Agresiones grupales: cada vez más frecuentes y más violentas
- Desde 2016 hasta 2019 se produjeron 1.703 agresiones o abusos sexuales en grupo
- Los psicólogos insisten en la educación como una forma de combatir el problema
- El domingo, a las 22:30 en el Canal 24 horas y en RTVE Play
Alex tiene 23 años y se encuentra en coma irreversible desde el pasado 25 de julio. Ese día él, junto con un amigo, se encontraba en un parque de la localidad vizcaína de Amorebieta. Un grupo de jóvenes se dirigió hacia ellos y comenzó a agredirles. A Alex le acorralaron, eran una veintena. Le lanzaron objetos a la cabeza, le persiguieron, le tiraron al suelo, le apalearon, le patalearon hasta dejarlo prácticamente muerto. Los agresores eran una veintena de jóvenes de Baracaldo, que se hacen llamar "Los hermanos Koala". A los pocos minutos, la agresión estaba subida en las redes sociales.
"Son jóvenes que tienen la violencia como diversión, ese es un hecho diferencial de todas estas agresiones", nos explica el subcomisario Ramón Bañuelos, que es también el jefe operativo de Investigación de la Ertzainzta de Vizcaya. Ese mismo día el grupo había agredido y robado a otros jóvenes con los que se toparon en la calle. Una vez más lo grabaron en video, y lo compartieron por internet. "Es una manera de mostrar su impunidad", nos explica el subcomisario.
“Son jóvenes que tienen la violencia como diversión“
La Policía autonómica hace tiempo seguía los pasos a los componentes de la banda y los tenía identificados. "No son de ninguna nacionalidad concreta. Más de la mitad son de nacionalidad española y el resto de diferentes nacionalidades. Son chavales del barrio que se juntan… y a pegar", señala Bañuelos.
Y la brutal paliza que recibió Alex le ha cambiado la vida para siempre. También la de sus padres, Ana y Eugen, que ahora transcurre a diario junto a la cama donde está postrado su hijo. Intentan mirar hacia otro lado cuando los médicos les dicen que no se va a recuperar, que Alex se va a morir. "La esperanza es lo último que se pierde", susurra entre sollozos Ana, la madre de Alex, que ha dejado su domicilio en Alemania donde vivía y se ha instalado en la casa de Stefan un amigo de la familia, para estar cerca de su hijo.
A Eugen, el padre, apenas le salen las palabras. "No sé qué decir, es muy duro", nos dice, y sus ojos apenas pueden contener las lágrimas. "Alex se va a poner bien, Alex no se va a morir", es el mantra se tienen que repetir día a día para mantener las fuerzas.
La Ertaintza detuvo a 16 personas relacionadas con la agresión, la mitad de ellos menores de edad. Uno fue detenido por la Guardia Civil en Burgos, donde había huido. Ahora están a la espera de que se celebre el juicio, en el que podría haber una acusación de homicidio.
Anulación del individuo
¿Por qué algunos jóvenes tienen este comportamiento agresivo? ¿A qué obedece esa ciega brutalidad? El sociólogo Mariano Urraco Solanilla, que es también profesor de la Universidad a distancia de Madrid (UDIMA), nos habla de pérdida de valores positivos, de referentes y de la necesidad de pertenencia al grupo: "Todos tenemos necesidad de identificarnos con el grupo, de formar parte de él, y para ser aceptado en ocasiones haces cosas que tú personalmente, como individuo, no harías".
“En el grupo pierdes tu individualidad, no te consideras responsable de los hechos“
Nos habla también de la sensación de impunidad que ofrece el formar parte de una agresión colectiva: "En el grupo pierdes tu individualidad, no te consideras responsable de los hechos, es el grupo como ente el que actúa".
Además, Urraco vuelve a mencionar las redes sociales como uno de los fines de las agresiones. "Es un escaparate en el que mostrar las agresiones. Subirlo a las redes y mostrarlo forma parte de la agresión", asegura.
Precisamente, los vídeos grabados por uno de los miembros de la banda 'Dominican don’t play' en Zaragoza permitieron descubrir que se había producido una violación grupal.
La policía de Zaragoza llevaba meses investigando a las bandas latinas que se daban cita en diferentes lugares de la ciudad para pelearse entre ellos, machete en mano. Pusieron en marcha una amplia operación para detener a la banda, que se dedicaba también al tráfico de drogas. Por tierra y aire decenas de agentes consiguieron detener a 14 personas y nueve entraron en prisión con diferentes cargos.
