'Los mares del sur', la novela más popular de Pepe Carvalho, llega al cómic
- Hernán Migoya y Bartolomé Seguí adaptan el famoso libro de Manuel Vázquez Montalbán
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En 2022 se cumplirán 50 años del nacimiento del detective español más famoso de todos los tiempos: Pepe Carvalho, de Vázquez Montalbán (1939-2003), que debutó en la novela Yo maté a Kennedy (1972). Y el mejor homenaje posible son las fantásticas adaptaciones al cómic que están realizando el guionista Hernán Migoya (Ponferrada, 1971) y el dibujante Bartolomé Seguí (Palma de Mallorca, 1972). Así, tras Tatuaje (2017) y La soledad del manager (2019) Norma publica Carvalho: Los mares del sur.
Una de las aventuras más populares de Carvalho, que obtuvo el Premio Planeta en 1979 y el Premio Internacional de Novela Policíaca en 1981, además de ser incluida en la lista de las 100 mejores novelas españolas del Siglo XX. “Creo que probablemente es la mejor y la más espectacular de toda la saga –asegura Migoya-. Y también la más equilibrada, porque conjuga muy bien el elemento criminal, la intriga de la investigación del asesinato de un empresario, con el análisis de los claroscuros y del alcantarillado de nuestra sociedad”.
“Montalbán –continúa el guionista- expuso muy bien las tripas, no solo de Barcelona, sino también del extrarradio, de estas ciudades dormitorio creadas con edificios completamente precarios, con un amianto peligrosísimo, etcétera, que inundaron los alrededores de Barcelona. A mí, que crecí en uno de estos lugares, Ciudad Badía, me ha enganchado mucho emocionalmente y lo he intentado llevar a mi terreno personal. Para mí también ha sido emocionante dar voz a los que nunca la tienen”.
Para Bartolomé Seguí también es una de sus aventuras favoritas: “Fue la primera novela que leí de la serie, en el 83, y con la que descubrí a Pepe Carvalho. Y para mí es la más redonda de todas, porque la personalidad de Carvalho ya está construida del todo y ya se ve que no son simplemente novelas policíacas, sino que son, sobre todo, una crónica social de la transición. Hay que recordar que Vázquez Montalbán también era periodista”.
Un misterioso asesinato en la “España del desencanto”
El cómic comienza con el hallazgo del cadáver del millonario Carlos Stuart Pedrell en un descampado del barrio de la Trinidad, cuando se suponía que llevaba un año realizando un crucero por los mares del sur. Lo curioso es que ni sus más allegados parecen interesados en averiguar la verdad sobre este crimen que llevará a Carvalho al suburbio obrero de San Magín.
Un relato que Montalbán ambienta en 1979, en la España del desencanto. “Siempre digo que a mí me hacen gracia Carvalho y Montalbán porque se desencantaron desde el primer momento. En sus novelas no hay ningún momento para el optimismo, ni cuando se consigue la democracia. En ese sentido, creo que también refleja mucho el carácter nuestro de sempiterno cabreo, decepción y amargura, sobre todo histórica”.
“Luego podemos disfrutar el día a día y ser muy alegres -continúa-, pero los españoles tenemos un escepticismo hacia la construcción política y social, que creo que nunca lo vamos a perder. En ese 1979 ya hay desencanto, ya lo había en el postfranquismo y en las anteriores novelas de Cravalho, y aquí, tras tres años de democracia, Carvalho está absolutamente desencantado y un poco tristón. También porque esa decepción coincide con el comienzo de su decadencia física y con ese momento en que nos cabreamos con el mundo pero, en realidad, estamos cabreados con nosotros mismos, con que ya tenemos barriga y empiezan los achaques. Eso es el detonante de esa especie de huida hacia adelante que tiene al inicio de la historia, de ponerse a beber como un cosaco, porque parece que le da todo igual. Y eso viene de que se da cuenta de que se acerca su decadencia”.
