Fiodor Dostoievski, de la A a la Z
- Una avalancha de publicaciones celebran el 200 aniversario de su nacimiento
- Autor de clásicos como Crimen y castigo, es un genio de la literatura universal
El escritor David Foster Wallace afirmaba que “hay un arte por el que vale la pena hacer un poco de trabajo extra para superar todo lo que obstaculiza su apreciación, y está claro que los libros de Dostoievski bien valen ese trabajo”.
Esta necesidad por enfocar en profundidad la obra de Fiodor Dostoievski (Moscú,1821–San Petersburgo, 1881), cobra más sentido cuando se celebra el 200 aniversario de su nacimiento.
La oportunidad se abre con una cascada de publicaciones que diseccionan su literatura. Entre ellas destaca la reedición por la Fundación Rafael Cansinos Assens (Arca) de su obras completas revisadas y actualizadas (18 volúmenes en total) con las partes que la censura borró tras la Guerra Civil. El empeño de Cansinos Assens, intelectual expurgado de la Edad de Plata de la cultura española, fue titánico ya que tradujo directamente del castellano al ruso todo Dostoievski en 1935.
Solo es un destello de la fascinación por este genio atormentado, feroz, jugador compulsivo, filósofo y humanista convencido, que nos sigue apelando. A continuación una aproximación a Dostoievski de la A a la Z.
Agnosticismo
La existencia de Dios, la inmortalidad del alma o el libre albedrío fueron ambiciosas perspectivas morales que atraviesan en carne, alma y escritura al autor. Se sabe que su idea primigenia fue escribir una única novela monumental titulada El ateísmo.
No ocurrió nunca pero las pulsiones religiosas y metafísicas impregnaron toda su obra con un hondo poso filosófico encarnado en Memorias del subsuelo. Anticipa en Los hermanos Karamázov la idea de Niestche de que sí Dios no existe, entonces, todo está permitido.
Belleza
El novelista afirmaba que no se podía vivir sin belleza y contemplar el esplendor de la Madonna de Rafael constituía su terapia personal.
El concepto de Dostoievski es el de una belleza con una dimensión ética compartida en el dolor. Un rasgo que él halla hasta en las almas más perversas. Lo contrario no será la fealdad sino el utilitarismo: el espíritu de robarles a los otros la dignidad, por esta razón, siempre que prevalezca entroncada con el amor “la belleza salvará el mundo” como acuña en El idiota.
Crimen y castigo
Una de sus obras maestras a medio camino entre el ensayo y la falsa novela policíaca. La carga de profundidad emerge al plantear si todo delito lleva aparejado un castigo. El novelista plantea la descomposición moral a través del joven Rodión Ramanovich que justifica el crimen de una persona a su juicio deleznable como medio de salvación. La obra consta de seis partes más un epílogo y como curiosidad recurre a numerosos juegos de palabras y polisemias.
La novela se basa en las experiencias personales de Dostoievski encarcelado en Siberia durante cuatro años. Allí convivió con criminales, cuyo comportamiento era brutal pero con destellos de nobleza. El impactó fue mayúsculo y el escritor retornaba una y otra vez sobre este trauma.
Doble
El doble fue su segundo libro publicado. La trama es sencilla: un funcionario arribista entra en contacto con un hombre idéntico a él, al principio trabarán amistad aunque acabarán por ser enemigos en un juego diabólico que también desliza la lucha de clases.
El argumento es interesante por sus resortes multiplicados: anticipa las bases de la novela psicológica, de la que se considera padre a Dostoievski, en los torturados diálogos interiores de su protagonista. Ataca con humor y cierta perversidad un tema recurrente en la literatura universal: el enfrentamiento con nuestro otro yo.
Epilepsia
Dostoievski sufre su primera crisis epiléptica con doce años y la enfermedad le marcará de por vida en varios sentidos. Con 18 años tiene un ataque severo al ser asesinado su padre, un médico despótico y alcohólico, a manos de sus siervos. El escritor siempre deseó su muerte y arrastra la culpa.
La patología es omnipresente. El autor la vincula al pensamiento mágico, la usa como argumento para librarse del servicio militar y le da cuerpo en varios de sus personajes. En Los hermanos Karamázov nos presenta a Smerdiákov, hijo bastardo que trabaja de criado y que finge crisis epilépticas. Dostoievski tuvo la habilidad de conectar sus traumas infantiles con los vaivenes de la sociedad rusa.
Freud
La admiración del padre del psicoanálisis por el autor ruso era inquebrantable. Freud calificó Los hermanos Karamázov como “la más magnífica novela jamás escrita" y logro de la literatura universal. No le faltaba razón.
