- Casi la totalidad del patrimonio artístico de África fue expoliado por las potencias coloniales y se encuentra en Europa
- Para los africanos, la ausencia de su cultura arrebatada sigue siendo traumática hoy en día
África exige la devolución de su patrimonio artístico y cultural que fue saqueado por las potencias coloniales durante los siglos XIX y XX. Más de tres cuartas partes de estas obras de arte se encuentran en Europa, pero los museos y el mercado del arte se han resistido a devolverlas. Las débiles políticas de restitución como la que impulsó Francia en 2017 no han conseguido sino provocar estupor en una docena de países occidentales que ven peligrar cientos de sus colecciones de arte africano.
África, el continente desprotegido
La expansión colonial de las potencias europeas por el África subsahariana favoreció el expolio de bienes culturales y su traslado a las metrópolis. Las colecciones de arte comenzaron a crecer de forma desmesurada en los principales museos de Londres, París o de Bélgica, en el afán de competir por tener las galerías artísticas mejor dotadas. "Son objetos que se llevaron con sus mundos, con su historia, con todo su potencial sobre la capacidad de crear, pensar, dirigir", relata Silvie Memek Kassi, directora del Museo de las Civilizaciones de Abiyán, en Costa de Marfil. Y así, cientos de miles de obras de arte africano enriquecían los museos ubicados a miles de kilómetros de donde fueron concebidas.
Fue el caso de Benín City, en la actual Nigeria. En 1897, tras su dominación y destrucción por el ejército británico, los soldados de Su Majestad expoliaron 5.000 obras conocidas como los Bronces de Benín. Este rico patrimonio acabó dispersándose por el mercado del arte y hoy forma parte de más de 160 colecciones públicas y privadas de todo el mundo. Si bien es difícil estimar con precisión el expolio, nadie pone en duda que la mayor parte de las obras maestras del África subsahariana fueron sacadas del continente y se encuentran, mayoritariamente en Europa. África se quedaba huérfana de su propia cultura.
Voces contra el expolio colonial
En las décadas de los años 50 y 60 del siglo pasado, con las diferentes proclamaciones de independencia, los países africanos comienzan a pedir, sobre todo a Europa, la devolución de su patrimonio artístico.
“Restituir una obra de arte o un documento al país que lo creó es permitir que un pueblo recupere parte de su memoria y de su identidad“
La idea es detener la sangría de bienes culturales y apoyar la creación contemporánea en todas sus formas. "Restituir una obra de arte o un documento al país que lo creó es permitir que un pueblo recupere parte de su memoria y de su identidad", manifestaba M'Bow, el director general de la UNESCO en 1978.
Animado por este llamamiento a la solidaridad internacional, Ekpo Eyo, el que fuera director de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos de Nigeria entre 1979 y 1986, inició una serie de solicitudes oficiales de restituciones al Reino Unido, Alemania y Estados Unidos sin éxito alguno. "De las 2.000 piezas que robaron a Nigeria, sólo pedimos una", denunciaba Evo. Se refería a la máscara de marfil del reino de Benín. "No veo cómo la restitución de este objeto pueda poner en peligro el Museo Británico", sentenciaba Eyo.
“De las 2.000 piezas que robaron a Nigeria, sólo pedimos una“
Pero, a partir de entonces, las voces que exigían las restituciones, lejos de acallarse se alzaron con más fuerza. En 2017, por primera vez en la historia de Francia, un presidente prometía una reparación sin precedentes. "Quiero que en 5 años estemos en condiciones de poder restituir a África, temporal o definitivamente, su patrimonio cultural", anunciaba Emmanuel Macron ante el estupor de una docena de países que veían peligrar sus valiosas colecciones etnográficas. Los museos y el mercado del arte se vieron amenazados y se resistieron a cualquier tipo de restitución.
Restitución y conservación, un binomio irreconciliable
"Restituir es reconocer que ha ocurrido algo que tal vez no debería haber ocurrido", declara la historiadora del arte francesa Bénédicte Savoy. Junto al economista senegalés Felwine Sarr elaboraron el informe del proyecto de Macron sobre la restitución. El documento supuso un gran revuelo, porque recomendaba la devolución urgente y definitiva de las obras de arte africanas a los pueblos que las crearon.
“Restituir es reconocer que ha ocurrido algo que tal vez no debería haber ocurrido“
Instituciones, galerías y marchantes de arte rememoraron enseguida la renuente controversia repetida por los expertos durante décadas atrás."Cuando allí haya profesionales de museos, investigadores y público esperando, entonces podremos devolver el material y estará en buen estado", exponía, por los años 70, el conservador del Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad de Cambridge, Peter Gathercole. "Todo eso no es más que palabrería", responde Aïssatta Tall Sall, la abogada y ministra de Asuntos Exteriores y de los Senegaleses en el Exterior. "Gente", continúa, "que nos quiere convencer de que comprenden mejor que nosotros las cosas".
“Han hablado de 3.000 objetos pero desgraciadamente han decidido devolvernos 26“
En otoño de 2020, Francia aprobó, finalmente, la restitución a Senegal y Benín. "Han hablado de 3.000 objetos pero desgraciadamente han decidido devolvernos 26", asegura el historiador beninés Gabin Djimassé.
Unas devoluciones que reescriben una historia de exilio y de resistencia frente a las excolonias, que aún hoy día les pasan una considerable factura por recuperar su patrimonio cultural.