Algo con lo que Seguí está de acuerdo: “Encontramos a Carvalho bastante desencantado, en una posición donde se da cuenta de que mira la sociedad desde fuera. Es un personaje outsider que no comparte ninguno de los valores de la sociedad, ni siquiera los cánones familiares, ya que convive con un ex-convicto pringado, como puede ser Biscuter, y una prostituta como Charo. Vive completamente fuera de los cánones de la sociedad”
“Y lo ve todo –continúa- con esa mirada de detective, un poco desencantada también con la cultura, que se refleja en ese continuo quemar libros. Porque es una cultura que también lo ha aislado del mundo. Y es que Carvalho también es una crítica a los intelectuales. Es un personaje interesantísimo, fruto de la época en que se escribió, y por eso hay elementos que nos chocan bastante como el machismo. Pero está bien que eso te chirrie ahora porque significa que, en el fondo, algo hemos evolucionado”.
Una historia que es testimonio de su tiempo
La crítica social y política sobrevuela toda la novela. “A nivel político es súper interesante –asegura Migoya-, porque refleja muy bien ese momento de apuesta por una socialdemocracia, digamos que compasiva, que intenta redistribuir la riqueza, en un país con mucha oligarquía. Pero Carvalho y muchos otros consideran insuficiente a la democracia porque no se pasan cuentas a los abusos franquistas, sino que se hace tabla rasa. Eso algo que todavía se discute en nuestros días, de hecho creo que hoy más que nunca”.
“Las novelas de Carvalho son fascinante porque son testimonio de su tiempo –asegura el guionista- Y creo que Montalbán se despoja muchísimo ideológicamente y se muestra tal como es: no hay dogmas, no hay fidelidades a ningún partido, no hay mirada oficial, sino la mirada de un tío que está cansado y harto”.
“En la novela se ve lo que creó o aumentó las grandes fortunas de este país: especulación inmobiliaria a saco y aplicación de ese neoliberalismo que creo que es lo que ha cabreado permanentemente a todos los españoles –asegura Migoya-. La corrupción está clarísima desde el primer momento, porque los empresarios contaban con el favor político como para poder hacer lo que quisieran y saber que siempre iban a triplicar sus ganancias”.
“Y luego, por contraste, está ese extrarradio misérrimo donde encima sus habitantes casi tienen que dar las gracias a los patronos y reconocerles están mejor que antes –añade-. Montalbán refleja muy bien reflejado el eterno dilema social español que gira casi siempre en torno a la cuestión económica. Esa dinámica entre la jeta de los que gestionaron, por una especie de falta de educación mínima, humanista, y la incapacidad para romper las cadenas de los gestionados. Eso es algo que me fascina de España y de lo que yo huí hace años, cuando me fui porque no soportaba que esa fuera la dinámica eterna del pensamiento español”.
Seguí también está convencido que algunos de los males de la sociedad actual se gestaron en aquella época: “La novela refleja cómo esa alta burguesía se enriqueció con la creación de esos barrios marginales. Cómo fueron los primeros pelotazos urbanísticos, aunque eso ya venía de antes, de finales de los 60, cuando empezaron a construirse esos barrios. En el fondo seguimos igual; la corrupción sigue estando ahí u los que se enriquecen con ella parecen seguir siendo inmunes a cualquier tipo de control”.
Los mares del sur, el paraíso perdido
Los mares del sur es una bella metáfora que simboliza ese paraíso perdido al que parecen aspirar casi todos los protagonistas menos uno: “A Carvalho le cabrea esa idea de los mares del sur -confiesa Migoya-. Esa idea de los mares del Sur como Metáfora de una especie de paraíso perdido que, en el fondo, nunca se tuvo, pero que nosotros creemos que lo tuvimos en la infancia, cuando nada importaba porque pensabas que nunca te iba a pasar nada malo y donde te podías despreocupar de todo porque no existía la gravedad ni la seriedad. Para los otros personajes de la novela los mares del sur refleja ese anhelo romántico de retirarse a un lugar alejado del mundanal ruido y donde te dejen en paz. Pero Carvalho no cree que eso exista”.
