La ola de bajas por COVID amenaza a los sectores esenciales y deja en cuadro a pequeños negocios
Poner en práctica la consigna de “aprender a convivir con el virus”, en medio de un tsunami de contagios, la irrupción de ómicron y las fiestas navideñas, tiene su reverso: las bajas laborales están minando a servicios esenciales y sectores económicos que ni quieren ni pueden parar.
Con la excepción del sistema sanitario y la atención primaria, en la mayoría de los casos no puede hablarse de “colapso”, pero los aprietos afloran en comercios, transportes y fuerzas de seguridad. Tanto es así, que hasta en dos de las llamadas para hacer este reportaje la respuesta era la misma: "no puedo atenderte, estoy de baja por COVID".
Sanitarios, en su "sexto colapso"
En el sistema sanitario llueve sobre mojado, especialmente, en la atención primaria. El personal sanitario, en primera lucha contra la COVID-19, representa el 4,3 % del total de contagiados en España, según el último informe del Ministerio de Sanidad. Los facultativos se siente "maltratados", tras dos años padeciendo el declive del servicio. "Sexta ola, sexto colapso", sentenciaba un médico de familia de la Comunidad de Madrid.
Son menos, por las bajas laborales, pero además la carga de trabajo se ha duplicado por la alta incidencia. No solo los médicos sufren el problema. "Enfermería ha dejado de realizar sus tareas en Atención Primaria y se ha minimizado a vacunación, pruebas COVID y seguimiento. Entonces, estamos bastante saturados y doblando casi todos los días", nos cuenta una profesional en la Comunidad Valenciana.
En Cantabria, el colapso por bajas del personal sanitario es tal que se ha prorrogado el "bloqueo de agendas" de los centros de atención primaria hasta el 31 de enero para poder priorizar las consultas urgentes y no demorables. El sistema cántabro cuenta con más 350 profesionales de baja por COVID, casi 290 de ellos sanitarios, sobre todo, de enfermería y medicina. “Si sumamos los profesionales de baja por razones que no tienen que ver con el COVID, son más de 1.000”, cifraba el Gobierno regional en una nota este viernes.
Inquietud entre policías y bomberos
La falta de personal deviene una cuestión de seguridad cuando hablamos de la Policía Nacional o el cuerpo de bomberos. Ambas instituciones aseguran que actualmente cuentan con efectivos suficientes para garantizar el servicio, pero preocupa que los contagios sigan al alza como consecuencia de la Nochevieja y los días de Reyes.
Desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP), piden al Gobierno que les revelen los números de afectados por COVID entre sus filas. “Sabemos que la incidencia no está afectando a la prestación normal, pero hemos solicitado un plan de contingencia de manera que se garanticen los turnos estancos”, señala Carlos Prieto, secretario de Riesgos Laborales de SUP, al defender la necesidad de que los agentes se mantengan en grupos burbuja y estar preparados para un repunte mayor de los casos.
Y es que, nos recuerda, la Policía tiene ahora que vigilar el cumplimiento de las medidas COVID dispuestas por las comunidades y algunos toques de queda, además de eventos multitudinarios, vuelta al cole… “Para reforzar ciertos turnos, hay compañeros que voluntariamente han renunciado a sus vacaciones de Navidad”, destaca en ese sentido la portavoz del sindicato JUPOL, María Jesús Nieto, en el Telediario.
Los policías lamentan además que no se esté priorizando la administración de las dosis de refuerzo de las vacunas a los servicios esenciales, incluidos docentes o bomberos, para “garantizar que toda la sociedad siga funcionando con la normalidad que debe”.
“Nos vamos a seguir montando en los camiones, seamos diez, ocho o cinco”, asegura Israel Navarro, de la Coordinadora Unitaria de Bomberos Profesionales, temeroso de lo que pueda deparar el pico de contagios a mediados de enero. Y recuerda que con plantillas mermadas aumenta el riesgo para ellos y se resiente la calidad del servicio.
Reajustes en los transportes
Porque hay servicios que no pueden parar, ni siquiera un día, como los transportes. Solo en Cataluña, Renfe sumaba este lunes una cincuentena de maquinistas de baja por COVID-19, lo que ha provocado trenes anulados, menores frecuencias y retrasos. “Las afectaciones puntuales se están centrando en cercanías, que es donde tenemos menos demanda en estas fechas, los servicios de AVE y larga distancia están funcionando con normalidad”, tranquilizaba el portavoz de la compañía, Antonio Carmona, en el Telediario.
Estas Navidades, las aerolíneas en todo el mundo se han enfrentado al reto de mantener el tipo entre el aumento del tráfico y las bajas laborales de tripulación y pilotos. En la española Vueling, estos últimos han tenido que renunciar a sus días libres durante las fiestas para que la compañía no cancelara los vuelos programados, según informan desde el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA).
Comercios en cuadro
Finalmente, los sectores comerciales que no pueden apostarlo todo al servicio online y el teletrabajo son los más afectados. “Hemos estado positivos 10 de 13 que estamos en la plantilla”, cuenta Andrea Olabarrieta, responsable de una farmacia en Bilbao. Tuvieron que reducir el horario de atención al público y pedir ayuda a familiares para la gestión de algunos pedidos, en pleno chaparrón navideño.
Las bajas ponen en jaque a empresas pequeñas y autónomos: operarios que ya no pueden hacer las visitas a domicilios que tenían programadas y bares que cuelgan el cartel de "cerrado" por cuarentenas. "El 20 % de la facturación total del comercio, la hostelería y los sectores que venden bienes y servicios se produce en las fiestas navideñas y, por lo tanto, el perjuicio económico es tremendo", lamenta Eduardo Abad, presidente de la Unión Profesional de Trabajadores Autónomos (UPTA).
Las empresas consolidadas, en cambio, tienen más cintura. La trabajadora de unos grandes almacenes reconoce que han estado “a tope”, entre las bajas por COVID, otras enfermedades y el aumento de las ventas, pero por el momento la campaña de Navidad ha salido adelante.
A pesar de los récords de contagios y una incidencia que roza los 2.500 casos por cada cien mil habitantes en las últimas dos semanas, el aumento de los permisos de incapacidad temporal no está siendo proporcional, si lo comparamos con otras olas. Según los datos preliminares del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, entre el día 1 y el 23 de diciembre se iniciaron 240.000 procesos, el triple que en noviembre. A falta de conocer el mes completo, la cifra aún estaba lejos de los más de 400.000 de julio, cuando se alcanzó el pico de la anterior ola, o de los 636.000 de enero de 2021.
La explicación puede estar en que las personas vacunadas ya no tienen que guardar cuarentena por ser contacto estrecho de un positivo, unos aislamientos preventivos que también se tramitan como bajas. Además, según Inclusión, los periodos de baja se han acortado en diciembre hasta una media de 9,96 días, frente a los 39 días de marzo de 2020. Un mayor conocimiento del tiempo infectivo del virus y la adopción del teletrabajo de más empresas lo han hecho posible.