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El 'boom' de los supermercados fantasma: una revolución envuelta en acusaciones de precariedad y estrés laboral

  • Se trata de almacenes no abiertos al público que prometen llevar la compra a tu casa en diez minutos
  • Los 'pickers' o recolectores corren frenéticamente por los pasillos para agrupar los productos en menos de un minuto

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Un carrito de la compra en un pasillo de un supermercado
Los empleados con un tiempo medio de preparación de pedidos alto son despedidos 

Desde hace unos meses han llegado a España los supermercados fantasma, unos almacenes no abiertos al público que prometen llevar la compra de la semana a casa en menos de diez minutos y que cada vez cuentan con más locales. Toda una revolución envuelta en acusaciones de precariedad y estrés laboral.

La comida a domicilio multiplicó su actividad durante los meses más duros de la pandemia, una tendencia que llegó para quedarse y que hizo proliferar los pisos dedicados únicamente a la producción de comida para el delivery, es decir, de cocinas sin restaurantes. Ahora, aplicaciones como Gorillas, Getir, Dija y Glovo están amoldando esta moda a los supermercados. Unos establecimientos opacos camuflados en los barrios y que venden exclusivamente a través de las plataformas.

Samuel (nombre ficticio), es uno de los repartidores de los supermercados de Glovo. Según cuenta el joven, la velocidad de la entrega se fundamenta en dos eslabones: los pickers y los riders. Los pickers o recolectores son los empleados que preparan los pedidos en una carrera frenética que suele tener como tiempo máximo un minuto, "una cosa muy loca". Las bolsas se entregan a los riders que, gracias a estar distribuidos en limitados radios de reparto, consiguen llegar a casa en tiempo récord. Bueno, "a veces son 15 o 20 minutos, pero se hace lo que se puede".

La batalla de los "riders"

Una de ellas es Getir, fundada en Estambul en 2015 y que llegó a Madrid y a Barcelona hace menos de un año, aunque pretende estar presente en las principales ciudades del país a lo largo del próximo. La empresa define su app como un supermercado más en el que se pueden encontrar desde alimentos hasta productos de limpieza y comida para mascotas. No obstante, Nuria Soto, miembro de Mensakas, la cooperativa responsable nacida de RidersxDerechos, habla de estas aplicaciones ultrarrápidas como "peligros para el comercio local" y fuentes de "estrés".

¿Precariedad laboral o tecnología avanzada?

Según fuentes de la empresa Getir, la clave de la rapidez de los pedidos está en la tecnología. "La velocidad está en una buena organización y no en que el repartidor tenga que ir con la lengua fuera", explican fuentes de la compañía. La dinámica es tan sencilla como criticada en los últimos días: la orden llega, el personal del almacén reúne los productos y se los entregan al repartidor. Todo esto en, más o menos, diez minutos.

"Es ridículo", así califica Soto tanto la estampa como la necesidad de tener la compra en casa a tal velocidad. "En esta competencia salvaje que se está produciendo en el mercado del reparto que hablen de que la estrategia está en la logística y no en la precariedad y en el estrés hacia los trabajadores me parece un poco surreal", insiste.

En Glovo a los que tienen tiempos de preparación más altos los echan

En Glovo la presión la notan sobre todo los pickers, apunta Samuel. "Los repartidores vamos con prisas como siempre, pero es factible porque los radios de entrega son pequeños", sin embargo, los recolectores ven constantemente su puesto de trabajo en riesgo. "A los que tienen tiempos de preparación más altos los echan y los que los tienen más bajos reciben un pequeño bonus", explica.

Pero tampoco todo es de color rosa para los repartidores. Samuel se queja de una discusión constante con la empresa sobre el peso de los pedidos, que a veces dificulta de sobremanera las veloces entregas. Agua, leche, vino, detergente... La lista de la compra de toda una unidad familiar que lleva en su espalda un único rider. "Según la empresa el tamaño máximo son nueve kilos, según la prevención de riesgos laborales, seis" y, aunque pueden pedir ayuda a otros compañeros, "la compañía no lo aconseja, porque se tarda más".