Durante el registro, en el móvil de uno de los detenidos la policía encuentra algo inesperado. Aparecen 16 vídeos, con un contenido, que la policía califica de muy duro. Eran grabaciones de una violación grupal.
A la joven, supuestamente, la tuvieron retenida durante varios días, drogada, casi inconsciente, mientras abusaban repetidamente de ella. El caso ahora está pendiente de juicio.
Las otras manadas
Los abusos y agresiones sexuales cometidos en grupo aumentan cada año. Según datos del Ministerio de Interior, en el 2019 se produjeron 483 casos, 100 más que en años anteriores. Entre 2016 y 2019 se han dado 1.703 casos conocidos. Decimos conocidos porque las cifras de delitos cometidos, la de los delitos de los que se tiene conocimiento y los denunciados no coinciden. Hay una cifra negra, oculta, que no sale a la luz. En las agresiones sexuales, y también en las agresiones sexuales cometidas por grupos, muchos casos no se denuncian.
"Si la víctima es menor, y si encima es conocida, se tapa el tema, se olvida, como si no hubiera pasado", cuenta Lluïsa García Esteve, psiquiatra del Hospital Clínic Barcelona, donde funciona desde hace 30 años un servicio de atención a las víctimas de agresiones sexuales. Intervienen enfermeras, psicólogos, y se coordina la actuación con el médico forense, servicios sociales, servicios judiciales, para hacer más efectivo y llevadero el trago para la mujer.
"Casi todas las víctimas de agresiones sexuales tienen afectaciones, sufren secuelas físicas y psicológicas que en ocasiones pueden durar meses, e incluso años", explica la doctora García Esteve.
“Las agresiones grupales tienen además un componente de denigración continua, porque se mofan, porque se burlan, porque la mujer aparece como un trofeo para este grupo de indeseables", sentencia García.
Control social del cuerpo de la mujer
Desde el observatorio "Geoviolencia Sexual", una iniciativa que forma parte de la plataforma Feminicidio.net, llevan 5 años haciendo un recuento y analizando las noticias que aparecen en los medios de comunicación sobre agresiones sexuales en grupo. La violación múltiple de la manada de Pamplona, en 2016, les hizo ver la poca información y análisis que había sobre este fenómeno.
“En muchos de los casos, tanto de las jóvenes agredidas como de los chicos que comenten el delito, son menores“
Para Graciela Atencio, directora de Feminicidio.net, la exposición que los niños tienen a los juegos violentos y a la pornografía podría ser la semilla de estas agresiones grupales, que no han parado de crecer en los últimos años:. "Lo que sorprende es la minoría de edad. En muchos de los casos, tanto de las jóvenes agredidas como de los chicos que comenten el delito, son menores".
No son pocas las ocasiones en las que la víctima conoce al menos a uno de sus agresores. El alcohol, las drogas y el engaño conducen a la joven una situación de la que le es imposible salir. Para Atencio es una forma más del control social del cuerpo de la mujer, porque "pensar que te van a poner droga en la bebida, o no poder regresar tranquila a casa, puede tener consecuencias, como que limites tus movimientos".
Intimidación ambiental
Psicólogos y criminólogos intentan profundizar en la mente de los agresores, conocer que les conduce a cometer estos actos. A diferencia de las violaciones cometidas por un solo individuo, en las agresiones grupales no está claro que haya una cierta patología en todos los agresores. "Lo que hay es una voluntad de delinquir, tener acceso a una relación sexual que por sí solo el individuo sería incapaz de conseguir", cuenta Jesús de la Torre, que es profesor de la Universidad de Salamanca y que ha recopilado las pocas investigaciones que existen sobre las agresiones sexuales en grupo.
Laso nos habla de las distorsiones cognitivas de los jóvenes que participan en este tipo de agresiones: "Pensar que la mujer disfruta con este tipo de relaciones, con el sufrimiento de los demás, forma parte de esta superioridad masculina sobre la mujer que se da en este tipo de agresiones".
Otro factor que aparece en alguno de los pocos estudios internacionales que se han hecho es el efecto que tienen los medios de comunicación. "Podría haber un efecto imitación, en el modus operandi", señala Laso y nos recuerda que unos años después del caso de la manada de Pamplona, apareció otro grupo en Las Islas Canarias que se hizo llamar "La nueva manada".