“Y yo creo que Carvalho se equivoca –añade-, porque para mí esos mares del sur ha sido Lima y Perú, donde he pasado los últimos ocho años de mi vida. Yo sí creo que uno puede huir, aunque es cierto que, como dice Carvalho, uno nunca puede huir de sí mismo, porque te acabas alcanzando, incluso en el lugar más paradisíaco que se pueda imaginar”.
A Bartolomé Seguí también le interesa muchísimo esa metáfora del título: “Hay que recordar que Montalbán, como buen periodista que era, apreció que ese supuesto paraíso que podía ser la llegada de la democracia y escapar de la dictadura, quizá no era tan paraíso como como imaginábamos, o no era una transición tan modélica como pensamos. Lo interesantes son todas estas lecturas que flotan sobre las capas de la novela policiaca. Es una novela que habla de la contraposición de esas dos realidades que se mantendrían en toda la serie: la mezcla de los de arriba y los de abajo. Entre la alta burguesía catalana o española y la clase trabajadora, con la que Montalbán se sentía más identificado. Montalbán hace casi una caricatura de esa alta burguesía comparándola con los personajes más desvalidos, esa clase trabajadora de extrarradio gracias a la que se enriqueció el fallecido”.
“Esa la ironía y la paradoja de la novela –añade Migoya-, porque esos mares del sur, para el empresario asesinado, fueron San Magín, un barrio deprimido, obrero, popular, mal construido... Allí encuentra su supuesto paraíso, donde se retira sin decir nada a nadie en su último año de vida. Una especie de Bellvitge camuflado, como un poblado de indígenas, charnegos y obreros. Allí es donde Carvalho realizará su investigación. Lo que también quiere decir la historia es que los mares del sur suelen ser un paraíso más para el visitante que para sus habitantes, lo que es otro toque irónico que da mucha riqueza a esa exploración sociológica de la novela de la España del 79”.
Cameos de personajes de la época
En cuanto a la adaptación, Migoya confiesa que: “Siempre nos planteamos ser muy fieles a las novelas, pero esta es en la que más libertades nos hemos tomado. Por ejemplo, he cambiado el arranque porque había un momento perfecto para la presentación de Carvalho, dentro de esa especie de borrachera que lleva todo el día, una zona de confort para no pensar en esa vejez inminente”.
“Y es que comenzamos con la asistencia de Carvalho a un congreso de novela policíaca española, que a mí me hace mucha gracia, porque se va básicamente a dormir la mona -continúa-. Y allí se cruza con su propio creador, Manuel Vázquez Montalbán. Además homenajeamos al panorama literario de la época porque somos muy fans de los invitados especiales que hay ahí, como Andreu Martín, otro gran escritor de novela negra de la época que todavía está en activo. Es una especie de guiño a esa canción de Pepe da Rosa, "Ni Kojak, ni Colombo, ni McCloud. ¡Que venga Banachek!" Yo lo sustituyo por los escritores de los que están hablando en el Congreso”.
“Ese arranque -añade Seguí-, nos sirve para hacer esos guiños a la cultura de la época, la pintura, la literatura… que también están en la novela original. Y aparte de los escritores de novela negra, hay una escena en la que Carvalho pasea por la Via Laietana y se cruza con la cúpula del Víbora de aquella época, como Berenguer, Max… Yo llegué a Barcelona un poquito más tarde, en el 82, y he vivido todavía esa ciudad, como la retrata Montalbán. Por eso hemos homenajeado a esos personajes reales con los que te podías encontrar por la calle”.
