'Seis días corrientes', de reparar cañerías a pasear por la alfombra roja
- Neus Ballús mezcla realidad y ficción para contar la historia de tres fontaneros
- Una película premiada en Locarno y Valladolid, que se estrena este 3 de diciembre en cines
La cineasta Neus Ballús mezcla realidad y ficción en la sorprendente, humana y divertida Seis días corrientes. Una película que relata seis jornadas en la vida de tres fontaneros y que ha Valladolid (Espiga de Plata y Premio del Público) o Locarno (premio Europa Cinemas Label, mención especial del jurado joven independiente y premio a la mejor interpretación masculina para sus protagonistas).
Seis días corrientes, que cuenta con la participación de RTVE, se estrena en cines este viernes, 3 de diciembre, y hemos hablado con su directora y sus protagonistas (Mohamed Mellali, Valero Escolar y Pep Sarrà), que son auténticos fontaneros.
Los dos primeros aún no se creen que ganasen el premio a mejores actores del Festival de Locarno: “Yo estaba trabajando y cuando recibí la noticia me quedé sorprendidísimo porque nunca pensé que íbamos a ir a ningún festival y mucho menos ganar un premio” –confiesa Mohamed-.
“Yo estaba de vacaciones, montando en bici, y no me lo creía -añade Valero-. Hicimos la película con muchísima ilusión y disfrutando a tope de una experiencia inolvidable, pero jamás pensé que podíamos ganar nada. No me lo creía, no me lo creo, y tampoco me creo que esté aquí, respondiendo a los periodistas”.
Pep, el tercer protagonista, es un fontanero ya jubilado.: “Yo era el puntal que aguantaba decorado (ríe). Ha sido una experiencia inolvidable y nunca hubiera creído posible que esta buena mujer sacara tanto provecho de nosotros. Es una satisfacción enorme y suma y sigue, porque esto parece que no se acabe, no dejamos de tener sorpresas una detrás de otra. No conocíamos el mundo del cine y nos ha sorprendido todo muchísimo. Y no creo que hagamos nada más, porque no es nuestra meta, pero esta experiencia ha sido inolvidable”.
“A mí me encantaría repetir –confiesa Valero-, pero no creo que vayamos a hacer nada más. Me lo pasé muy bien en el rodaje, pero creo que, de momento, seguiré con los cables y mi máquina de aire” (ríe).
Seis días en la vida de unos fontaneros
Seis días corrientes es el tercer largometraje de la cineasta Neus Ballús, nominada al Goya a dirección novel por La Plaga (2013). Relata el día a día de Mohamed, Valero y Pep, trabajadores de una pequeña empresa de fontanería y electricidad en la periferia de Barcelona. Durante una semana Moha, el más joven, tendrá que demostrar que está preparado para sustituir a Pep, que se jubila. Pero Valero considera que Moha “no da el perfil”, y duda de que los clientes acepten a un trabajador marroquí en sus casas. Los seis días del título se refieren a otras tantas jornadas laborales de los protagonistas, cada una de ellas en casa de un pintoresco vecino.
Neus Ballús confiesa que la idea de la película surgió de su entorno familiar, porque su padre es fontanero. Y eligió a los protagonistas entre más de mil auténticos fontaneros. “Piensa que el guion de esta película no estaba escrito -nos comenta-. Empezamos a buscar a los protagonistas a la vez que se escribía la historia. Me fui a la escuela del Gremio de Instaladores de Barcelona, me colaba en las clases y observaba a los estudiantes. Anotaba sus perfiles y al final elegía a estos dos señores entre más de mil candidatos. Yo busco gente que te genere curiosidad, que quieras saber más cosas sobre ellos, que sepas que hay una historia detrás y todavía no la veas de forma evidente. En ellos dos vi esto muy claro y también las diferencias entre ellos”.
“También comprendí –añade-, que me faltaba un tercer personaje, que era Pep, que era alguien con más experiencia y que representara otra forma de trabajar. Cada uno de ellos representa un tipo de persona totalmente distinta. Incluso una lengua diferente (marroquí, español y catalán) y también una forma de trabajar y de entender el mundo de la fontanería muy diferentes”.
“Por último –añade la directora- hay otro elemento que yo tengo en cuenta al elegir a la gente con quien trabajo en las películas, que es que te vas a pasar mucho tiempo con ellos. Por eso tiene que ser gente con quien sepa que va a haber buena sintonía. Al final, sabes que te vas a convertir en una especie de familia, porque es lo que sucede cuando incorporas el mundo amateur en lo profesional, que es que todo se tiñe necesariamente de una familiaridad que lo hace todo más fácil”.
