Adam McKay o cómo reírse del fin del mundo: "La estupidez política es la que crea el mal"
- Estrena en cines No mires arriba, sátira sobre la ceguera ante el cambio climático
- Jennifer Lawrence, Leonardo DiCaprio y Meryl Streep protagonizan una de las cintas favoritas a los Oscar
Solamente la carrera televisiva de Adam McKay (Filadelfia,1968) en Saturday Night Live bastaría para considerarle un rey de la comedia, pero con La gran apuesta (2016) y El vicio del poder (2018) se convirtió además en el gran referente de un humor más profundo, ambicioso, moralista y tremendamente cáustico de la izquierda estadounidense.
Con No mires arriba sube la apuesta con la madre de todas las sátiras: Jennifer Lawrence y Leonardo DiCaprio son dos astrónomos que descubren un gran asteroide que, en seis meses, impactará y destruirá la Tierra. Ante el inminente apocalipsis, los políticos (Meryl Streep y Jonah Hill) contemporizan mirando a las encuestas, el capital (Mark Rylance) busca la oportunidad en la crisis, los medios (Cate Blanchett) frivolizan, y los jóvenes (Timothée Chalamet) parecen anestesiados de nihilismo. En No mires arriba hay una buscada brocha gorda, pero sobre todo mucha de la mejor comedia vista en años.
En conversación telefónica desde Nueva York, McKay defiende el poder irresistible de la risa sincera (que ejerce entre respuesta y respuesta) y pasa revista a sus preocupaciones: nuestra ceguera ante el cambio climático, fake news y opinión pública, populismo político y la pseudofilosofía de Sillicon Valley.
PREGUNTA.: ¿En el poder político hay más estupidez o maldad?
RESPUESTA.: ¿Estupidez o maldad? Acabas de hacer la pregunta que nos ha desconcertado durante siglos. Es difícil decir: una cosa se mezcla con la otra. Creo que lo que sucede es que los líderes políticos se concentran en su propio bienestar y en su propio poder. Y eso les vuelve necesariamente estúpidos, o menos sabios, porque es un camino hacia la destrucción y la miseria. Y, además, en algunos casos, al poder arraigado le gusta reclutar para los cargos a ciertas personas, que no son exactamente las más inteligentes, para poder controlarlas. Así que es un poco la cuestión del huevo y la gallina. Pero si realmente tuviera que elegir, creo que elegiría la estupidez. Creo que la estupidez crea el mal. Creo que la estupidez o la falta de visión suele ser lo que conduce a la destrucción y al mal. Es una pregunta muy profunda.
P.: La película está escrita antes del COVID, pero desde entonces han pasado muchas cosas: pandemia, pandemiaasalto al Capitolio
R.: Creo que la gente es inherentemente buena. Cuando las personas son productivas, aman, y son amadas, están más sanas, sus cuerpos están más saludables. Así que diría que casi es un hecho científico que las personas son inherentemente buenas. Sin embargo, cuando los bombardeas con información errónea, los asustas y les privas de recursos, pueden comportarse de manera bastante extraña y, a veces, horrible. Así que siempre tengo mucha esperanza en la gente. El mundo se tambalea, se balancea hacia adelante y atrás, y estamos en un momento de gran cambio que lleva ocurriendo, cinco, diez o incluso 20 años. Todo tiende a ser cada vez más aterrador y cada vez más extraño, no hay duda de eso. Pero si la gente tuviera buenas fuentes de información honesta y cierto grado de seguridad, creo que podríamos manejarlo. Hay tanta maldita desinformación, marketing y confusión fluyendo a través de todos nuestros medios que creo que empeora las cosas.
P.: En los últimos dos años hemos escuchado a los científicos probablemente más que nunca. ¿Puede ayudarnos eso a entender la gravedad del cambio climático, que es realmente el tema de tu película?