“Podría haber un efecto imitación, en el modus operandi“
La violación de la Manada supuso un antes y un después. Conmocionó a la población y la sentencia abrió un debate social y jurídico. En un principio el tribunal condenó a los acusados como culpables de un delito de abuso, porque consideró que no hubo violencia ni intimidación. La sentencia de la Audiencia Provincial de Navarra fue recurrida ante el Tribunal Supremo, que calificó el hecho de agresión, e introdujo el término de "intimidación ambiental". Con la nueva ley de libertad sexual que se está tramitando solo existirá el delito de agresión.
“Los que están mirando, grabando, jadeando, son también responsables“
Según la juez Lara Esteve, sí que existe una intimidación ambiental cuando hay un grupo de personas que impiden a la víctima ejercer su derecho de defenderse. Lara recuerda que los agresores son culpables ante la ley, aunque no hayan perpetrado directamente la violación: "Los que están mirando, grabando, jadeando, son también responsables del hecho delictivo como cómplices, o cooperadores necesarios".
Vuelta a la tribu
Las manadas salvajes enfocan también hacia el colectivo LGTBI. Aún resuenan los llantos por Samuel, el joven de A Coruña a quien un grupo apaleó hasta la muerte por su condición de homosexual.
En el Observatorio contra l’Homofobia de Barcelona, el abogado Guillem Ramírez prepara el próximo juicio que se tiene que celebrar en breve. Los acusados son cuatro jóvenes que presuntamente agredieron a dos parejas homosexuales en la playa del Somorrostro.
"Los presuntos agresores salieron de la discoteca, vieron a los jóvenes en la arena dándose muestras de cariño, y sin mediar palabra se dirigieron hacia ellos y empezaron a agredirles", nos explica Ramírez.
"A la otra pareja heterosexual, ni la miraron, ni le dirigieron la palabra. Está claro que se trató de una agresión homófoba", sentencia. Las cámaras de la discoteca, donde volvieron a entrar los agresores, y las investigaciones han permitido a los Mossos d’Esquadra identificar a los supuestos atacantes, cuatro jóvenes, uno de ellos menor de edad.
Las víctimas sufrieron diferentes lesiones: a uno de ellos le rompieron la mandíbula y es posible que tenga secuelas permanentes por la agresión.
Pero más allá del ataque físico, este tipo de agresiones atentan contra la dignidad de la víctima y tienen repercusiones psíquicas. "Es importante hacerles ver que no es culpa de ellos, que la homofobia es un problema social", señala Christian Carrer, Psicólogo del Observatori contra l’Homofobía.
Muchas de las víctimas se sienten culpables por haber sido objeto de la agresión: "Nosotros trabajamos con la víctima, pero también tendría que haber políticas dirigidas a aquellos que se creen con potestad para agredir a una persona por su condición sexual".
Andy y Jorge pasean ahora tranquilos intentando olvidar lo sucedido en Berga hace unos años, cuando un joven les increpó por besarse. Lo que empezó con un insulto acabó con una agresión contra ellos a la que se sumaron otros jóvenes que había en la zona.
Aseguran que su vida ha cambiado, que miran dónde están cuando muestran su afecto por miedo a que les vuelvan a agredir. Aseguran que se necesitan nuevas generaciones para acabar con la homofobia, nuevas políticas e implicación de la sociedad para poner freno a los comentarios y las agresiones homófobas.
“Lo perderemos todo cuando no nos inmutemos“
"Lo perderemos todo cuando no nos inmutemos, cuando nos dé igual una agresión todo estará perdido", dice Jorge. Recuerda que las muestras de apoyo del pueblo de Berga fueron una manifestación puntual, pero que hace falta más implicación por parte de la sociedad.
"Estamos volviendo a la tribu, nos relacionamos por grupos, y cuando se comete una agresión se atenta contra un grupo que es diferente al tuyo, ya no atentas contra el individuo en sí", concluye Urraco con este argumento que considera es uno de los motivos por el que las agresiones son cada vez más violentas, concluye Urraco.
Educación e iniciativas para que los jóvenes se aparten de los grupos violentos y se integren en grupos con valores aceptados por la sociedad son algunas de las iniciativas que servirían para poner freno a este tipo de comportamientos, según este profesor de sociología.