Infecciones pediátricas reducidas a cero: una victoria en la lucha contra el VIH
- En los últimos tres años solo se han registrado cuatro casos de nuevos contagios
- En 2020 el 30% de los infectados por VIH eran menores de 30 años
Hasta ahora existía el riesgo de que una mujer embarazada y contagiada por el VIH pudiera transmitir la enfermedad a su hijo. Sin embargo, los protocolos de prevención en la transmisión materno infantil han conseguido reducir a cero los nuevos diagnósticos en niños recién nacidos, según informa la Asociación Española de Pediatría (AEP).
En 2018, expertos de la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida (SPNS), la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), el Grupo de Estudio de Sida (GeSIDA) y la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP) elaboraron una guía con el fin de intensificar la identificación precoz de la infección y asesorar eficientemente a las mujeres infectadas por VIH que quisieran quedarse embarazadas.
De esta forma, el personal sanitario podría asegurar el acceso al tratamiento antirretroviral (TAR) y al control obstétrico, en aras de eliminar el riesgo de transmisión vertical (madre-hijo). Lo que hace tres años era un "objetivo ideal", hoy ya es una realidad. Así lo ha asegurado la AEP este miércoles, Día Mundial de la Lucha contra el Sida.
Solo cuatro nuevos contagios en los últimos tres años
Al controlarse los embarazos y llevarse a cabo los diferentes protocolos de prevención, "los nuevos diagnósticos VIH nacidos en España por transmisión vertical son anecdóticos", asegura la doctora María Luisa Navarro Gómez, coordinadora de la Cohorte Pediátrica de la Red Española de Investigación en SIDA (CoRISpe).
La mayoría de las infecciones se producen en las semanas próximas al parto y el tiempo de incubación medio suele ser de 4 a 5 meses, es por esto por lo que muchos niños nacen asintomáticos. La doctora asegura que "el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es un importante problema de salud mundial".
La implementación de estas prácticas "ha disminuido las nuevas infecciones de niños que nacen en nuestro medio, siendo los nuevos casos, aquellos que han nacido en otros países". Según la doctora, estos niños llegan a nuestro país con sus familias biológicas o a través de adopciones internacionales.
Según ella misma, en los últimos tres años solo se han documentado cuatro casos, que generalmente corresponden a partos sin control o "con control en otros países y que se presentan casi en el momento del parto en nuestros hospitales". Por otro lado, se han registrado quince casos de niños nacidos en America Latina, África o Europa del Este que vienen a vivir a España.
Más de 1.000 niños y adultos jóvenes positivos en España
Actualmente, hay un total de 1.372 niños, adolescentes y adultos jóvenes con VIH. De ellos, pediatría hace un seguimiento de 275 y las unidades de adultos lo hacen de 784.
De los 313 restantes, se estima que 113 han muerto en las unidades pediátricas y que de 31 no se pudieron obtener datos actualizados. Por otro lado, 169 pacientes se han dado por "perdidos" a la hora de hacer el seguimiento, bien por abandono de consulta y/o cambio de centro sin un protocolo de prevención o bien por retorno al país de origen.
De los 275 registrados en las unidades pediátricas, el 99% ya está recibiendo tratamiento antirretrovital. La media de edad se sitúa en los 16 años y no hay una gran diferencia en cuanto al sexo, siendo el 51% mujeres.
Navarro hace hincapié en que, cuando un niño es diagnosticado, el personal sanitario y la familia debe prepararlo para "asumir su diagnóstico". Es decir, debe explicársele las consecuencias de la infección, las formas de contagio, cómo va a afectar a su vida y la importancia de seguir rigurosamente todos los tratamientos indicados.
Importancia del tratamiento en la infancia
Nuevos fármacos y tratamientos han hecho que se disminuya la mortalidad y morbilidad. En palabras de Navarro Gómez, "el tratamiento antirretrovital (TAR) es tan exitoso que ha conseguido normalizar la calidad de vida de los niños con VIH", ya que "gracias al TAR el niño se encuentra totalmente integrado en la vida diaria, con una vida plena y sin diferencias respecto a un niño no VIH".
Sin embargo, este no tendría resultado sin un seguimiento a base de controles de salud, vacunación sistemática, controles analíticos para determinar eficacia y toxicidad del TAR y anamnesis detallada (información clínica del paciente).
Hace hincapié en que un niño que no reciba el tratamiento podría sufrir "un deterioro rápido y acelerado", llegando incluso a manifestar síntomas en su primer año de vida. En los peores casos, dos de cada diez niños podrían padecer SIDA y morir en los primeros 12 meses de vida. Sin tratamiento la evolución a SIDA, que es la última etapa de la infección causada por el virus VIH, podría darse con apenas cuatro años y la muerte podría darse entre los 7 y 8 años.
La pediatra considera que la formación en educación sexual en la etapa escolar es crucial a la hora de evitar nuevas infecciones en la población joven (menores de 30 años), ya que en la mayoría de casos el contagio se produce por vía sexual. En 2020 este grupo de edad representaba a casi un 30% de los 151.387 infectados.
Las consecuencias de no llevar a cabo un tratamiento con TAR son: infecciones bacterianas de repetición, fallo de medro (cuando el peso o curva de ganancia de peso no se corresponde con la de los niños del mismo sexo y edad), afectación neurológica y disminución de esperanza de vida, entre otras.
En cualquier caso, la experta recomienda que un equipo multidisciplinar, compuesto tanto por pediatras especializados en VIH como psicólogos, trabajadores sociales y enfermeros, se encargue de dar apoyo a la familia, concienciarla y hacerle un seguimiento asiduo al niño.