Sigmund Freud avanza un paso más allá y disecciona el enigma de su espíritu como material de una incipiente psiquiatría. Le dedica varios ensayos como Dostoievski y el parricidio (1928) en el que trabaja su teoría de la neurosis en la formación del inconsciente o el complejo de Edipo.
"En la rica personalidad de Dostoievski podemos distinguir cuatro facetas: el poeta, el neurótico, el moralista y el pecador. ¿Cómo orientarnos en esta intricada complicación?", apunta Freud.
Grigorievna, Anna
Anna Grigorievna Dostoyevskaya fue la segunda esposa del escritor. Figura clave en lo sentimental, literario y económico, se conocieron cuando ella ejerció de taquígrafa en la escritura por encargo de El jugador. Tras terminar el trabajo se casaron.
Anna salvó al escritor de las deudas de juego y de sí mismo. Empeñó incluso su propia ropa para auxiliarle de los acreedores, mientras ambos vivían en Alemania, hacia fines de la década de 1860. Posteriormente, ella se convirtió en su editora y encauzó con éxito su legado recuperando los derechos de autor y reflotando las finanzas familiares (tuvieron cuatro hijos). Tras la muerte de su marido, Anna Grigorievna se dice: “Ha muerto mi esposo, pero en mis manos está el cuidado de su obra y de su historia".
Hado
Explora la temática del destino, sino o hado a través de una llamada a la vivencia en el presente y a la actuación. Otro destello de avant garde. Suya es la célebre frase: "Estábamos haciendo nuestros planes, pero olvidamos que el destino también tiene planes".
“Hay que valorarlo como el escritor que hace el gran análisis de la mente humana, nos enfrenta a los dilemas del día a día. Un tema muy evidente es el asunto de la maldad del ser humano pero al mismo tiempo hay una gran esperanza. La conclusión final es que hay posibilidad de redención”, señala el editor de Arca Rafael Cansinos, hijo del biógrafo y traductor Cansinos Assens.
Injusticia
Pobres gentes (1846) fue la ópera prima de Dostoievski. Calificada por la crítica como la primera novela social y recibida con entusiasmo. Su predilección por las personas que sufrían dificultades, por sus “humillados y ofendidos”, conforma una lección universal de humanismo.
Dostoievski siempre luchó contra la injusticia social, abogó por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, se declaró pacifista, simpatizó con el feminismo y aplaudió la abolición de la servidumbre.
Jugador
Ludópata confeso, Dostoievski cayó víctima de la adicción al juego durante una estancia en un balneario de Alemania como escribe por carta a su hermano. "En Wiesbaden inventé un sistema propio de juego; lo apliqué y de inmediato gané 10.000 francos. A la mañana siguiente, exaltado, cambié de sistema y perdí. Por la noche volví de nuevo a mi sistema, siguiéndolo rigurosamente, y pronto gané de nuevo 3.000 francos. Dime, ¿cómo era posible, después de esto, no entusiasmarse?".
En El jugador relata sus miserias ante la ruleta donde lo perdió todo varias veces y acumuló deudas millonarias. Es quizás la novela que mejor ha mostrado la demencia de la ludopatía.
Karamázov
Aclamada como una de las cumbres de la literatura universal, reúne todos los ingredientes de la maestría como un texto filosófico que aborda cuestiones morales elevadas como las dudas sobre la existencia de Dios.
Los hermanos Karamázov fue la última novela del escritor ruso, publicada en 1880. Un drama familiar que Dostoievski pasó casi dos años escribiendo y que apareció por capítulos en el diario El mensajero ruso. El autor murió cuatro meses después de que saliera a la luz.
La revolución literaria también estaba sellada con una nueva anticipación: introduce una ensalada modernísima de técnicas literarias como el narrador ominisciente o le asigna a cada personaje una forma de hablar específica en una danza constante de diálogos, idas y venidas. Avanza un paso más allá y en determinados puntos, la novela se aparta de la trama para penetrar en la historia y la personalidad de otros personajes secundarios. Pura genialidad.
Libertad de prensa
En su faceta periodística escribió centenares de artículos, muchos de ellos censurados, y fue un firme defensor de la libertad de prensa y fundador de varias publicaciones. "Nuestros folletinistas firman todos con seudónimos. ¿Es posible que sus nombres contengan algo tan valioso, que es necesario esconderlos tan cuidadosamente de la vergüenza?", clamaba.
El origen de la obra Diario de un escritor está en su colaboración en la revista El ciudadano en 1873, un proyecto que el escritor engordó periódicamente hasta que, en 1876, se convirtió en un revista independiente en la que alumbraría artículos "principalmente periodísticos con total libertad" y llegó a ser de los pocos autores con "capacidad de interferir en la opinión pública y política", en muchas ocasiones a través de la sátira del poder.