“Nunca creí que rodar una película fuera más cansado que estar en la obra”
En cuanto al rodaje, Valero destaca que: “Era muy cansado. Yo nunca creía que rodar una peli pudiera ser más cansado que estar en la obra. Pensaba que los actores rodaban su escena y volvían a terminarse su cubata. Pero el trabajo de actor es bastante duro y después de rodar acababa muy cansado y preocupado, porque como no era profesional no sabía si lo estaba haciendo bien. Pero afortunadamente construimos unos vínculos durante el rodaje y la película se rodó con ilusión con mucha ilusión. Y ninguno queríamos defraudar a Neus. Por eso creo que parte del éxito de esta película es que se ha hecho sin ningún ánimo profesional y que todos hemos puesto lo mejor de nosotros”
Algo con lo que está de acuerdo Pep Sarrá: “Yo conocía un poco el mundo del teatro amateur, pero nada más. Y el cine es completamente diferente. Además, no hemos hecho como una película en plan profesional, sino que me ha dado la sensación que éramos un grupo de amigos. Y ahora todos nos llevamos muy bien, desde los actores al equipo técnico y, por supuesto, Neus, que es una maravilla. El primer día de rodaje a mí me sorprendió mucho una cosa, porque yo estaba acostumbrado en el mundo normal del trabajo, pues a ayudar. Y cuando vinieron con el material de rodaje yo fui a echarles una mano a descargar y Neus me dijo: ¡No, que tú eres el actor” (ríe).
Además de ser actores no profesionales, se enfrentaban a la dificultad de no tener guion y de tener que trabajar realmente mientras rodaban las secuencias. “Ellos se han aportado a sí mismos, que no es poco –asegura Neus-. Tú les pides que sean ellos mismos, pero que vayan un poco más allá, porque tienen que atreverse a hacer cosas que no habrían imaginado. Ellos no tienen guion y no saben qué va a suceder cada día de rodaje, con lo cual se les requiere mucha valentía. Tenían que estar despiertos continuamente a ver qué es lo que yo les proponía. A mí me han enseñado dos cosas: Una es la valentía, el coraje de decir yo soy fontanero, pero me atrevo a lanzarme a un proceso creativo; porque no es tan evidente que la gente lo vaya a hacer. Y la otra cosa es el compromiso. He sentido un compromiso por parte de ellos con el proyecto, que me ha hecho sentir mucho más segura del proceso, digamos muy incierto, en el que estábamos todos metidos”.
¿Somos racistas los españoles?
Uno de los temas más importantes de la película es el racismo, ya que Valero tiene prejuicios hacia Mohamed, con el que no quiere trabajar. “En mi día a día –asegura Mohamed-, la verdad es que nunca me he encontrado con una situación como la que se plantea en la película, pero vayas donde vayas es muy posible que te encuentres con ese problema”.
“Yo creo que a todos, cultural o socialmente, nos inculcan valores racistas -asegura Valero-. Desde que eres pequeño hasta que te haces adulto te vuelven un poco racista y machista. Pero mi personaje es una caricatura exagerada de lo que todos somos cuando nos miramos al espejo por las noches, ya que tenemos mil prejuicios. Mi personaje es una caricatura de eso porque lo exagero. Pero al final lo que importa es que gana el corazón y el sentido común, dejando a un lado los prejuicios”.
“Desgraciadamente –continúa Valero-, mi personaje existe en la realidad. Yo he estado en obras en las que a los inmigrantes se les ha tratado mal. Y cogí eso de referencia para mi personaje. Esos prejuicios son los que hay que cambiar, porque hay que valorar a las personas por como son; no porque tengan dinero, sean guapos, sean de otro país o de otro color. Y yo creo que esta película da un mensaje en ese sentido: yo soy castellanoparlante, él es catalán, él es un árabe. Y con buenos sentimientos, podemos acabar trabajando en armonía. Pienso que todos somos un poco racistas y tenemos muchos prejuicios sobe los demás. Y el que diga que no miente. Por eso creo que no hay que dar la espalda a estos prejuicios, sino afrontarlos para lograr cambiar las cosas”.
La película muestra la diversidad de la sociedad
La película también habla sobre los choques culturales y las clases sociales. Pep, que ya está jubilado, asegura que: “Yo, de verdad, racismo en mi trabajo no he encontrado, porque he tenido con mi hermano una empresa muy pequeña. Pero lo que sí que he vivido es mucha variedad de clientes. Hay el cliente que es excelente, aunque hay muy pocos que alaben tu trabajo. Luego hay algunos que ni fu ni fa; y hay muchos que son quisquillosos y te encuentras con cosas que a veces dices… bueno, he podido hacer una cosita, pero no hay para tanto. Y la película también habla de eso, de la variedad de clientes que te encuentras durante el día a día. Creo que esa diferencia de clientes y de situaciones está muy bien reflejada”.
