España
El lado positivo del parón pandémico fue la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, que en España bajaron un 15,6 % en el conjunto de 2020, según el avance de la Cuenta de Emisiones a la Atmósfera publicado esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Esa reducción es casi el triple que la registrada en el conjunto del planeta, que Naciones Unidas estima en el 5,6 %. España emitió 274,5 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente, lo que le sitúa por primera vez por debajo de los 290 millones de toneladas que se emitieron en 1990, el año de referencia del Protocolo de Kioto y el que siguen utilizando los países de Unión Europea para establecer sus objetivos de reducción en el Acuerdo de París.
El año pasado bajaron las emisiones de todos los gases de efecto invernadero, salvo el metano, que aumentó ligeramente. El mayor descenso se observa en el dióxido de carbono, el principal causante del calentamiento global, que se relaciona directamente con la caída de las emisiones en el transporte. En cualquier caso, las emisiones bajaron en todos los sectores económicos y también en los hogares.
Lo ideal sería aprovechar esa inercia para consolidar la tendencia, pero la recuperación pospandemia apunta a lo contrario: el Global Carbon Project avisó en la reciente cumbre del clima de Glasgow de que las emisiones globales de dióxido de carbono volverán este año al mismo nivel que antes.