“Hemos empoderado al personaje de Charo”
Charo (la prostituta con la que sale Carvalho) y Biscuter (su mejor amigo) tienen menos protagonismo que en anteriores novelas, pero las apariciones de ella son fundamentales. “A Charo la hemos empoderado, aunque yo prefiero la expresión autoafirmación -asegura Migoya-. Ella se rebela contra Carvalho, en un momento dado, harta del trato vejatorio y machista. Vamos, que explota y le canta las cuarenta, que es lo que crees que va a pasar en un momento de la novela pero no sucede. Yo sentía que era necesario darle ese momento de protagonismo por varias razones”
“La primera -continúa-, porque es mi personaje favorito de la serie. Le tengo muchísimo cariño e incluso estoy hablando con los herederos de Montalbán para ver si me permiten escribir una novela con ella de protagonista. Y la segunda es porque, efectivamente, no tiene tanto protagonismo en la novela como como debería- Por eso quería darle ese momento de rebeldía, de poner verde a Carvalho, que creo que funciona muy bien. Y creo que Bartolomé Seguí lo ha reflejado maravillosamente. Para mí es la escena más bonita del álbum y creo que hará que la gente diga: “sí, muy bien”. Y es un correctivo a Pepe Carvalho, que se queda como medio compungido y diciendo: “la cagué bastante”.
Aunque la serie sigue chirriándonos un poco por ese punto machista que hay en sus páginas. “Eso es normal en la literatura negra de la época –asegura Seguí-. Una de las cosas nos planteamos Seguí y yo es si lo íbamos a maquillar o disimular, pero nos pareció deshonesto esconder eso, porque también es un reflejo de la sociedad de la época. Creo que hay que tener una cierta honestidad artística ahí. Y me parece fantástico que las nuevas generaciones puedan asomarse a eso y decir: “¡joder!, tela marinera como eran las cosas”.
Dibujando la Barcelona preolímpica
Destacar el arte del genial Bartolomé Seguí, Premio Nacional de Cómic junto a Felipe Hernández Cava por Las serpientes ciegas, y su recreación de Barcelona: “Es la Barcelona preolímpica. Y tenemos dos escenarios muy diferenciados, la Barcelona del centro y de la burguesía de la zona alta de Barcelona y esa otra del “paraíso” que podía ser el extrarradio, el barrio de San Magín, para el que tanto Hernán como yo pensamos que se inspiró en Bellvitge y Ciudad Badía. De hecho, nos interesó tanto el escenario que pedimos a la editorial ocho páginas más para poder trabajar la parte más visual, lo que nos ha permitido vistas más generales de esos barrios, donde se hacinaba la gente que venía de fuera, y sus ambientes, para poder mostrar sus diferencias con el centro de Barcelona”.
Preguntamos a Seguí si cree que, después de tres álbumes, ya ha hecho suyo el personaje de Carvalho: “Yo creo que sí. Lo que pasa que lo interesante es mostrar cómo cambia física y mentalmente en cada una de sus aventuras. Por eso nos gustaría continuar con nuevas aventuras”.
Destacar también los numerosos personajes nuevos que aparecen en Los mares del sur y de los que nos habla Seguí: “Tenemos al millonario protagonista, a la mujer despechada, a las múltiples amantes del fallecido, los abogados, los marqueses… toda esa alta burguesía que contrasta con los personajes de esos barrios marginales en los que se refugia el empresario. Ahí conoceremos cómo fue su vida con esos marginados de la sociedad. No los “santos inocentes”, que sería un punto más rural y exagerado, pero si de ciudad y menos exagerados. Esos marginados con los que Carvalho tiene más simpatía. Te muestra las dos caras de la sociedad y del ser humano”.
Una portada que homenajea a Gauguin
Cualquier aficionado al arte reconocerá enseguida el homenaje a Gauguin en la portada de Los mares del sur. “Yo creo que era una elección lógica –asegura Seguí-, porque todos asociamos los mares del Sur a ese sueño que tenía Gauguin. Ver a Carvalho en medio de las dos tahitianas era un homenaje al pintor y luego está ese contraste de tonalidades con esa parte inferior de la portada en la que se ve esa huida de la policía con los edificios de Bellvitge de fondo, como contraposición al paraíso”.
Destacar la obsesión por los detalles en las fantásticas viñetas de Seguí: “Eso también es cosa de Hernán –asegura- porque sus guiones están llenos de detalles y referencias. Nunca me había obsesionado la documentación, pero en un cómic histórico como este, todo son detalles. Hernán me ha pasado una documentación fotográfica de hasta cómo eran los rotuladores de esa época. No hemos llegado a esa obsesión, pero metemos muchísimas referencias”.
