La crisis de suministros acelera la relocalización de algunas empresas en España
- La ruptura con el mercado asiático durante la pandemia ha impulsado la producción nacional
- La apuesta por productos más personalizados beneficia la reindustrialización europea
Antes de la pandemia, la firma de ropa española Castaño de Indias confeccionaba la mayor parte de sus colecciones en Tailandia, un país que trabaja con producciones textiles más pequeñas, lejos de los volúmenes masivos necesarios para fabricar en China. Teresa de la Sota, su fundadora y diseñadora, explica que con el confinamiento y el cierre de las fronteras se ha perdido también su relación laboral: “Hay que fabricar con ellos, si no estás allí es muy complicado; la comunicación por teléfono es muy difícil”.
- Te explicamos la crisis de suministros
Fue un momento de crisis sin precedentes, cuenta. En plena pandemia comenzaron una búsqueda contrarreloj de nuevos proveedores para salvar la colección. Y los encontraron. Aprovecharon ese momento de caos para dar un giro de guion al negocio.
Ya entonces contaban con una línea ecosostenible que se producía cien por cien en España para apoyar la producción local. Apostaron por seguir en esa línea y, ahora, una parte importante de su producción se fabrica en Cataluña. “Hemos ganado en todo, el producto es mejor de lo que era. Hemos asumido el incremento de coste, pero estamos vendiendo más” asegura Teresa.
Apuesta por un "producto personalizado"
Taiwán es la fábrica de bicicletas del mundo. Cuando los hermanos Vitoria decidieron en 2011 fundar Berria Bike, también apostaron por hacerlas allí. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que la deslocalización no les servía si querían hacerse un hueco en el exclusivo negocio de bicicletas de altas prestaciones. Se trajeron de vuelta la producción y montaron la fábrica en Villarrobledo, Albacete: “Nuestro producto es personalizado, muy basado en el servicio al cliente. Eso solo lo puedes controlar aquí”, explica David Vitoria.
Están vacunados, dicen, aunque no inmunizados contra el alza de precios y los problemas de suministros. Hay componentes como las horquillas que únicamente se fabrican en Asia y, estas, por ejemplo, acumulan más de 700 días de espera.
Al contrario de lo que podría parecer, lejos de disminuir su producción, con la pandemia se ha disparado: “Hay una fiebre por el deporte y la vida sana. Y nosotros supimos hacer una buena interpretación: anticipamos compras a más de dos años vista”. Asegura que el hecho de fabricar aquí les ha permitido buscar soluciones alternativas al retraso de componentes o a la subida de precios y han podido entregar a tiempo las bicicletas a sus clientes.
En el ejercicio 2019/2020 facturaron 5 millones de euros y han rondado los 10 millones en el de 2020/2021. Este año no solo han duplicado la cifra de negocio, también las instalaciones y la plantilla, que supera ya las 40 personas. “El control de tu proceso productivo, el control de tu cadena de suministro, está siendo un factor clave de éxito” asegura David, “no creo que sea una moda; creo que es una tendencia que se está potenciando y que va a ir a más”.
Producir y distribuir desde España
También Pablo de los Santos, gerente de la fábrica de mamparas sevillana Glassinox, habla de un cambio de filosofía. No solamente en las empresas que han visto peligrar su producción por una excesiva dependencia de China, también en los distribuidores y en el cliente final que “empieza a valorar el producto nacional, la inmediatez, los pedidos específicos, el servicio, etc.; cosas que hacen que el incremento de precio no sea relevante”. Un precio que, por otro lado, ya no es tan distinto al de Asia, según explica, “por el incremento del transporte, de los costes laborales y porque la tecnología ha permitido que se optimicen los procesos también en España”.
“La fabricación local tiene muchas ventajas, además genera economía y riqueza en el país y ayuda a reducir la huella de carbono”, explica De los Santos, quien asegura que una mampara de baño fabricada en España tiene una huella 90 veces inferior a una fabricada en China. El coste, dicen, ya no se puede medir de una sola manera.
Glassinox siempre ha fabricado sus mamparas de baño en España con proveedores locales. El confinamiento, expresan, provocó un boom de reformas que todavía no ha acabado. Sus clientes habituales incrementaron los pedidos, pero también nuevas empresas que, antes compraban fuera, empezaron a llamar a su puerta.
El problema, explican, es que no se puede montar una fábrica de la noche a la mañana y tampoco es fácil incrementar la producción, “estamos al límite” explica Julio David Monjo, el Consejero Delegado de Glassinox. Han ampliado el negocio con una segunda nave de 4.000 metros cuadrados, que estará operativa en las próximas semanas.
No han dado el paso hasta que han cerrado contratos a medio plazo “aumentan los costes financieros, los costes laborales, hay que hacer acopio de producto… tienes que tener más o menos garantizada la salida del producto”. Ahora, indican, hay una oportunidad en Europa y en España, una ventana para volver a traer la producción de esas empresas que se marcharon, casi exclusivamente, por un tema de costes.
Reindustrializar Europa
Leroy Merlin es una de las grandes distribuidoras que ha incrementado sus compras a proveedores locales. En España representan el 82 % del total, unos 1.400 millones de euros en compras en lo que va de año. “Es una tendencia y una evolución clara apostar por el mercado español” dice su director de Calidad, Rufino Hernández, aunque reconoce que no siempre es fácil encontrar proveedores locales.
Cree que es “viable y necesario invertir en el tejido industrial”. La pandemia, asegura Rufino, nos ha hecho conscientes de que “una excesiva dependencia de los mercados asiáticos conduce a la ruina”; “no podemos depender de que el mercado asiático fabrique todo lo que necesitamos”; “es necesario y, entre todos, estamos haciendo un esfuerzo para reindustrializar Europa”.
Leroy Merlin tiene varios programas para la reindustrialización local, con equipos específicos que prestan soporte técnico y ayudan a las empresas a mejorar sus procesos. También facilitan la internacionalización de los proveedores a través de la red de tiendas del grupo. Se trata de volver a posicionarse, explica, “en mercados donde hemos perdido mucha competitividad”.
Es una demanda de los clientes, asegura, en cuanto a disponibilidad de producto, pero también de impacto social: “ellos quieren generar impacto a nivel local porque eso nos revierte a todos”.