Modernidad
"Fiódor Mijáilovich sólo escribía sobre temas eternos. Él los llamaba los problemas malditos del hombre, los problemas de la conciencia. No se dejaba llevar por las modas del momento. Creó para la eternidad", señalan sus biógrafos sobre su actualización ajena a las tendencias. Una gloria que comparte con clásicos como Cervantes o Shakespeare.
Obras esenciales como Crimen y Castigo es lectura obligada en muchas escuelas aunque ofrece a los adultos la posibilidad de redescubrir un universo inexplorado. Dostoievski sigue siendo el escritor ruso más leído y casi 400.000 ejemplares de su obra se publican anualmente en su país natal.
Novela
El bien, el mal, el crimen, el deseo. Al escritor se le considera el padre de la novela psicológica y existencial por la capacidad de trasladar al lenguaje literario el conflicto interior de los humanos, en el que se sumergió sin prejuicios.
Él rechazó siempre el yugo de las etiquetas. "Me llaman psicólogo: es mentira, solo soy realista en un sentido elevado, es decir, represento toda la profundidad del alma humana".
Incluso Friedrich Nietzsche que casi siempre remó a la contra alabó: “Dostoievski, el único psicólogo del que se puede aprender algo, ha sido uno de los accidentes más felices de mi vida”.
Ortodoxo
Su conversión al cristianismo ortodoxo se produjo durante su confinamiento en Siberia. Durante este calvario su única lectura fueron los evangelios que se dedicaba a leer a los presos. Propició que abrazara la fe y el dogma de la salvación a través del sufrimiento.
Desde su punto de vista, solo la Iglesia ortodoxa se mantenía fiel a las enseñanzas de Cristo y el pueblo ruso debía seguir sus directrices. También debía obedecer al zar, padre de la nación y cabeza del imperio.
En su lápida está grabado un versículo de San Juan: “En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere produce mucho fruto.”
Personajes
Sus personajes son extremos y tensionados por el sufrimiento en un calidoscopio de almas tan rico como representativo de un realismo descarnado. “Pocas veces encontramos un autor que desprecie y aborrezca a sus personajes de un modo tan virulento como Dostoievski”, analizan los especialistas.
De Rodión Ramanovich el asesino que elude a la justicia en Crimen y castigo al príncipe Lev Nikoláyevich Myshkin de El idiota que representa la bondad absoluta en la belleza. La paleta de caracteres es impresionante, aunque el malvado por definición es el protagonista de Memorias del subsuelo. “Soy un hombre enfermo... Un hombre malo. No soy agradable”, avisa a navegantes. Un ser miserable en la figura del perfecto antihéroe, huella de la oscuridad que el autor ruso imprimía en sus criaturas.
Queja
La queja fue una constante en su vida, a causa de sus problemas económicos y sus adicciones, su situación familiar o acerca de las turbulencias que sacudían el cambiante contexto socio político de la Rusia del siglo XIX. Hubo otro tipo de lamento que se orilla más al sentimiento que a su universo literario, el del misterio del amor romántico. El literato se casó dos veces pero vivió un flechazo súbito y tormentoso de una joven que pronto le abandonaría.
“Es al separarse cuando se siente y se comprende la fuerza con que se ama” o “es difícil juzgar la belleza: la belleza es un enigma”. Son las frases que destila el novelista entre la amargura y la nostalgia. Sellan un enigma amoroso al que nunca renunció en su empeño por apurar la vida con intensidad.
Ruina
La precariedad económica le acompañó durante buena parte de su vida y tuvo un reflejo directo en la ejecución de su obra.
Apretado por las deudas, aceptaba traducciones por encargo como Eugenia Grandet, de Balzac, con un salario muy por debajo al del mercado. Él mismo se definía como “proletario de la escritura” y firmó contratos leoninos que le obligaban a producir a destajo.
Esta celeridad se plasmó en numerosos errores gramaticales, incluso ortográficos, en sus novelas. Estos descuidos fueron censurados por el mismísimo Hemingway: “Me he preguntado sobre Dostoievski. ¿Cómo un hombre puede escribir tan mal, tan increíblemente mal, y hacerte sentir de manera tan profunda?”. A pesar del dardo fue otro de sus seguidores confesos.
Subsconsciente
Su obra Memorias del subsuelo está valorada como la primera novela existencial, pero antes el autor había explorado el tema del subsconsciente en El sueño de un hombre ridículo, relato que apareció por primera vez en Diario de un escritor.
El narrador comienza la historia presentándose como un hombre ridículo y solitario, cuya situación absurda surge de la convicción de que la existencia carece de sentido. Eso lo coloca en una posición de nihilismo negativo, hasta el punto de llegar a afirmar que todo le es indiferente y que las cosas no son más que apariencias, de modo que nunca existió o existirá nada más que en función de él mismo.
