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Stanley Kubrick, fetiches y manías de un demiurgo irrepetible

  • El Círculo de Bellas Artes de Madrid inaugura una exposición del cineasta de 2001, una odisea en el espacio

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'Kubrick Experience', una muestra que viaja por su universo cinematográfico

Stanley Kubrick es el cineasta del control obsesivo. Aplicó su mirada cartesiana a películas que exploraban rincones oscuros de la mente y de la historia humana. Su meticulosidad no se detenía en su obra: registraba cada etapa de su proceso creativo y cada comunicación con sus colaboradores. Su legado en ese sentido es tan rico que ha sido aprovechado para crear 'Stanley Kubrick. The exhibition', una muestra que llega a Madrid (en Barcelona pudo verse en 2019) tras un largo recorrido internacional.

La exposición cuenta con auténticos fetiches de la historia del cine como el disfraz de simio de 2001, una odisea del espacio, la mesa del Korova Milk Bar en la que se reunían los jóvenes ultraviolentos de La naranja mecánica, o la máquina de escribir sobre la que enloquecía Jack Nicholson en El resplandor.

“La idea es sumergirse en su mente a través de aspectos temáticos y formales de su obra”, resume la comisaria Isabel Sánchez. “Se trata la mirada, el deseo, el humor, la guerra, la palabra, el poder o la historia”. Fotografías, planes de rodajes, objetivos de sus cámaras, correspondencia, ilustraciones, storyboards, cuadernos de notas y así hasta 600 objetos del universo de un creador clave.

Kubrick vuelve a Madrid

Durante la filmación de 'Espartaco' en España. © Universal Studios Inc.

La muestra presume de que es el “regreso” del cineasta a Madrid: en verano de 1959 el cineasta se alojó en el Hotel Castellana con el objetivo de planificar el rodaje de escenas adicionales de Espartaco que fueron filmadas en Colmenar Viejo (escenario de la gran batalla), Casa de Campo, Aldea del Fresno o Rascafría.

Quedaba poco en realidad para que Kubrick se recluyese en Reino Unido, donde se nacionalizó británico y rodó el resto de su obra, ya fuese ciencia ficción, época, terror o incluso la Guerra de Vietnam.

“En la obra de Kubrick se puede ver perfectamente el paso del cine clásico al cine moderno, que coincide con 2001, una odisea en el espacio, que es cuando él logra lo que le hubiese encantado, por ejemplo, a Orson Welles: tener el control desde la idea hasta el final, hasta incluso los doblajes, porque lo controlaba absolutamente todo”, explica la comisaria.

El control de sus doblajes al español

Máquina de escribir utlizada en 'El resplandor'. Viktor Kolev

La adaptación española de la exposición enfatiza en entrevistas audiovisuales esos detalles de sus célebres manías en los doblajes. Vicente Molina Foix, colaborador del cineasta en las traducciones, recuerda como Kubrick admiraba tanto El espíritu de la colmena que quería a Víctor Erice para dirigir el doblaje de La chaqueta metálica pero, ante la imposibilidad de contar con él, le acabaron recomendando al director de La colmena (a secas), es decir, al fallecido Mario Camus.

El propio Camus recuerda cómo le enviaron Los santos inocentes y a Kubrick le bastaron ver 20 minutos para contratarle. Kubrick le recomendó a Camus que pidiese a los ejecutivos de Warner Bros todo el dinero que quisiese: por contrato podía hacerlo.

El humor de Kubrick

La exposición reivindica que el humor, aunque firmase la sátira ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, es un aspecto olvidado de su obra. “Le gustaba mucho crear el humor negro por contraste, utilizaba a Peter Sellers en Lolita para crearlo o en la escena del asalto de La naranja mecánica en la que cantan "Singing in the rain"”, opina la comisaria. La sonrisa de Kubrick, definido como un tipo tranquilo pero socarrón, puede verse sobre todo en las fotografías de los rodajes que jalonan la muestra.

Nada explica mejor que el deseo de perfección del cineasta que el discurso del propio Kubrick de 1997 al recibir el premio D.W. Griffith, en el que afirmó que tal vez el mito de Ícaro no debía interpretarse como una advertencia sobre los peligros de volar demasiado alto, sino de la necesidad de “olvidarse de las plumas y la cera, y trabajarse mejor las alas”: Kubrick eliminó el azar y desplegó las alas más poderosas con las que un autor ha doblegado a la industria.

Vestuario de 'Eyes wide shut'
Vestuario de 'Eyes wide shut'

Vestuario de 'Eyes wide shut' Viktor Kolev