“Por ejemplo -añade-, metemos portadas de libros de la época, los carteles auténticos de las elecciones municipales que había en ese año... Habrá muchos lectores que no reconocerán esos elementos, pero los que sí lo hagan creo que lo valorarán”.
Destacar también el color del cómic, con el que Seguí consigue recrear la atmósfera de la época. “Para mí el color es una parte más del trabajo. Yo no me considero un buen colorista y me sorprende que se esté valorando tan bien mi trabajo en esta serie. Parece que, en mi madurez, estoy consiguiendo encontrar una paleta y la manera de crear esas atmósferas. Esa atmósfera oscura que requería la historia. No busco tanto ser una fotografía de la realidad, sino conseguir algo más emocional, que el lector reconozca ese ambiente y lo sienta verídico”.
Adaptar al cómic la prosa de Montalbán no es fácil, como nos comenta Seguí: “Hecho de menos una narración quizá más visual y no tan literaria. Pero como la prosa de Vazquéz Montalbán es tan buena, casi poética, nos costaba mucho conseguir ese equilibrio entre palabra e imagen. Aunque en este álbum creo que lo hemos logrado”.
Carvalho cumple 50 años en 2022
Como comentábamos, Carvalho cumple 50 años en 2022 y preguntamos a Seguí si van seguir adaptando las novelas, ya que el contrato que firmaron solo era para las tres primeras, que ya han realizado. “No lo sabemos todavía –confiesa Seguí-. Sólo sabemos que a los dos nos encantaría seguir, porque nos sentimos muy cómodos trabajando juntos y estamos recogiendo ya los frutos de muchos años de trabajo: ya hemos llegado al Carvalho que nos apetecía. Además los cómics también se han publicado en Francia, Italia y Portugal, por lo que esperamos que poder continuar”.
“Además -añade el guionista-, el personaje todavía está en plenas facultades físicas y mentales; y la siguiente novela es Asesinato en el Comité Central, que me encantaría adaptar porque implicaría meter a Santiago Carrillo y a un montón de gerifaltes de la política española de la época. Una de las cosas que más disfruto de Carvalho es la tarea de arqueólogo, desenterrando desde referencias políticas, a los carteles de los conciertos que había ese año y que se ven cuando pasea por las Ramblas. Al recordarlos, muchos de esos detalles nos parecen asombrosos”.
“Y me encantaría seguir con Carvalho porque se adentra en la época que yo viví en Barcelona, que son los años 80. de manera muy consciente que son los años 80. Yo creo que Carvalho merece ser conocido por las nuevas generaciones y debe seguir teniendo su propia serie de cómics, pero eso ya dependerá del público”.
“A mí me encantaría hacer, por lo menos, un par de novelas más -confiesa Seguí-. Porque las cinco o seis primeras son la esencia de Carvalho”.
Sus proyectos
En cuanto a sus proyectos, Hernán Migoya nos comenta: “Lo más ambicioso es un cómic para Francia que estoy haciendo con Manolo Carot, Con el que ya colaboré en El hombre con miedo o Venus Pop. Se titula Una revolución llamada Rasputín. El arte de Manolo es impresionante y creo que vamos a dar un enfoque sorprendente al personaje, que nunca se ha visto la cultura popular; y mira que se han hecho cosas sobre él”.
Seguí asegura que aprovechará esta pausa para: “Intentar hacer mi propio guion después de casi 20 años. Una historia que estoy escribiendo casi por amor al arte. Y que será un comic un poco más visual, menos literario que estos de Carvalho. Pero no puedo contar mucho porque no sé si llegará a buen término”.
Esperamos que las aventuras de Carvalho sigan muy pronto porque son algunas de las mejores adaptaciones que se han visto en la historia del cómic español. Una trilogía ideal para regalar esta navidad a los aficionados al buen cómic y a la mejor novela negra.