Neus añade que: “La película habla justamente de qué hacemos con la diferencia. Por eso también, aparte de que ellos son distintos, hemos elegido que cada día vayan a hacer una reparación a casa de un cliente que es también distinto en cuestiones de edad, de género, de clase social... La película quiere mostrar justamente que esta es la evidencia, la diversidad de lo que somos”.
“Creo que en la clase trabajadora nos llevan a una cierta ventaja en ciertos temas -continúa la directora-. Por ejemplo, en la idea de que hay que convivir gente de distintas culturas, ideologías y orígenes. Aunque a priori pueda parecer que hay más racismo, porque las cosas no son tan políticamente correctas, creo que en el fondo pueden ser menos racistas que los entornos más políticamente correctos en los que se dice una cosa pero se hace otra. Por eso quería mostrar a la clase trabajadora también como la punta de lanza de hacia dónde puede avanzar la sociedad. Por ejemplo en la forma en cómo cambia el personaje de Valero”.
Entrar en las casas de la gente
Neus confiesa que otro de los motivos que le llevaron a hacer la película es esa posibilidad que tienen los fontaneros de entrar en las casas de la gente: “Me interesaba mucho comprobar hasta qué punto, alguien mínimamente observador e inteligente tiene una visión privilegiada sobre la vida de los demás. Porque lo ven todo, tienen un acceso muy singular a nuestras vidas”.
“Para mí es lo más normal del mundo –asegura Mohamed-. Porque, al fin y al cabo, cuando entras a una casa es para arreglar alguna cosa y no para espiar a nadie. Lo veo muy normal”.
Pero Valero confiesa que es una situación muy curiosa: “Yo reconozco que soy un poco cachondo y cuando entro en una casa les hago la caricatura del estatus social: Si es la típica pija catalana, la divorciada que tiene ganas de marcha… me hago mi perfil y a partir de ahí, con el ayudante con el que esté trabajando, me intento cachondear un poco de las situaciones. Hay gente muy buena que te trata de tú a tú, pero también hay gente muy estirada que se creen que porque vayas a trabajar a su casa, con ropa sucia, eres de peor clase social y te miran como si fueras un objeto que va a su casa a solucionar un problema. No ven a la persona que hay detrás del personaje que les está haciendo el trabajo. Yo me lo tomo a cachondeo, pero te pasan miles de cosas”.
“Mi abuelo decía: tú vas a trabajar cada día a intentando pasártelo bien, aunque tengas que picar una zanja o montar una máquina, lo importante es pasártelo lo mejor posible” –concluye Valero-.
Tres fontaneros que han conectado con todo el mundo
Lo más curioso del caso es que estos tres fontaneros de la periferia de Barcelona han conectado con los espectadores de medio mundo. “He visto la película con público suizo, de Londres, de Corea… y desde la primera palabra la gente se empieza a reír -asegura Neus-. La conexión es bastante inmediata. Hay algo muy de verdad en ellos y en la forma en que lo tratábamos. También el tema del humor ayuda en que la gente conecte con el problema concreto que ellos viven, que es esta idea de que uno se jubila y tiene que ser sustituido por otro. Esa rueda de que todo va cambiando y podemos asimilar esos cambios o resistirnos a ellos. Pero a mí me han sorprendido mucho las carcajadas que se produjeron en esos festivales internacionales. Incluso hubo una ovación y un aplauso espontáneo que duró dos minutos y que no dejo escuchar la película durante un rato. Fue realmente sorprendente porque, a pesar de haberlo escrito yo, nunca sabes cómo va a funcionar hasta que no lo ves en esas condiciones”.
Y aunque la película se estrene este viernes, algunos ya son famosos, como reconoce Pep: “Yo vivo en un pueblo pequeño y cada día me encuentro gente que me ha visto en televisión. Y todos me dicen: “Pero tú de que vas. Nos habías dicho nada. Ahora no cojas humos”. Yo me lo tomo muy bien y les digo que siempre seré el mismo”.
En cuanto a Neus, tras la agotadora experiencia de rodar esta mezcla de documental y ficción en la que cada día era una sorpresa, confiesa que su próxima película tendrá un guion cerrado: “Necesito descansar porque, aunque estos tres hombres son fabulosos y parece que todo sea obra de la espontaneidad y de la diversión. Pero no es cierto. Para hacer esta película ha habido mucho esfuerzo, mucho sudor… y muchas lágrimas también, que ahora no se ven. Porque cada día era como tirarse a la piscina, hacer una cosa en la que no podías ejercer totalmente el control. Eso era emocionalmente muy exigente. Volveré a trabajar con este método, pero ahora necesito un descanso”.
Sobre si volvería a trabajar con estos tres fontaneros, Neus bromea: “Sería facilísimo. Lo que pasa es que me temo realmente que se les están subiendo los humos y eso no ayuda” (Risas).
Seis días corrientes se estrena en cines este viernes, 3 de diciembre.