La pandemia agrava los trastornos alimentarios: "Hay más aislamiento, pasan meses hasta que te das cuenta"
- En España, unas 400.000 personas tienen algún tipo de TCA
- Durante la pandemia ha aumentado tanto el número de casos como su gravedad
Alrededor de 400.000 personas en España sufren cada día trastornos silenciosos y a veces imperceptibles, difíciles de detectar y aún más de tratar. Anorexia y bulimia son los más conocidos, pero también existen enfermedades como el trastorno por atracón o la vigorexia. Afectan mayoritariamente a chicas jóvenes. Hoy, Día Internacional de la Lucha Contra el Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), sale a relucir su condición, una simbiosis neurológica y sociocultural que se ha visto agravada durante la pandemia.
Andrea Barrios es doctora en psicología y especialista en TCA. Según explica, el número de casos e ingresos se ha duplicado e incluso triplicado en algunas comunidades autónomas. “Si una niña podía llegar a bajar en seis meses un número determinado de kilos, en los tres meses del confinamiento se bajaba el doble. Tu vida las 24 horas era el síntoma y, de hecho, lo que la gente aplaudía era tener una vida saludable”.
“Si una niña podía llegar a bajar en seis meses un número determinado de kilos, en los tres meses del confinamiento se bajaba el doble“
Las redes sociales: un peligroso espejo en el que mirarse
Begoña tiene 23 años y lleva diagnosticada desde los 16. Durante el confinamiento, el deporte y el TCA fueron su refugio. “En ese rato en que te dejaban bajar a la calle, yo salía a correr para cansarme y volver a casa agotada”. Tampoco le ayudó el uso masivo de las redes sociales al que nos abocamos durante esos meses. “Si consumes cultura de la dieta y del deporte, los algoritmos te lo devuelven multiplicado y ese contenido te realimenta y te devuelve al TDA”, explica.
“Muchos adolescentes se han centrado en las redes sociales, donde han podido acceder a dietas. También se nos insistía mucho desde los medios de comunicación, sobre todo en el periodo de confinamiento más duro, con que había que mantener el ejercicio”, explica Beatriz Martínez, psiquiatra del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid, donde han percibido un incremento tanto en el número de casos como en su gravedad.
Para Martínez, la pandemia ha sido un caldo de cultivo perfecto para los factores de riesgo de los TCA. Al aislamiento, añade el mayor ajetreo de las familias a causa del teletrabajo, que en algunos casos pudo retrasar el diagnóstico. “A nivel médico, nos hemos centrado con el COVID, la atención primaria ha estado desbordada y ha sido difícil acceder a tratamientos”, añade. “Ha habido más aislamiento y desde que uno se da cuenta hasta que encuentra el sitio, pasan meses. Con la pandemia, aún ha sido más tiempo”.
“A nivel médico, nos hemos centrado con el COVID, la atención primaria ha estado desbordada y ha sido difícil acceder a tratamientos“
Una travesía en familia
A las 400.000 personas que padecen algún trastorno de la conducta alimentaria en España, hay que sumar la cifra de los familiares, que son clave en la detección y recuperación.
Óscar Santiago es miembro de la Asociación para la Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y Bulimia (ADANER). Cuando su hija tenía 19 años, unas amigas le advirtieron de que algo le pasaba. Tuvo anorexia hasta los 26. “Cuando entra un trastorno de este tipo en casa, es una explosión. Todo es muy confuso, sobre todo para ella, pero para los que acompañamos también”, cuenta.
Durante el miedo y el desconocimiento inicial, Óscar habla de la necesidad de buscar ayuda y apoyo y, sobre todo, de la importancia de tomar consciencia de lo que es un TCA. “Socialmente está muy estigmatizado. Las familias creemos que puede ser una tontería, pero toda esta historia de la moda, de las dietas… Entonces ahí hay un punto donde no distinguimos si es un trastorno mental o es un trastorno nutricional o físico. Y ese es un punto importantísimo”.
Sandra tiene 23 años y lleva ocho luchando contra los TCA. A su lado está Susana, su madre, que solía acudir a terapia para familias. “Sientes mucho miedo y mucha culpa por si has podido ser tú, por si has hecho algo mal. Y al final esa culpa te la tienes que quitar porque lo único que haces es bloquearte”.
“Sientes mucho miedo y mucha culpa por si has podido ser tú, por si has hecho algo mal“
Un camino lleno de altibajos
Tras observar comportamientos raros en su hija, Susana buscó en internet la palabra anorexia y ahí empezó todo. Después de dos años tratándose con una psicóloga, Sandra se sentía bien y decidió dejarla. Sin embargo, pronto recayó, esta vez, en forma de bulimia. “Yo comía muy bien. Nadie se daba cuenta de que estaba mal, pero todo lo que comía lo vomitaba. Tenía pensamientos autolíticos y empecé con autolesiones. Les dije a mis padres que me quería morir”.
Tras volver a terapia, tuvo que ingresar en un centro durante cuatro meses. Para Sandra, supuso un antes y un después, ya que fue allí donde se convenció de que tenía que salir de aquello. “Es muy difícil no tener altibajos, pero siempre tienes que estar recordándote cómo has estado y cómo no quieres volver a estar. Y ya no solo por ti, también por la gente que te rodea”.