Tormento
“Pocos grandes escritores de la literatura moderna han sufrido tan súbitos y dramáticos cambios de fortuna, tanto en su vida personal como en su carrera literaria, como Fiódor Mijáilovich Dostoievski”, afirman sus biógrafos.
Los embates arrancaron con la muerte de su madre a los 16 años, que siembran en su ánimo la espiritualidad y a la vez el apego hedonista por la vida, el sufrimiento en Siberia finiquita al revolucionario y emerge al escritor que abraza el cristianismo sin fisuras. 1864 fue un año trágico ya que perdió a su primera mujer a causa de la tuberculosis, también falleció su hermano Mijaíl, a quien estaba muy unido. La siguiente metamorfosis será económica: se arruina por su afición al juego pero conoce el éxito a los 40 años con Diario de un escritor. Alcoholismo, altibajos emocionales y depresión trufaron sus años de vida.
Universal
Si Tolstói, autor de Guerra y paz, es considerado el escritor ruso por excelencia, Dostoievski, que era un gran admirador de El Quijote es "un escritor universal". Continúa impertérrito como el más vendido en Rusia y su brillo no se apaga aunque matizado por sus múltiples herederos.
“Se convierte en un escritor imprescindible. No solo para el que quiere dedicarse a la literatura sino para cualquier lector interesado en novela. Al ser un antecedente tan claro de Freud esto le sitúa de plena actualidad. Le vamos a tener presente durante los próximos siglos”, señala Rafael Cansinos que recomienda su relectura para espigar joyas escondidas.
Visionario
Con un fino olfato supo predecir los terremotos geopolíticos de su tiempo. En su novela Los demonios (1872) anticipa con 45 años de antelación que Rusia sería el primer país comunista, un argumento que Marx y Engels descartaron al no existir proletariado industrial en el país.
Los demonios es una alegoría de las consecuencias potencialmente catastróficas del nihilismo político y moral que estaban haciéndose predominantes en Rusia en la década de los años 1860. Una ciudad de ficción desciende al caos cuando se convierte en el centro de atención de un intento revolucionario, orquestado por un maestro de la conspiración. Así arranca el argumento.
William, Shakespeare
El escritor se valoraba a sí mismo como discípulo de Shakespeare. Admiraba al autor de Romeo y Julieta por encima del resto de literatos y de él heredó la combinación de drama y humor en sus obras.
A su vez el ruso ejerció una influencia esencial en múltiples genios que han declarado su reverencia hacia el poso humano, social y hasta matemático de sus creaciones- en Los hermanos Kamazárov adelanta teorías sobre la geometría-. Se convierte en el novelista favorito de Einstein que afirmó que “Dostoievski me da más que ningún científico”. Un círculo virtuoso que Virginia Wolf cierra con este halago: “Aparte de Shakespeare, no hay lectura más emocionante que Dostoievski”.
Xenofobia
El escritor fue un acérrimo defensor de la identidad nacional rusa y de sus tradiciones populares en discursos que frisan la xenofobia. El mensaje patriótico es recurrente a raíz de sus viajes por Europa al final de su vida donde se plantea el encaje de su país en numerosos artículos.
"Creemos que la nación rusa constituye un fenómeno extraordinario en la historia de la humanidad. El carácter del pueblo ruso es tan distinto al de los pueblos europeos actuales que los europeos no lo han comprendido o lo entienden al revés", señala. Y repite constante: “Europa no entiende a Rusia” aunque no usa el argumento para demonizar Occidente.
Yuxtaposición
Dostoievski empezó siendo revolucionario y fluctuó a la crítica hacia el socialismo y el individualismo en una yuxtaposición de ideas constante. En la parte final de su vida defendió abiertamente la monarquía zarista, la fe ortodoxa y la idea de "sobornost" o comunidad espiritual.
El novelista opone el comunismo contra el individualismo. "Los comunistas, al liquidar la propiedad, quieren el bienestar total y por la expropiación quieren limitar la voluntad viciosa de la gente. Pero yo necesito precisamente mi voluntad viciosa y todos los medios a su alcance para poder renunciar a ellos".
Zar
El zar Nicolás I fue el culpable de uno de los episodios más demoledores de su existencia. Con 20 años Dostoievski se unió a un grupo de intelectuales seguidores del socialismo utópico que fueron arrestados por conspirar contra el dirigente.
El zar demostró su poder con un castigo de crueldad extrema: el fusilamiento simulado. En 1849 con una cuidadosa puesta en escena, el autor y sus compañeros fueron atados a postes y apuntados con la armas. Hasta el último minuto pensaron que iban a morir. Finalmente, se le conmutó la pena por cuatro años de trabajos forzados en Siberia. El escritor austríaco Stefan Zweig recuperó la historia de la ejecución que no tuvo lugar en su libro Momentos estelares de la humanidad.