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Rusia pide a la OTAN que no siga extendiéndose hacia sus fronteras y expone sus condiciones para un entendimiento

  • Moscú hace público el borrador para un acuerdo de garantías mutuas
  • Pide que la Alianza no despliegue tropas o armas fuera de los países que formaban parte en 1997

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Un soldado ucraniano en una trinchera en la linea de frente con los separatistas prorrusos en la región del Donetsk, en Ucrania. Foto: Anatolii STEPANOV / AFP
Un soldado ucraniano en una trinchera en la linea de frente con los separatistas prorrusos en la región del Donetsk, en Ucrania.

Rusia pide a la OTAN que no se expanda más hacia el Este y que no utilice los territorios de las ex-repúblicas del bloque soviético, entre ellas Ucrania, para instalar armamento o realizar maniobras militares.

Estas son algunas de las condiciones que Rusia pone a la Alianza y a Estados Unidos en un borrador para un acuerdo que establezca unas garantías de seguridad vinculantes, hecho público este viernes por el viceministro ruso de Exteriores, Serguéi Riabkov. Se trata de la primera vez que Rusia explicita estas condiciones.

El pasado miércoles, Riabkov entregó los documentos a la subsecretaria de Estado para Asuntos Europeos y Euroasiáticos de EEUU, Karen Donfried. La Casa Blanca ha confirmado que conoce las propuestas pero ha asegurado que no mantendrá ninguna conversación sobre seguridad europea sin sus socios y aliados.

Washington asegura que Moscú ha amasado tropas en la frontera con Ucrania y que podría estar preparando una invasión. Tanto Estados Unidos como la UE han advertido a Rusia de las "graves consecuencias" de cualquier agresión.

Rusia quiere volver a 1997

Tras la desaparición de la URSS en 1991, los antiguos aliados del Pacto de Varsovia y muchas repúblicas ex-soviéticas optaron por entrar en la OTAN. Hungría, Polonia y República Checa se unieron a la Alianza en 1999 y en 2004 les siguieron Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Rumanía y las repúblicas bálticas. Georgia y Ucrania también mostraron su interés en entrar en la Alianza, lo que ha llevado a Rusia a intervenciones abiertas o indirectas en ambos países.

Moscú ve esta ampliación continua hacia sus fronteras como una amenaza existencial. Por ello, Vladímir Putin quiere establecer unas "líneas rojas".

La propuesta de acuerdo especifica que la OTAN no deberá desplegar tropas o armas fuera de los países en los que las tenía en 1997 (es decir, antes de que cualquier país de Europa del Este se sumara a la Alianza), salvo en casos excepcionales en que haya consenso muto.

Así mismo, la OTAN debería abandonar toda actividad militar en Ucrania, Este de Europa, el Cáucaso y Asia Central.

Ninguna de las partes deberá desplegar misiles de alcance corto o intermedio ni llevar a cabo maniobras con más de una brigada en una zona fronteriza acordada, y se comprometerán a intercambiar información.

Además, el borrador propone que ambas partes se reconozcan como no adversarios y acuerden resolver todas las disputas pacíficamente y sin el uso de la fuerza, evitando crear condiciones que puedan ser percibidas por el otro como amenazas.

Por último, propone establecer una "línea caliente" (similar al "teléfono rojo" que existía durante los años de disuasión nuclear de la Guerra Fría) para contactos de emergencia.

Una línea "inaceptable y extremadamente peligrosa", según el Kremlin

"La línea seguida por Estados Unidos y la OTAN en los últimos años de escalar agresivamente la situación de seguridad es absolutamente inaceptable y extremadamente peligrosa", ha advertido Riabkov al presentar el documento.

"Washington y sus aliados deben detener inmediatamente las acciones hostiles regulares contra nuestro país, incluyendo ejercicios no previstos, acercamientos peligrosos y maniobras de barcos de guerra y aviones, y parar el desarrollo militar en territorio ucraniano", ha añadido.

La supuesta concentración de tropas junto a la frontera ucraniana es el último desencuentro. El pasado 7 de diciembre, Putin y Joe Biden mantuvieron una entrevista en la que este amenazó con sanciones si Rusia intervenía en Ucrania, donde los partidarios de Moscú controlan la región del Donbás.