El logro de una nómina a final de mes no acaba con la inseguridad

Los supermercados fantasmas también tienen su lado positivo. Para Samuel, que Glovo haya comenzado este negocio ha supuesto su primer contrato como repartidor de esta app: "Lo bueno es que este servicio nuevo ya cumple por lo menos con la ley rider, ya nos contratan". Sin embargo, todavía hay "mucho que cortar", aunque tener una nómina a final de mes haga el trabajo mucho más llevadero (y justo).

Teresa, española en Berlín, ha visto como muchos de sus compañeros migrantes comenzaron a trabajar en Gorillas. Allí la app llegó antes, en un contexto pandémico donde "encontrar trabajo siendo extranjero se estaba complicando en demasía". La joven habla de un inicio idílico: "La mayoría de mis amigos estaban superfelices recibiendo bonos y comida". Pero pronto la precariedad se hizo notar. Llevan meses manifestándose.

En Gorillas cada rider debe usar su propio móvil, cuenta, "y en caso de que este se rompa trabajando no hay seguros o respuesta por parte de la empresa". Tampoco tienen un protocolo específico en caso de accidentes o un número al cual reportar o pedir ayuda. Además, cada fin de mes se presenta un mismo problema: "Las liquidaciones de sueldo son erróneas o poco claras y los empleados deben recaer en una cadena de reclamos y burocracia".

El falso autónomo ha sido una forma de precarizar, pero no es la única

"El falso autónomo ha sido hasta ahora una forma de precarizar, pero no es la única". Para la miembro de Mensakas, Nuria Soto, estas plataformas de reparto a domicilio se caracterizan por ser capaces de esconder todos sus defectos bajo aspectos positivos y términos de moda. Samuel, desde dentro, lo confirma: "No somos repartidores, somos riders. No es estrés, es adrenalina positiva. No somos falsos autónomos, somos emprendedores digitales".

La respuesta de los consumidores y vecinos

Que te lleven la compra a casa es cómodo, "excesivamente cómodo", apunta Clara, usuaria de Getir. Además, estas aplicaciones se ganan a los consumidores a través de considerables descuentos por sus recientes aperturas. "Las he utilizado dos o tres veces porque, al ser nuevas, tienen bastantes descuentos y te sale más rentable", cuenta otro cliente.

Pero los barrios sufren. Soto los ve como "un peligro para los comercios locales". Si se quiere crear barrios dignos, "estos modelos no son compatibles" porque están acabando con los negocios de los vecinos. Lo reconoce también Clara, para quien los horarios más amplios y el no tener que salir son dos ventajas peligrosas. "Creo que pueden hacer mucho daño, no sé hasta que punto podrían sustituirlos, pero evidentemente pierden ventas", opina.

La revolución de los supermercados llamados "fantasma" ha llegado a nuestro país - Ver ahora

Sus efectos no son exclusivamente económicos y, ante su llegada, los vecinos temen un peligroso aumento del tráfico en sus calles peatonales. Un ejemplo es la protesta ciudadana que hace unas semanas sacudió el pasaje de Chile, en Barcelona. Allí iba a instalarse un supermercado fantasma de Getir, pero la idea no gustó a los vecinos. Finalmente, la compañía turca llegó a un acuerdo con ellos, pues realiza un estudio de la zona antes de construir uno de sus almacenes, y el local se destinó a un centro de formación laboral.

Sin embargo, muchos otros de estos locales pasan desapercibidos. Clara, aunque vive muy cerca de uno, no supo que a unos pasos de su casa había un supermercado fantasma hasta que el tema salió en una conversación con su suegra. "Las motos van de aquí para allí contantemente, pero no molestan más que cualquier otra moto y delante del almacén yo no veo nada", explica.

Lo cierto es que, de momento, las empresas que prometen llevar la compra a casa de manera ultrarrápida siguen proliferando, camufladas en los barrios y dando cobijo a las carreras frenéticas de los pickers. Quizás los tengas más cerca de lo que crees.