"Diplomacia nuclear": arranca en Viena un nuevo intento de resucitar el pacto con Irán
- El nuevo gobierno de Ebahim Raisí, pide a EE.UU. que ponga fin a las sanciones y garantías de que no volverá a salirse del pacto
- Irán produce uranio con un nivel de pureza del 20%, aún muy lejos del 90% necesario para desarrollar un arma nuclear
Fue en Viena, el 14 de Julio de 2015, donde se alcanzaba un acuerdo que muchos calificaron entonces de “hazaña diplomática”.
Irán y seis grandes potencias (Estados Unidos, China, Rusia, Francia, Reino Unido, Alemania), junto a la Unión Europea, firmaban un pacto por el que el régimen de Teherán limitaba su programa nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales que estrangulaban a su economía.
Los actores que lo hicieron posible (Barack Obama y Hasán Rohaní, entre otros) ya no están en el poder y el acuerdo hace tiempo que agoniza. Desde hoy tratan de revivirlo mediante conversaciones internacionales. Un diálogo a múltiples bandas que tiene lugar de nuevo en Viena, capital austriaca y sede del Organismo Internacional de la Energía Atómica de Naciones Unidas.
Durante casi tres años, el acuerdo funcionó razonablemente hasta que en 2018, el entonces presidente estadounidense Donald Trump, anunció que se retiraba del mismo en medio del estupor de los otros firmantes.
Irán produce uranio con un nivel de pureza del 20%
Irán no se retiraba pero empezó a incumplirlo. Desde entonces produce más uranio y de mayor pureza. En 2021 ha alcanzado un nivel del 20% de pureza, aunque aún muy lejos del 90% necesario para desarrollar una bomba atómica.
También ha aumentado el número de centrifugadoras y cada vez ha puesto más trabas a los inspectores internacionales que tratan de verificar sus actividades nucleares.
Con la que empieza hoy, son ya siete las rondas de conversaciones para intentar que Estados Unidos vuelva al pacto. Washington no participa directamente en las mismas, pero el presidente, Joe Biden, está dispuesto a ello, siempre que Teherán vuelva a cumplir rigurosamente con lo acordado en 2015.
Por parte iraní, el nuevo gobierno del ultraconservador Ebahim Raisí, pide a Estados Unidos que ponga fin a las sanciones económicas y garantías de que no volverá a salirse del pacto.
Los recelos son muchos, pero parece que las posturas se van acercando. Son muchos los intereses de una y otra parte, y no sólo para estadounidenses e iraníes. Biden, en horas bajas, necesita ganar pulso. La vuelta al pacto podría venderla como un tanto de su gestión política a nivel doméstico e internacional.
Irán siempre ha asegurado que su programa nuclear es pacífico
Y Raisí necesita aplacar el creciente descontento social en su país, mejorando las condiciones de vida de millones de iraníes. Sin olvidar a la Unión Europea que, hasta 2018, tenía un intercambio comercial con Irán superior a los 18.000 millones de euros.
Aunque el principal objetivo del pacto, beneficioso para todos es la seguridad mundial. Irán siempre ha asegurado que su programa nuclear es pacífico, que no pretende desarrollar armas atómicas, pero son muchos los que lo rechazan, entre ellos sus principales enemigos, Arabia Saudí e Israel.
“El pacto de 2015 fue un error. Y si vuelve, tenemos libertad para actuar”, aseguraba hace unos días el primer ministro israelí, que mantiene la guerra soterrada e indirecta con el régimen de los ayatolás en Siria, Líbano o en aguas del Golfo y el mar Rojo. Sin embargo, israelíes y saudíes saben que al final tendrán que amoldarse a los deseos de su aliado Estados Unidos.
Es tiempo de nuevo para la “diplomacia nuclear”; para comprobar si el diálogo vuelve a ganar el terreno perdido y consigue resucitar un pacto que podría beneficiar a la mayoría.