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Afganistán

Perseguidos por hablar español en Afganistán: "Sabíamos que matarían a los que hubiesen trabajado con extranjeros"

  • En torno a 2.000 personas podrían estar esperando en Afganistán los papeles que les permitan salir a España
  • “La guerra es interminable y los talibanes nos han amenazado”

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Cientos de afganos siguen esperando viajar a España para huir de los talibanes

Cuatro meses depués del alzamiento talibán en Kabul, cientos de afganos esperan documentos de España para poder salir de su país. Son antiguos colaboradores de la presencia española en el país asiático o estudiantes de español. Un coronel en la reserva les ayuda con unos trámites que pueden alargarse durante meses.

Entre quienes sí han podido huir del nuevo gobierno talibán se encuentra Fatima, que llegó a Madrid a finales de noviembre junto a su marido y sus dos hijos, con una sola maleta para los cuatro. Atrás dejó Afganistán, una carrera académica y a toda su familia y amistades. Nos encontramos con ella en una soleada y fría mañana en el sur de Madrid, junto al albergue donde el ministerio de Inclusión la ha alojado temporalmente.

“Estamos bien”, asegura Fatima mientras sus hijos juegan en un parque, “pero espero que pronto podamos empezar de verdad nuestra nueva vida”. La vida de Fatima se interrumpió con la vuelta de los talibanes al poder. No le pilló de sorpresa: "Cuando cambió el gobierno”, cuenta, “ya sabíamos lo que iba a pasar: no dejan a las mujeres trabajar fuera y las obligan a estar en casa”. Para Fatima había un riesgo extra, su pasado como colaboradora del agregado de Defensa de España en Afganistán: “Sabíamos que iban a matar a quienes hubiesen trabajado con los extranjeros. Es su forma de pensar la religión, no entienden que trabajásemos con personas de distinta religión”.

La presión de los talibanes sobre la familia de Fatima llegó al punto, asegura, de que intentaron secuestrar a sus hijos:“Aquel día fue su padre a recogerlos, pero cuando llegó, le dijeron que no estaban allí. Yo llamé a la escuela y me dijeron que había llegado una persona por la puerta trasera y que se los estaba llevando. Les dije a los de la escuela que no dejaran marchar a mis hijos y me fui corriendo al colegio. Cuando llegué, comprobé que aquella persona tenía información sobre nosotros, nos conocía a mi marido y a mí”. Desde aquel día, Fátima decidió que sus hijos no volverían a la escuela.

¿Y por qué tenía que quedarme en mi casa? Tengo estudios universitarios, educación, experiencia, con todo eso puedo ayudar a los demás

“No teníamos seguridad ni trabajo”, continúa, y se pregunta: “¿Y por qué tenía que quedarme en mi casa? Tengo estudios universitarios, educación, experiencia, con todo eso puedo ayudar a los demás. Y tengo que proteger a mis hijos. Nada de eso podía tenerlo en Afganistán, donde no hay nada”.

Un proceso caótico

Fatima entró en contacto con la embajada de España pocos días después de la entrada de los talibanes en Kabul. Estuvieron a punto de salir del país en los vuelos de evacuación que organizó el gobierno. Sin embargo, el mismo día de su partida recibió un mensaje de Exteriores aconsejándole que no fuera al aeropuerto, debido a la grave situación de inseguridad.

“Me dijeron que me informarían de la siguiente evacuación”, recuerda Fatima, “pero llegó el mes de octubre y seguían sin enviarme los papeles para irnos a Pakistán. No podía ni quería esperar más, así que nos fuimos en coche. Fueron dos días de viaje por carretera. No podíamos ir en avión porque es muy caro, 2.500 dólares cada billete. En Pakistán, tardé un mes en conseguir una cita en la embajada en Islamabad. Después de que me hicieron la entrevista, tuve que esperar otras dos semanas hasta que finalmente me dieron el visado”.

La familia de Fatima ha dejado en Kabul una casa recién comprada, una clínica dentista y una trayectoria académica y profesional que, en España, tardarán tiempo en recuperar. “Tenemos esperanza”, asegura Fatima, que ahora confía en poder a traer al resto de su familia y sacarlos de lo que define como “una vida de riesgo”.