R.: Es la clave de todo. Una vez que escuchas la explicación científica del cambio climático, no es tan complicado. De hecho, es bastante simple. Hemos agregado más gases de efecto invernadero a la atmósfera, que es increíblemente delicada, por lo que atrapa más calor y ese calor ha llegado a un punto en el que amenaza la vida. Es solo eso realmente. El problema es que hay muchas personas a las que se les ha dicho que mientan y que no quieren escuchar esa información. Hay gente que simplemente está ocupada, estresados, con la tensión de pagar los gastos del día a día. Hay personas que simplemente están distraídas y hay personas que han sido engañadas y piensan que es solo uno de los muchos problemas que hay. Pero no es que lo diga yo: es un hecho que es la mayor amenaza en la historia de la vida humana. Sí, la ciencia es la clave, pero la verdadera clave es comunicar esa ciencia. Eso es lo que tenemos que averiguar.
P.: Para eso están, en parte, los medios. El personaje de DiCaprio se queja de que no tenemos que convertir cada información en divertida, atractiva o entretenida. Pero los medios necesitan público que, precisamente, recompensa ese tratamiento. ¿Cómo rompemos ese círculo vicioso?
R.: Con suerte, con esta película (risas). En realidad, hemos intentado hacer una película que permitiera a la gente reír a carcajadas de lo loco que es nuestro mundo. Y creo que es bueno que la gente lo asimile para que vea el conflicto de intereses, el arribismo, la distracción. Con suerte, si se están riendo de eso pueden obtener algo de perspectiva y claridad. Y creo que es importante que recordemos que las noticias no deben ser entretenidas, se suponen que no son una canción o un baile, sino que deben darnos la información que necesitamos para vivir. En Estados Unidos hemos convertido las noticias en programas de entrevistas en los que solo les decimos a las personas lo que quieren escuchar para que se sientan bien. Les vendemos productos. Es absolutamente ridículo. Necesitamos volver a regular las noticias, que vuelvan a ser solo la información que necesitamos escuchar. Creo que debemos dejar de entretenernos con cada aspecto de nuestra vida. Obviamente me encanta entretener y me encantan las películas, me encanta reír. Pero debe haber un espacio en nuestra sociedad que no solo esté inundado de participación en los clics y el entretenimiento. Necesitamos un espacio donde podamos hablar sobre soluciones y tener conversaciones reales.
P.: Las sátiras siempre se ríen de algo…
P.: Sátira es una palabra engañosa porque creo que la gente piensa que es una sátira es cuando no te ríes demasiado y el público al que hemos mostrado la película se ríe a carcajadas. Así que defino esto, principalmente, como comedia de cosas absurdas y ridículas.
P.: Comedia entonces. La comedia siempre se ríe de algo, es decir, apunta lo que está bien y lo que está mal. Y, en ese sentido, se relaciona con lo moral. ¿Es el humor un buen modo de influir en la gente?
R.: Ni siquiera creo que necesariamente estés influyendo en la gente. Es imposible fingir una risa grande, sincera y abundante. Se han intentado hacer programas de comedia de derechas, que hacen comedia sobre cómo los multimillonarios pagan muy pocos impuestos, y no funcionan: simplemente porque no son sinceros. La verdadera comedia se ríe a carcajadas sin importar la persuasión política. La risa real es la risa sincera. Y, además, la otra cosa que consigue la risa es unirnos, porque todos estamos de acuerdo al reír. Eso es realmente importante. Y no me refiero a una risa disimulada o una risa de superioridad, que no son auténticas risa. Me refiero a la risa real, que es algo increíble. Y Dios sabe, después de los últimos cinco años que hemos pasado, que mucha gente necesita unas buenas risas.
P.: Mark Rylance borda el papel del presidente de una gran compañía tecnológica. ¿Somos todavía inocentes sobre la influencia de empresas que se encuentran entre las más poderosas de la historia?
R.: Sí, creo que la gente está empezando a despertar últimamente. Ya no vivimos en un mundo de guerra convencional. Es la guerra de la información, manipulación y persuasión. Y estas empresas son muy buenas en eso. La cantidad de datos que Google o Facebook tienen de nosotros es increíble. Sí, creo que somos bastante ingenuos. Lo estoy diciendo y probablemente sea todavía bastante ingenuo a pesar de que conozca mil maneras en las que crean el comportamiento o influyen en las perspectivas del comportamiento, los puntos de vista. Creo que se convertirá en la característica definitoria de esta época. Al igual que el arco o las armas de fuego han cambiado el poder y la guerra a lo largo de la historia, en esta era todo trata de información, de manipulación de las creencias y los comportamientos de las personas.