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Convivir con el volcán (VII)

La Palma, año cero: la vida después del volcán

  • La erupción más larga y destructiva de la isla ya es historia, pero pasarán años hasta que se recupere
  • Miles de palmeros tendrán que reconstruir su futuro prácticamente desde cero

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Comienza la reconstrucción en La Palma

La erupción más larga y destructiva de La Palma ya es historia, aunque todavía tendrán que pasar muchos años antes de que la isla pueda cerrar capítulo definitivamente y recuperarse de sus secuelas. Durante casi tres meses, el volcán ha estado escupiendo fuego y cenizas, llevándose por delante la vida de una parte de sus habitantes, que han visto cómo todo cuanto tenían quedaba sepultado por la lava. La vida continúa en este pequeño rincón del océano Atlántico, aunque la huella oscura de la erupción quedará para siempre como una inmensa cicatriz que ya forma parte de la isla.

"Desde luego, ha sido la peor de todas las erupciones históricas de las que se tiene constancia en La Palma. Mi abuelo, que ya ha visto tres, me lo contaba: este no tiene nada que ver con el San Juan, ni con el Teneguía, que era un espectáculo e iban a merendar mientras lo veían", expone a RTVE.es Claudia Rodríguez, del Instituto Vulcanológico de Canarias, que ha vivido este acontecimiento con especial intensidad, tanto profesional como personalmente, ya que se ha producido en la isla que la vio nacer.

Nos habíamos olvidado de lo que era vivir en un territorio volcánico activo

Esta investigadora considera que hay un antes y un después del volcán, que ha supuesto un puñetazo de realidad con la propia naturaleza de estas islas. "Yo creo que ya nos ha cambiado a todos. La percepción del riesgo volcánico en Canarias ahora es diferente. No solo en La Palma, sino en el resto del archipiélago. Nos habíamos olvidado de lo que era vivir en un territorio volcánico activo, y este volcán lo que ha hecho es recordarnos que vivimos en islas que se han creado a base de erupciones, y tenemos que estar prevenidos porque es algo que va a seguir sucediendo", asegura.

Esta erupción ha sido la más larga y destructiva de la historia reciente de La Palma.

Esta erupción ha sido la más larga y destructiva de la historia reciente de La Palma. EFE / MIGUEL CALERO

Un volcán impredecible

Pero si por algo se ha caracterizado este volcán ha sido por su carácter impredecible, un atributo que demostró desde el primer momento. Durante el enjambre sísmico que precedió a la erupción, los vulcanólogos prácticamente daban por seguro el desenlace que finalmente se produjo, pero no pensaban que fuese tan inminente, por lo que nadie estaba preparado cuando reventó el suelo en Cabeza de Vaca, aquel domingo 19 de septiembre que quedará marcado como una fecha trágica en la historia de la isla.

Incluso las previsiones apuntaban a una zona más al suroeste, en el entorno de Jedey, por lo que cogió más desprevenidos aún si cabe a los habitantes de los barrios cercanos, que recibieron de lleno las primeras descargas del volcán. "En los días previos a la erupción, ni siquiera nos convocaron para las charlas informativas sobre la alerta por riesgo volcánico que se hicieron en los terreros de lucha", se lamentan los vecinos de Todoque, la población más afectada.

Los que se encontraban más cerca de Cabeza de Vaca únicamente tuvieron tiempo para salir corriendo prácticamente con lo puesto. Pero el volcán solo estaba empezando a despertar. En los días posteriores, el Valle de Aridane se convirtió en un escenario apocalíptico, sumido en una desesperada lucha contra el avance implacable del río de fuego que discurría ladera abajo engullendo todo cuanto encontraba a su paso. Familias enteras rescataban contra reloj todo lo que podían de sus domicilios, mientras la destrucción a cámara lenta de edificios y viviendas se convertía en la imagen viva de una tragedia que se prolongó durante casi tres meses. Estas familias son las que se han llevado la peor parte, y ahora tendrán que reconstruir su futuro prácticamente desde cero.

Rehacer sus vidas

Dentro de estas personas arrancadas por la fuerza de su hogar, son los ancianos quienes peor lo están llevando. Rehacer una vida requiere años, y eso es precisamente lo que ellos creen que les falta. "No se ven con el tiempo suficiente para poder recuperar todo lo que habían conseguido. Piensan que no les queda tanta vida, y no ven ese futuro. En cambio, las personas de mediana edad sí que dicen que si lo han conseguido una vez, lo van a volver a conseguir. Se ven con tiempo suficiente para poder empezar de cero y seguir adelante", explica a RTVE.es Cristina García, coordinadora provincial del Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes (GIPEC), de Santa Cruz de Tenerife.

Esta psicóloga, que ha atendido a los afectados desde los instantes iniciales de la emergencia, explica cómo estas personas han tenido que convivir con la incertidumbre, "que es el peor estado en el que se puede estar", y muchas de ellas, solo cuando han sabido que la lava se había llevado su casa, "han podido comenzar el proceso de resurgir, de salir adelante, de luchar...".

14 Horas Fin de Semana - La Palma, la isla que hay que reconstruir

Después de los tres meses más largos del Valle de Aridane, las ayudas económicas están tardando en llegar, muy pocas personas han sido realojadas en las viviendas prometidas, y el desánimo es generalizado. La desconfianza hacia las instituciones, también.

"Creo que mucha responsabilidad del futuro de los afectados va a recaer en los gobiernos, desde la Administración más pequeña a la más grande. Sabemos que las soluciones no van a ser óptimas para todos, pero por lo menos que puedan vivir con dignidad en una vivienda y hacer su vida lo más normal posible", opina Cristina García, quien no obstante ve su futuro "de manera positiva". "Creo que en su mayoría van a salir confortados de esta situación", asegura esta psicóloga.

La investigadora Claudia Rodríguez también prefiere aferrarse al optimismo. "De todo lo malo se puede extraer algo positivo, y de esto también", manifiesta. "Es algo que yo realmente desearía que no hubiese sucedido, pero también soy consciente de que es un proceso natural que tiene que acontecer y al final, cuando hayan pasado los años, también nos traerá cosas buenas. Aunque ahora mismo es difícil ver la luz entre tanta oscuridad", valora.

A pesar de que la emisión de lava ha cesado, la desgasificación persistirá no solo en los conos, sino también en las coladas, que seguirán emitiendo gases durante meses, por lo que la emergencia aún continuará, incluso aunque se haya dado por finalizada la erupción volcánica.

Después de diez días en silencio, el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) ha certificado oficialmente la defunción del volcán más destructivo de la historia de La Palma, que ahora no es más que un gigantesco montón de cenizas humeantes. Ladera abajo, un río oscuro de piedras se dibuja como una cicatriz que termina perdiéndose en el mar. A mitad de camino, los restos de un polígono industrial han quedado a medio devorar, y emergen de la lava como la señal más visible de una catástrofe que se ha llevado por delante el pasado y el presente de miles de palmeros. Todos ellos saben que lo realmente complicado comienza ahora, una vez que por fin se ha terminado el volcán.