Vidas en peligro

Entraron en mi estudio de pintura y rompieron todos mis cuadros

En el caso de Faryal, responde en español a nuestras preguntas por vídeo desde Kabul. Estudió la lengua en la universidad de la capital afgana. A su espalda ha colocado uno de sus cuadros: es una virgen con cuatro palomas. Faryal es pintora. “Tengo mucho miedo por mi vida y mi futuro”, nos dice, “y también por mi familia, que no puede salir de casa por miedo a las explosiones y al acoso de los talibanes”.

Los islamistas destruyeron el taller donde pintaba Faryal. “Fui testigo del día que los talibanes entraron en mi estudio de pintura y rompieron todos mis cuadros”, cuenta mientras, al fondo, se ve una Kabul donde, afirma, “todos los días veo asesinatos de antiguos miembros de las fuerzas de seguridad del gobierno anterior”. Según la ONU, con cálculos preliminares y conservadores, los talibanes han ejecutado, sin juicio previo, a 72 personas vinculadas al antiguo gobierno, pese al anuncio de amnistía.

Faryal quiere irse de Afganistán. Está a la espera del visado que le permita viajar a Islamabad, y de Pakistán, a España.

Es el mismo camino que quiere hacer Nargis, hija de un coronel del gobierno anterior y, como Faryal, antigua estudiante de español en la universidad de Kabul. Nargis ha solicitado papeles para su marido, dos hijos y su madre. También nos cuenta por vídeo que “la crisis de seguridad y la guerra han causado muchos problemas a la vida de los afganos. Hay mucha pobreza y desempleo y los robos han aumentado”, afirma: “Me preocupa el futuro de mi familia, de mis hijos”.

“La guerra es interminable y los talibanes nos han amenazado”

Nargis, estudiante de español en la universidad de Kabul

Nargis, estudiante de español en la universidad de Kabul TVE

Los datos de Naciones Unidas son elocuentes: 4,2 millones de menores han dejado de ir a la escuela en Afganistán, de los cuales el 60 % son niñas. “No hay garantía de supervivencia en mi país”, cuenta Nargis en castellano, “aquí la guerra es interminable y los talibanes nos han amenazado porque mi padre era coronel del ministerio de Defensa. Ya nos han advertido varias veces, quiero ir a España para garantizar mi vida y la de mi familia”.

Ahora están intentando encontrarnos, por eso estamos en peligro

Es también el objetivo de Ali Aqa, que ya ha empezado el viaje para salir de Afganistán. Ali está escondido junto a su mujer y su hijo en casa de unos parientes lejos de Kabul. Habla también el castellano que aprendió en la universidad. Ali trabajaba para la ONU en programas de derechos humanos y de la mujer; y su esposa, para el gobierno, concretamente para el departamento de Salud, desde el que atendía a mujeres en peligro, víctimas de violencia machista.

Ali cuenta que ha recibido "muchas llamadas de talibanes que estaban en la cárcel" porque habían cometido delitos denunciados por su mujer y su departamento. "Ahora están intentando encontrarnos, por eso estamos en peligro”. De nuevo con datos de la ONU, desde agosto, los talibanes han efectuado al menos 59 detenciones arbitrarias de activistas y periodistas y han matado a una decena.

“Los talibanes están buscando a toda la gente que trabajaba con Derechos Humanos y Seguridad”, insiste Ali Aqa, “por eso necesitamos salir de aquí y viajar a España, donde podremos vivir sin miedo”.

La lista del coronel Herruzo

Fatima, Faryal, Nargis y Ali Aqa tienen en común que hablan español y comparten profesor. Se trata de Luis Herruzo, coronel en la reserva quien entre 2008 y 2013 fue el agregado de defensa en la embajada de España en Kabul. Durante ese tiempo también dio clases de castellano en la universidad de la capital de Afganistán.

A veces ni sé cómo dan conmigo, supongo que es el boca a boca

Herruzo carga una carpeta con la lista de nombres de decenas de familias afganas que le han pedido ayuda. Su historia comienza el 20 de agosto, dice que ese día sintió “el aldabonazo de que había gente que había estado trabajando conmigo en Kabul y no podían coger los aviones. Muchos siguen allí”. Y en riesgo, porque, explica Herruzo, “parece increíble, pero los persiguen porque estudiaron el idioma español”.

Lo que hace desde entonces el coronel Herruzo es “recopilar datos de familias que me vienen pidiendo ayuda. A veces ni sé cómo dan conmigo, supongo que es el boca a boca”. Su contacto se da, fundamentalmente, por Facebook. "En mi caso y aunque me duela”, cuenta, “sólo ayudo a las familias que ha colaborado con nosotros o, como en el caso de los licenciados en lengua española, han tenido una especial relación. Estas listas de personas, de las que compruebo sus documentos, son las que voy mandando al ministerio [de Exteriores]”.

El coronel Herruzo hace de mediador y escucha situaciones desesperadas. “Me llaman y me preguntan cómo va la evacuación. Yo les digo que estén tranquilos, que esperen, pero a los tres días me vuelven a llamar. Es gente que está viviendo un infierno”. Para este antiguo militar, al ritmo que se están dando los visados a afganos que los solicitan pasarán “años” antes de que se acabe el proceso: “Hay una terrible dificultad en las embajadas, donde pueden tardar tres meses para tramitar una petición de asilo”.

14 horas - Más de la mitad de los afganos están en riesgo de hambre, según la ONU - Escuchar ahora

"Debemos traerlas por una cuestión de honor"

El coronel Herruzo teme que España “deje en la cuneta a personas con tanto derecho a venir como las que salieron en los vuelos de evacuación. Debemos traerlas por una cuestión de honor, de dignidad de país”.

Según cálculos del coronel Herruzo, en torno a 2.000 personas podrían estar esperando en Afganistán los papeles que les permitan salir del país y llegar a España. El ministerio de Asuntos Exteriores rebaja algo esa cifra, aunque reconoce la lentitud del proceso. Fuentes de Exteriores explican a RTVE.es que la embajada de Islamabad ya ha sido reforzada y que “están dando asistencia a todo el que solicita salir a través de entrevistas personalizadas y minuciosas procurando garantizar al máximo la seguridad”.

No puedes decir ‘misión cumplida’ cuando yo todavía tengo a ochenta familias esperando

El riesgo de un eventual “efecto llamada” o la llegada de yihadistas a España también estaría entre las preocupaciones de las autoridades españolas y de toda la Unión Europea.

Para los cientos de personas que esperan la respuesta de la administración española, el ritmo, sin embargo, puede ser exasperante. El coronel Herruzo considera que lo importante es que “el sistema no pare y que se cumplan las palabras que se han dado: no puedes decir ‘misión cumplida’ cuando yo todavía tengo a ochenta familias esperando".

"Hasta ahora se ha hecho una buena misión de rescate, pero un rescate sólo se cumple cuando se trae al último hombre o, a veces, al último cadáver”, concluye.

El proceso de acogida en España

Desde el mes de agosto han llegado a España 1.909 afganos en los vuelos de evacuación que organizó el gobierno en agosto de 2021. Cuatro ministerios están directamente involucrados en la operación: Exteriores, Defensa, Interior e Inclusión. Algunos de ellos han entrado en el sistema de acogida de protección internacional.

El ministerio de Inclusión les acompaña en todo el proceso de acogida, desde la tramitación de su tarjeta sanitaria a la escolarización de los niños. Durante seis meses, ampliables a nueve, pueden vivir en un piso de acogida. Una vez concedido el asilo, los refugiados pasan a residir en su propio domicilio.

Pueden alquilarlo gracias a las ayudas económicas del ministerio de Inclusión. La duración total de la permanencia en el sistema de acogida de protección internacionales es de dieciocho meses, aunque puede llegar a los dos años en caso de vulnerabilidad de las personas.

El programa de protección internacional incluye servicios de asistencia psicológica, clases de español, orientación y formación laboral. Los solicitantes de asilo pueden trabajar a partir del sexto mes de su solicitud de protección.